COMUNICADO DEL PONTIFICIO CONSEJO PARA LA JUSTICIA Y LA PAZ:
Ya nunca más esclavos, sino hermanos. Es éste el título del Mensaje para la 48ª Jornada Mundial de la Paz, la segunda del Papa Francisco.
Con frecuencia se piensa que la esclavitud sea un hecho que pertenece al pasado. Sin embargo, esta plaga social se encuentra fuertemente presente también en el mundo de hoy.
El Mensaje para el 1º de enero de 2014 estaba dedicado a la fraternidad: «La Fraternidad, fundamento y camino para la paz». El ser todos hijos de Dios hace, en efecto, a los seres humanos, hermanos y hermanas con igual dignidad.
La esclavitud hiere mortalmente dicha fraternidad universal y, por tanto, la paz. La paz, en efecto, tiene lugar cuando el ser humano reconoce, en el otro, un hermano que posee la misma dignidad.
En el mundo contemporáneo, son múltiples los abominables rostros de la esclavitud: el tráfico de seres humanos, la trata de los migrantes y de la prostitución, el trabajo esclavo, la explotación del hombre por el hombre, así como la mentalidad esclavista respecto de las mujeres y los niños.
Y sobre esta herida especulan vergonzosamente individuos y grupos aprovechando la situación causada por tantos conflictos en curso en el mundo, así como por el contexto de la crisis económica y de la corrupción.
¡La esclavitud es una terrible laceración abierta en el cuerpo de la sociedad contemporánea, es una gravísima herida en la carne de Cristo!
Para combatirla eficazmente, es necesario ante todo reconocer la inviolable dignidad de toda persona humana, además de mantener inamovible la referencia a la fraternidad, que requiere la superación de la desigualdad, en base a la cual un ser humano puede hacer esclavo a otro, y el consiguiente compromiso de proximidad y gratuidad a favor de un camino de liberación e inclusión para todos.
El objetivo es la construcción de una civilización fundada sobre la igual dignidad de todos los seres humanos, sin discriminación alguna. Para ello, es necesario también el compromiso de parte de los ámbitos de la información, de la educación, y de la cultura en favor de una sociedad renovada y configurada para la libertad, para la justicia y, por tanto, para la paz.
La Jornada mundial de la Paz ha sido deseada por Pablo VI y es celebrada cada año el primero de enero. El Mensaje del Santo Padre es enviado a las Cancillerías de todo el mundo e indica además la línea diplomática de la Santa Sede para el año que comienza.
(Oficina de Prensa de la Santa Sede).
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