Elías Yanes: «La existencia del diablo es un dato de importancia relativa»

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Mons. Elías Yanes, quien fuera presidente de la Conferencia Episcopal y arzobispo de Zaragoza nos recibe en su apartamento en Zaragoza para hacer balance de su experiencia pastoral.

La única condición que puso Elías Yanes para ser entrevistado por Infovaticana fue poder revisar y editar luego el texto, y vaya si lo hizo…

Por empezar desde los orígenes… ¿Podría contarnos cómo surgió su vocación al sacerdocio?

Yo tendría unos 12 años cuando el párroco de la parroquia del Salvador de Santa Cruz de la Palma (isla de la Palma, provincia de Tenerife) me lo planteó y yo acepté sin más.

O sea que fue una vocación “exógena”…

En aquellos años era normal que hubiera vocaciones de niños, surgidas en el ambiente familiar. De mis padres recibí desde la infancia el impacto positivo de una conducta ejemplar.   Aunque mi primera vocación surgió en la infancia, ingresé en el Seminario de La Laguna más tarde hacia los 17 años de edad, después de haber cursado en el Instituto algunos cursos de Bachillerato. Mi vocación surgió especialmente en el ambiente comunitario  de la parroquia, en el contacto con mis catequistas adultos, en la devoción a la Virgen María y en la adoración al Santísimo Sacramento. Después fue madurando en otros contextos de aspirantes y jóvenes de Acción Católica. Tuvo en mi caso especial influjo positivo la conducta ejemplar y la atención pastoral de algunos sacerdotes.

¿Y luego esa vocación cómo madura?

Tengo que decir que gracias a Dios nunca he dudado de mi vocación, otra cosa es si he sido consecuente o no con ella. Pero sabía que Dios me llamaba al sacerdocio. Nunca lo he dudado. En mi caso es patente la gracia de Dios. La vocación madura al mismo tiempo que la vida de fe, participando de la vida de la comunidad creyente, en una dialéctica de llamada de Dios y libre respuesta nuestra.

¿Cómo es el día a día de un Arzobispo emérito?

Un día normal, aparte del tiempo dedicado a la oración o la atención a las visitas, dedico mi tiempo al estudio y a la redacción de textos para conferencias y otras publicaciones. Ahora estoy muy comprometido con la elaboración de un “Itinerario de formación cristiana de adultos” del cual se han publicado ya seis volúmenes por la editorial de la Conferencia Episcopal; el primero propone la metodología para las reuniones de grupo;  de séptimo volumen está ya en imprenta. Es un trabajo realizado por distintos equipos de expertos, con experiencia, procedentes de toda España. Tengo encomendada la dirección y coordinación. Esto me exige muchos viajes, conferencias, reuniones, etc.

¿Qué es un plan de formación para laicos?

El plan indicado nació de una reflexión compartida con unas treinta personas (seglares y sacerdotes) propuestas por la Acción Católica  sobre la necesidad de un plan de formación para laicos, bien de aquellos que son miembros de alguna asociación o movimiento de laicos católicos, o simplemente para  grupos que se constituyen en las parroquias o en otras áreas. Actualmente el desarrollo de este proyecto depende de la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar. Lo están siguiendo más de dos mil personas adultas en un buen número de Diócesis españolas. En cada una de ellas lo sigue de cerca el Delgado de Apostolado Seglar, u otra persona designada para ello, siempre de acuerdo con  el Obispo.  Todos estos colaboradores comparten la convicción de que en  España hoy la Iglesia no puede realizar una plena acción evangelizadora si no hay grupos de seglares con una formación  cristiana integral adecuada. Esta formación supone ante todo una conversión personal a una vida de fe.

¿Cuál es su contenido? 

En  el desarrollo de cada tema  hay páginas con textos bíblicos para meditar y orar, citas del Catecismo de la Iglesia Católica y del Concilio Vaticano II, y de otros textos del Magisterio de la Iglesia, desarrollo doctrinal con un lenguaje y una pedagogía bien pensadas, dentro de una teología actualizada y en plena comunión eclesial, propuestas de resúmenes, y sugerencias para llevar todo esto a la vida práctica según la metodología del Ver-Juzgar- Actuar recomendada por el documento  conciliar Apostolicam actuositatem  en los apartados referidos a la formación de los cristianos. A lo largo de toda la exposición aparece, desde distintos ángulos, lo más nuclear del Mensaje: Cristo te ama, Dios te ama. El proyecto abarca 100 temas, de los cuales ya están publicados o en imprenta la mitad. Lo más importante no es lo que cada uno pueda aprender, sino la repuesta que cada uno vaya dando a la llamada de Dios.

