¿Cómo se financia el califato islámico de Siria e Irak?

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Negociando en el mercado negro del petróleo, con la rapiña de los bienes de las minorías perseguidas, vendiendo chicas indefensas, viudas y huérfanas en el mercado de esclavos. (terrasanta.net) El último y terrorífico método de autofinanciación de los fundamentalistas se ha podido conocer gracias a la denuncia de Mohamad al Qusahi, responsable de la Media Luna roja de la llanura de Nínive. «Los milicianos del califato han detenido a decenas de familias de las minorías turkmena, yazidí y cristiana que esperaban embarcarse en un vuelo, en el aeropuerto de Tel Afar -cuenta Al Qusahi a la agencia de noticias en lengua árabe Niniwa Media, el pasado 7 de agosto-. Han asesinado a todos los hombres y después han tomado a las mujeres, llevándoselas a un lugar secreto para luego venderlas en el mercado de Mosul». Se trata de la «sabaya», término árabe que señala a la mujer como «botín de guerra», a abusar y vender en el mercado. Este inhumano método de financiación, que se ha puesto de modo estas últimas semanas junto al rapto de mujeres que se utilizan para satisfacer los deseos sexuales de los combatientes (suerte que habrían corrido al menos 400 mujeres de la minoría yazidí de la región de Sinyar, atacado el pasado 7 de agosto por los milicianos islamistas). Los pozoso petrolíferos, las refinerías y los oleoductos son también objetivos militares y fuente de ingresos importantes para los milicianos del califato. Según Rudaw, agencia de información curda, los fundamentalistas controlan hoy siete pozos petrolíferos y dos refinerías en el Norte de Irak, incluido el Curdistán. Se cree que, gracias a estas conquistas pueden vender 10.000 barriles al día, que equivalen a un beneficio diario de 12.000 dólares netos. Además, los milicianos controlan alrededor de 260 km del oleoducto que conecta Kirkuk con el puerto de Ceyhan, en Turquía. «Los islamistas venden a bajo precio el petróleo que circula por el oleoducto -explica Bewar Jinsi, de la Agencia de protección curda-. El equivalente a 40 camiones al día, o 10.000 barriles». Las conquistas petrolíferas de los islamistas incluyen los pozos de Gayaea (que pueden producir más de 20.000 barriles al día y donde la reserva estimada es de 20 billones de barriles); los yacimiento de Ayn Zala (entre 70 y 80 pozos, con una reserva total de 4 billones de barriles); los campos petrolíferos de Hayelan, en la provincia de Salahadín (con una capacidad de producción de 5.000 barriles al día y una reserva total de un billón de barriles). Los compradores de los yihadistas serían comerciantes curdos o árabes locales, especialmente iraquíes. «Camiones con matrícula iraquí llegan a los pozos petrolíferos de Deir Ezzor, en Siria, desde Irak, para cargar el petróleo y llevarlo al Irak occidental -ha declarado al periódico Al Arabiya el Observatorio sirio para los derechos humanos. Estos camiones pertenecen a un comerciante iraquí que vino a Siria a comprar petróleo en los yacimientos bajo control de los fundamentalistas». Cada barril de petróleo se vendo a los comerciantes iraquíes con un precio variable entre 20 y 40 dólares (muy barato, teniendo en cuenta que el coste de un barril en el mercado global está en torno a los 100 dólares). Además, los barriles de petróleo se venderían a la población autóctona a un precio comprendido entre los 12 y los 18 dólares, con la intención de asegurarse el favor y la simpatía de los locales. La venta en el mercado negro del petróleo es un sistema de financiación crucial para los fundamentalistas y el Consejo de Seguridad de la ONU ha adoptado, el pasado 28 de julio, una resolución comprar el petróleo de los grupos terroristas en Siria y en Irak. El Consejo ha puesto en guardia a los compradores, declarando que comprar a las organizaciones fundamentalistas implica graves sanciones porque equivale a financiar actividades terroristas. El Consejo ha invitado a todos los países a verificar que sus ciudadanos no estén implicados en actividades ilegales similares y a denunciar hechos de este tipo al Consejo de Seguridad. Otra gran ventaja económica para los simpatizantes del califato consiste en la apropiación de los bienes de los perseguidos por motivos religiosos o sociales. En el mes de julio, por ejemplo, la agencia curda Shafaq, ha publicado la noticia de que en Mosul, los fundamentalistas han empezado a distribuir 50 casas pertenecientes a familias turkmenas de religión chií (huidos por miedo a las represalias) a personas de la región de Diyala. Las familias de Diyala, que vivían en casas de alquiler, ahora puede disfrutar de apartamentos completamente gratuitos. Finalmente, otro de los sistemas de financiación utilizado por los terroristas es la colecta de fondos en los países islámicos, muy popular especialmente en la península arábiga (Catar, Arabia Saudí y Kuwait). El pasado 7 de agosto, el Departamento de Estado norteamericano informó de haber impuesto sanciones a tres ciudadanos de Kuwait acusados de desempeñar labores de financiación a favor de algunas organizaciones terroristas, entre ellas algunas milicias del califato islámico.

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