Virgen de Guía (Córdoba)

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Viegen de Guia 2Por un hermoso paseo de poco más de 700 mtrs., Villanueva del Duque se une con la Ermita de Ntra. Sra. la Virgen de Guía, Patrona de la Localidad, y a la que otros cuatro pueblos del Valle de los Pedroches, también rinden especial  devoción, a saber, Alcaracejos, Dos Torres,  Fuente la Lancha e Hinojosa del Duque, y que siguiendo una tradición inmemorial, se reparten su custodia durante un tiempo concreto del año, en el que la Virgen es trasladada a cada una de sus localidades. La Ermita de la Virgen de Guía, es de la segunda mitad del Siglo XIII, y cuenta con unas pinturas al fresco en su presbiterio, que la hacen única en nuestra Comarca. En su sobria fachada, lo primero que encontramos, es un rosetón de piedra de granito, de una sola pieza, del año 1.992, que  es copia del ubicado en el ábside. La puerta principal, del año 1.696, costeada por los pueblos de Alcaracejos, Dos Torres y Villanueva del Duque, está enmarcada por un arco escarzano rebajado, rematado por un alfiz, tan característico al estilo arquitectónico de la época de los Reyes Católicos, que da acceso al interior de la ermita, de tres naves, la central más ancha y elevada que las laterales, con techumbre de madera, a dos aguas, que sustituyó al artesonado que se hundió en el año 1.882, sostenida  por ocho columnas cilíndricas, cuatro de ellas adosadas a la pared, con capiteles ochavados, que sostienen los arcos apuntados de sección poligonal. Delimitada la capilla mayor de la nave central por un gran arco de triunfo, se levanta una impresionante reja de 1.587, costeada por el pueblo de Torremilano,(actual Dos Torres) a la que se le añadió en 1.759 el cerramiento superior, hoy eliminado, donación de  Alcaracejos. En la mesa de altar, de estilo neogótico, se representan en diferentes cuadros misterios de nuestra fe en los que la Virgen María estuvo presente, es una magnífica obra de Eduardo Coronas Franco. También es de destacar la hermosa columna-sagrario, que al igual que el citado rosetón de la fachada, es obra del artista local, Francisco Cabanillas, y que sostiene la imagen de la Virgen de Guía, talla policromada del año 1.956, que de manera continua permanece en la Ermita, y que es obra de José Herruzo Álamo, al estilo de la talla medieval encontrada en la propia Ermita. Las pinturas renacentistas con la técnica del temple al huevo, recientemente restauradas en el año 2.001, cubren paredes, zócalos y cascos de la bóveda gótica de crucería del altar mayor. Toda la decoración pictórica, forma un gran conjunto con vistosas flores de lis, rosetas y figuras geométricas, que alcanzan hasta los citados cascos  en los que se representan cada uno de los Cuatro Evangelistas, de medio cuerpo, con sus respectivos símbolos, dentro de una orla  llamada de pergamino  o servilleta. El muro frontal, está dedicado al Dogma de la Asunción de la Santísima Virgen María al Cielo, adelantado por la devovión popular en nuestras pinturas, y que no sería definido como tal  hasta el año 1.950 por el Papa Pío XII, asistida por seis ángeles, tras salir de su sepulcro, y a la Coronación de Reina por Dios Padre, que le ciñe la corona real, con la presencia de los Doce Apóstoles, cada uno de ellos indentificado con su nombre en la aureola. En la esquina superior derecha, la Jerusalén Celestial, y en la opuesta, el apóstol Tomás, que sostiene el cíngulo que la Virgen le ha dejado como testigo en su Asunción, según relato del Evangelio Apócrifo del Tránsito de la Bienaventurada Virgen María, narración falsamente atribuida a José de Arimatea. En el lado del Evangelio, es decir en la parte izquierda del presbiterio, observamos en el centro los Desposorios místicos de los padres de la Virgen, San Joaquín y Santa Ana,  por un ángel que les impone las manos sobres sus cabezas, en presencia del Espíritu Santo. A sus lados, en latín, con artísticas cartelas, ambos textos procedentes del Antiguo Testamento, concretamente del libro del Eclesiástico y en la parte central superior, la frase  Ave María, en un óvalo. En el lado de la Epístola, correspondiente a la parte derecha, el cuadro central está dedicado a la Anunciación del Arcángel Gabriel a la Virgen, con otras dos cartelas con citas del profeta  Isaías, y del evangelista San Lucas. La cartela superior central, tiene la frase  Sin Pecado Concebida. Las naves laterales de la Ermita, construidas en 1.660, están dedicadas, la de la derecha al Santísimo Cristo de la Piedad, gracias  a los donativos de los vecinos de los pueblos que veneran a la Virgen, y la de la izquierda al Patrón de Villanueva del Duque, San Jacinto. En 1.950, se repone una espléndida talla policromada del Santísimo Cristo de la Piedad, al ser destrozada la anterior imagen gótica durante la Guerra Civil, para capilla que se construyó junto a la mayor.  