Usted es especialista en catequética…

Yo he trabajado especialmente en catequesis y en apostolado seglar. El citado plan de formación une las dos cosas: porque es para formación de laicos adultos que al mismo tiempo les capacita y les mueve a ser misioneros en la sociedad en que viven. Tengo el convencimiento de que además del testimonio personal de vida, es fundamental que los laicos cristianos tengan la preparación que les da la capacidad de dialogar sin complejos, sobre la fe, con los demás laicos en sus ambientes de trabajo o en otros lugares. Para eso hace falta tener una fe viva y preparación para transmitir el Mensaje cristiano.

¿Cómo se logra esta formación?

Esta formación no se logra sin oración personal, lecturas, especialmente del Nuevo Testamento, y encuentros que ayuden a las personas a prepararse y a descubrir cómo y dónde pueden actuar en el día a día de su vida. Doy por supuesto que esta preparación se puede ofrecer no sólo a personas con altos niveles académicos, sino también a gentes que no han hecho esos estudios. El ama de casa que va todos  los días al mercado y que administra la economía de su casa, aunque no tenga muchos estudios, tonta no es. Tiene capacidad de alcanzar una preparación adecuada para seguir este plan de formación, si se le ayuda. La experiencia demuestra que esto es posible. Y deseable.

El déficit de formación que tenemos los laicos… ¿es responsabilidad nuestra o hay culpa de los pastores?

Es responsabilidad de todos, pero primero hace falta motivar esa formación, darse cuenta de que si yo quiero cumplir con mi misión como cristiano   en la sociedad actual, no basta con tener buenos deseos, sino que tengo que tomar  la decisión de prepararme para ser capaz de dar razón de mi fe en mi medio ambiente. Uno no nace con esta formación, hay que adquirirla no sin esfuerzo. Hay gente que piensa que para un trabajo profesional hay que esforzarse y estudiar en serio, y que en cambio  para vivir como cristianos capaces de evangelizar no. En el mundo actual un cristiano laico no puede dar razón de su fe en la sociedad sin tener una preparación, y la preparación no tiene más que un secreto, y es que requiere esfuerzo. No se ha inventado todavía un procedimiento para formarse sin esfuerzo, y con un esfuerzo metódico y continuado. Según la capacidad de cada uno. Ahí es donde se enmarca este proyecto.

Decía usted en 1978 que todo Estado, incluso el más democrático, encierra una peligrosa tendencia a constituirse en organizador universal de toda la vida del hombre. Parece que su profecía se está cumpliendo…

Se advierte una tendencia creciente a que el Estado quiera ocupar todos los  espacios y justamente una de las posiciones del pensamiento social de la Iglesia es que la actuación del Estado sea la mínima necesaria, que no intervenga en lo que puede sino en lo que debe, y que todo aquello que puedan hacer instancias intermedias se promueva. De lo contrario  la sociedad civil deja de existir como protagonista. Eso también exige que haya instrumentos para canalizar la acción social, hace falta que las personas estén asociadas, agrupadas… Necesitamos muchas asociaciones que no sean simple prolongación de los partidos políticos.  Participar activamente en una asociación exige dedicarle el tiempo suficiente, renunciar a otras cosas, disponer de recursos…

¿Cómo se puede lograr este protagonismo de cada comunidad humana?

Es preciso despertar el sentido de la responsabilidad  social de todos. Siguen siendo válidos para hoy algunas de las orientaciones del Beato Juan XXIII:

Decía éI en la Enc. Pacem in terris: “El orden vigente en la sociedad es todo él de naturaleza espiritual. Porque se funda en la verdad, debe practicarse según los preceptos de la justicia, exige ser vivificado y completado por el amor mutuo, y, por último, respetando íntegramente la libertad, ha de ajustarse a una igualdad cada día más humana”.

Cada miembro de la sociedad humana “ha de sentirse cada día más inclinado  a compartir con los demás lo mejor de sí mismo” (n.36-37).

“Quienes al reivindicar sus derechos, olvidan por completo sus deberes o no les dan la importancia debida, se asemejan a los que derriban con una mano lo que construyen con la otra” (n.30). Y en la Enc. Mater et Magistra: “Con el pretexto de lo mejor, no se descuiden de realizar el bien que es posible y, por tanto obligatorio” (n.238).

Pero pareciera que la Iglesia en España ha renunciado a ser un cuerpo intermedio y ha aceptado más bien un papel institucional…

En otras épocas la cultura cristiana, heredada de siglos pasados, penetraba en la vida personal y social de la mayor parte de la sociedad española. Esta situación ha cambiado radicalmente.

