«Espíritu Santo», ¿es o no es el nombre propio de alguna persona divina?

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Objeciones por las que parece que el nombre Espíritu Santo no es el nombre propio de alguna persona divina:
1. Ningún nombre común a las tres personas es propio de alguna en particular, pero el nombre Espíritu Santo es común a las tres personas. Pues Hilario, en el VIII De Trin.muestra cómo algunas veces en el nombre Espíritu Santo está indicado el Padre; por ejemplo: el Espíritu del Señor está sobre Mí (Lc 4,18). Otras veces, está indicado el Hijo; por ejemplo, dice el Hijo: Echo demonios con el espíritu de Dios (Mt 12,28), demostrando que echa demonios con el poder de su naturaleza. Otras veces, está indicado el Espíritu Santo: Derramaré mi Espíritu sobre todos (Act 2,17). Por lo tanto, el nombre Espíritu Santo no es propio de alguna persona en particular.
2. Los nombres de las personas divinas indican relación, como dice Boecio en el libroDe Trin. Pero el nombre Espíritu Santo no indica relación. Por lo tanto, no es el nombre propio de la persona divina.
3. Porque Hijo es el nombre de alguna persona divina, no puede decirse hijo de éste o de aquél. Pero sí se dice Espíritu de éste o de aquel hombre. Está escrito en Núm. 11,17: Dijo el Señor a Moisés: Tomaré tu espíritu y se lo daré a ellos. Y en 2 Re 2,15: El Espíritu de Elias se posó sobre Eliseo. Por lo tanto, Espíritu Santo no parece ser el nombre propio de alguna persona divina.
Contra esto: está lo que se dice en 1 Jn 5,7: Tres son los que dan testimonio en el cielo: El Padre, la Palabra y el Espíritu Santo. Y Agustín dice en VII De Trin.Al preguntar ¿Qué tres?, respondemos: Tres personas. Luego Espíritu Santo es el nombre de la persona divina.
Respondo: En Dios, dos son las procesiones. Una de ellas, la procesión por amor, no tiene nombre, como ya se dijo (q.27 a.4 ad 3). Por eso, y como también dijimos (q.28 a.4), las relaciones derivadas de esta procesión no tienen nombre. Por lo cual y por lo mismo, la persona que resulta de dicha procesión tampoco tiene nombre propio. Pero, así como por el uso del lenguaje encontramos algunos nombres que aplicamos para indicar tales relaciones, como procesión y espiración, los cuales, por su concreto significado, parecen los más apropiados para indicar tanto los actos nocionales como las procesiones, así también, para indicar la persona divina resultante de la procesión por amor, por el uso que hace la Escritura, se ha encontrado, como nombre más apropiado, el de Espíritu Santo.La conveniencia de este nombre puede fundamentarse en dos razones. 1) La primera,por la misma realidad común que implica el mismo Espíritu Santo. Pues dice Agustín en el XV De Trin.: (El Espíritu Santo) es común a ambos: y tiene como nombre propio lo que es común a los dos: Pues el Padre es Espíritu y el Hijo es Espíritu: y el Padre es Santo y Santo es el Hijo. 2) La segunda, por su misma significación. Pues en las cosas corpóreas la palabra espíritu parece indicar cierto impulso y moción. De hecho, al aire espirado y al viento los llamamos espíritu. Por lo tanto, es propio del amor, que mueve e impulsa la voluntad del que ama hacia lo amado. Por otra parte, la santidad se atribuye a aquello que está ordenado a Dios. Así, pues, porque la persona divina procede por amor con el mismo con que Dios es amado, es adecuado que sea llamada Espíritu Santo.
A las objeciones:
1. Lo que se denomina espíritu santo, en cuanto al contenido respectivo de las dos palabras, es común a toda la Trinidad. Porque con el nombre espíritu se indica la inmaterialidad de la sustancia divina; pues el aliento corpóreo es invisible teniendo muy poco de material; de ahí que este nombre lo atribuyamos a todas las sustancias inmateriales e invisibles. Al decir santo, se está indicando la pureza de la bondad divina. Por lo tanto, si Espíritu Santo se toma como un único nombre, entonces vemos cómo la Iglesia lo ha encontrado apropiado para indicar, por la razón aducida, una de las tres personas divinas, la que procede por amor.
2. Aun cuando Espíritu Santo no indica relación, está puesto como relativo, en cuanto que es adecuado para indicar aquella persona que se distingue de las demás sólo por la relación. Sin embargo, también puede ser entendido como relación, si espíritu se toma como espirado.
3. En el nombre del Hijo, está comprendida la única relación con el principio de quien emana: pero en el nombre del Padre está comprendida la relación del principio; lo mismo cabe decir del nombre Espíritu en cuanto que implica cierta fuerza impulsora. Por otra parte, a ninguna criatura le corresponde ser principio respecto de alguna persona divina, pero sí al revés. De este modo, se puede decir Padre nuestro y Espíritu nuestro;sin embargo, no se puede decir Hijo nuestro.

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