De la primitiva, sólo se conserva la cabeza del Crucificado. Adosado a la primera columna de la izquierda, se levanta el sencillo púlpito del año 1.677, con base circular de piedra de granito, con una barandilla de hierro, sostenida por una columna cilíndrica de capitel esquinado con forma de rudos animales. Durante las obras de acondicionamiento de solería y restauración, de 1.955, se encontraron tabicadas sobre el vano de la puerta sur, un total de seis Tallas de módulo mediano, con restos de policromía y mutiladas, correspondientes a la segunda mitad del Siglo XIII, con influencia de la iconografía vasco-navarra y leonesa. Dado su enorme valor artístico, pasaron a formar parte de los fondos expuestos del Museo Diocesano de Córdoba en 1.981.  A finales de 2.012, la experta en Bienes Culturales, Marina Ruíz, restauró las citadas Tallas, para pasar a formar parte del Museo Parroquial de San Mateo Apóstol y Evangelista, en donde se pueden admirar con casi su esplendor original, Con actitud erguida, y sin apenas rasgos emocionales, las tallas representan a: San Mateo Apóstol; San Juan Bautista; Santa Lucía; San Blas; Virgen de Guía (restaurada en el Museo Nacional del Prado tras ser descubierta) y la Virgen Niña. En el año 2.001, una escuela taller del Ayuntamiento de Villanueva del Duque, realizó una réplica de las mencionadas tallas, para que los vecinos las apreciasen con sus atributos y características completas, propias de su iconografía religiosa, expuestas en sus dependencias. La primitiva Imagen de la Virgen de Guía, que era  de plata, pertenecía al modelo de “socia belli”, es decir, compañera de las batallas, modelo de imágenes de la Virgen adaptadas tanto por su tamaño como por su forma, para ser transportadas en el arzón de la silla de montar durante las numerosas contiendas bélicas a las que los caballeros acudían en la Reconquista. Este detalle lo describe el Padre Juan Ruiz de Viana, Provincial de los PP. Carmelitas Calzados de Andalucía, natural de Hinojosa del Duque, que conoció la Imagen y nos dice: “ La Imagen de Ntra. Sra., que en la ermita se venera con especial devoción, es una pequeña estatuita, encerrada en una caja metálica con argollas propia para ser cogida al arzón de una silla de montar. Este precioso objeto de arte patrio, tanto más interesante, cuanto son escasísimas estas estatuitas de arzón de las que se conocen nada más que ésta, y la de Fernán González, propiedad de los Duques de Mompesier, y la Virgen de las Batallas, que fue de San Fernando”. La Virgen de Guía, en el tiempo en el que permanecía en Hinojosa del Duque, y coincidiendo con el estallido de la Guerra Civil, se perdió, por lo que hubo de sustituirla por una nueva, con características similares a ella. Así, la Imagen que hoy se venera, de manera supracomunal, es una talla de madera de pino, de unos 25 cnts. de altura, que sostiene de pie al Niño Jesús, sobre su rodilla derecha, obra de Ignacio Gómez Gil, vecino de Hinojosa del Duque, que había preparado para su devoción particular tras finalizar la guerra, y que el párroco de Villanueva del Duque le adquirió a la familia en el año 1.939, habiéndola de terminar y dorar en Córdoba, el escultor Díaz Peno. Son varias las hipótesis que nos relatan la aparición de la Santísima Virgen, así como del porqué se levantó en éste lugar su Ermita. De todas ellas, la que históricamente tiene más sentido, es la conocida como la de los Tres Caballeros en la que relata que acabada la Reconquista, allá por los años de 1.115 en este Valle de los Pedroches, reinando el rey Alfonso VII “ El Emperador”, o una vez ya concluida esta, en el reinado de Fernando III “El Santo”, los citados caballeros, de Alcaracejos, Hinojosa del Duque y Dos Torres, decidieron antes de despedirse, levantar una Ermita a la Virgen, como muestra de agradecimiento por haberlos protegido durante la contienda, y a donde  acudirían en tiempo concreto del año a rendirle especial culto. Este  lugar, era  cruce de  caminos de Córdoba a Toledo y Mérida. Por entonces, fundan en sus respectivos pueblos Hermandades o Cofradías con reminiscencias religioso-militares en sus ritos, que han perdurado hasta nuestro días. Villanueva del Duque se siente privilegiada por tener en su término la casa de nuestra Madre, con tantos años de historia y devoción, mantenida a través de las generaciones.

José  Caballero  Navas

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