El Papa  Pablo VI afirmó en 1975, que la “ruptura entre Evangelio y cultura es sin duda alguna el drama de nuestro tiempo”. Actualmente, en 2014, el distanciamiento entre Evangelio y cultura sigue siendo el drama de nuestro mundo. Esta escisión rompe la unidad interior del hombre y enfrenta entre sí a creyentes y no creyentes.

El mundo del laicismo, por fidelidad al hombre tiene que revisar sus posiciones y rebajar la dureza de su rechazo de la religión como incompatible con el progreso del hombre; nosotros los cristianos tenemos que hacer todo lo posible por vivir y ofrecer la fe manifestando su apertura leal a la verdad y al bien del hombre, que no es sino manifestar la voluntad amorosa de Dios hacia todos los hombres y hacia todo lo verdaderamente humano.

En fechas recientes he podido asistir a un diálogo entre científicos de alto nivel, mostrando que la ciencia más rigurosa no se opone a la afirmación de Dios. A veces la pretendida oposición a la fe se da en algunas formas de filosofía de la ciencia, pero no en la ciencia estricta. La filosofía es un campo propio del pensamiento, distinto del científico y del religioso, como ha mostrado Agustín Udías Vallina en la obra “Ciencia y Religión, dos visiones del mundo” (2009).

¿Cómo ve la Iglesia en España? ¿Estamos en un buen momento histórico?

Hay que distinguir lo que de la Iglesia aparece en los medios de comunicación, que depende de los que controlan los medios, de la vida real de la Iglesia,  y en este sentido creo que es verdad que por una parte se ha producido un proceso de secularización, y ciertamente hay mucha gente que ha abandonado su fe de la infancia.

Pero al mismo tiempo en todas las parroquias y comunidades hay grupos de personas que se comprometen seriamente en servir a la misión de la Iglesia, en actividades pastorales, en el servicio a los pobres, a los enfermos, a los marginados, además del testimonio personal y en su vida  de familia o en su trabajo profesional. Esto se logra más fácilmente en la medida en que se promueve una vida asociativa, con propósito de adquirir en cada caso  la formación más conveniente.

O sea que cree que tenemos una Iglesia viva en España…

Creo que más que lo que parece. No solamente está viva cuando hay grandes concentraciones o manifestaciones públicas. También el día a día en cada comunidad cristiana. Yo viajo bastante por toda la Península y en todas partes encuentro grupos de laicos cristianos y familias, asociaciones, que están muy vivas, en su conciencia de pertenencia a la Iglesia, aunque no den titulares…

Bueno, el otro día veíamos los datos de recaudación del IRPF, según los cuales solamente el 34% marca la X en la casilla de la Iglesia, y no parecen esperanzadores…

Es la falta de responsabilidad. El católico medio español no tiene conciencia de que él debe dedicar una parte de sus ingresos a sostener a la Iglesia. En muchos países está conseguido pero aquí no, son herencias de épocas anteriores en que eso estaba resuelto por otra vía.

Pero lo que es evidente que ese sistema de financiación les exigía menos trabajo a ustedes, los obispos, y se sentían cómodos con él…

Educar a las personas en  el deber que cada uno tiene que sostener a la Iglesia con una parte de sus ingresos, según sus posibilidades es una tarea pendiente. En las reuniones de la Conferencia Episcopal se nos informa cada año ampliamente. La mayor y mejor información  suscita poco a poco un sentido de mayor responsabilidad sobre estos aspectos, en cada comunidad cristiana.

¿Es España una excepción respecto a otros países?…

Cada país tiene su propia historia.  Es diferente en este tema la situación de Francia, Italia, Alemania  y España. En nuestro país, en la mayor parte de las diócesis se han dado pasos importantes en los últimos veinte años. Pero todavía nos queda mucho por hacer, para lograr que cada cristiano tenga una conciencia más clara de su deber de colaborar en el sostenimiento económico de la Iglesia. No es que esa aportación tenga que ser la única fuente de ingresos. La Iglesia presta un gran servicio a la sociedad y en ese sentido está más que justificado que  como otras instituciones, cuente con un apoyo especial por parte del Estado.

Por cambiar de asunto, el Papa habla con mucha frecuencia del diablo, de sus tretas y sus maniobras ¿Cuál cree que es el mayor logro del diablo en la sociedad actual?

No tengo la impresión de que el Papa hable con “mucha frecuencia” del diablo. La existencia del diablo es un dato, de importancia relativa. En la Biblia la existencia del diablo está claramente afirmada. El Concilio Vaticano II interpreta la muerte y resurrección de Cristo como destrucción del “poder” de Satanás sobre el hombre. Así lo dice, por ejemplo, en la Constitución Gaudium et Spes n.2, 13, 22. Pero la acción del diablo no suprime ni limita la responsabilidad del hombre.

En todos los documentos del Concilio Vaticano II se presenta de modo prevalente y positivo el Mensaje cristiano, es decir el misterio de Cristo,   y con frecuencia se denuncian los pecados que se oponen a este Mensaje, tanto en la conducta de individuos como de los grupos sociales, estructuras sociales. Ninguno de nosotros puede sentirse ajeno a estas realidades. Nuestra fe en el misterio del amor de Dios manifestado en Cristo, debe ir unida al reconocimiento de nuestra condición de pecadores y a nuestra confianza en la Misericordia de Dios. Apoyados en Cristo combatimos el pecado y el influjo del diablo.

El Papa ha convocado un sínodo extraordinario para tratar la pastoral familiar. ¿Cuáles cree que deberían ser los pasos a dar en la atención pastoral a las personas en situaciones irreversibles?

No sé exactamente  cómo están los preparativos para este Sínodo. Pero es indudable que la Asamblea sinodal recogerá el diagnóstico que en cada país pueda hacer la Iglesia y otras instituciones  y asociaciones. A la vista de este diagnóstico tratará de ver qué posibilidades hay de ayudar a la familia, lo cual también significa y lleva consigo exigencias educativas importantes, desde la relación padres e hijos hasta la educación de los jóvenes y la preparación de los jóvenes para el matrimonio. Hay muchos  aspectos y todos ellos implican procesos educativos.

¿Qué opina de las palabras del Papa Francisco en las que critica el «carrerismo» en la Iglesia, el querer utilizar una diócesis pequeña para acceder a otra más grande?

Él tendrá delante seguramente situaciones que él conoce, y se referirá a ellas. Es un gran servicio a la Iglesia que se hable de estos temas. En definitiva el tener una condición de ser cardenal u obispo o sacerdote no nos libra de la condición de pecadores y estamos llamados a la conversión y a la vigilancia. Consentir en la tentación aludida hace mucho daño a la Iglesia.

Hay que recordar que lo malo no es la tentación, que todos podemos sentir, lo malo es consentir en ella.

Cuando llegó a Zaragoza dijo que las apariciones del Pilar eran una leyenda…

Las leyendas también son hechos históricos. Con frecuencia en las leyendas se mezclan también aspectos esenciales de la fe cristiana.   A mí me basta con saber que hay una protección especial de la Virgen para nuestra Iglesia de Zaragoza. La tradición sobre la Virgen del Pilar no es una revelación de fe, y se puede lícitamente no creer en esta tradición. Pero tampoco faltan razones para aceptarla.  Estas tradiciones y  no sólo la del Pilar, sino las que se han dado en la historia de la Iglesia y en todos los países de fe cristiana, fomentan el amor y la devoción a la Virgen y la renovación de la vida cristiana. Y eso es importante.

El Papa Juan Pablo II lo tuvo en cuenta  en sus numerosos viajes en todo el mundo. Recordemos los viajes de Juan Pablo II y Benedicto XVI a Fátima o a Lourdes. Recordemos los discursos de Juan Pablo II en sus visitas a Zaragoza. Quiero mencionar especialmente la homilía de Juan Pablo II en su visita al santuario de la Virgen del Rocío en Huelva. En todos ellos el Papa se centra en el misterio de María tal como se nos ofrece en la revelación divina. Lo que nos dice la  palabra de Dios sobre la Virgen María pertenece al ámbito de la fe cristiana y es de suma importancia para la vida del cristiano.

María es como es y hace lo que hace porque es la madre de Jesús, el Verbo de Dios hecho hombre, que vino al mundo para librarnos del pecado y conducirnos hasta la morada de Dios. Recomiendo el pequeño libro del Cardenal Don Fernando Sebastián, titulado “María, Madre de Jesús  y Madre nuestra”.

¿Se puede votar a un partido que despenaliza el aborto?

El Papa Juan Pablo II se pronunció muchas veces en distintos documentos. sobre el aborto voluntario. Con especial solemnidad en la Encíclica Evangelium vitae, del 25 de marzo de 1995:

A) “Declaro que el aborto directo, es decir, querido como fin o como medio, es siempre un desorden moral grave, en cuanto eliminación deliberada de un ser humano inocente. Esta doctrina se fundamenta en la ley natural y en la Palabra de Dios escrita; es transmitida por la Tradición de la Iglesia y enseñada por el Magisterio ordinario y universal.

Ninguna circunstancia, ninguna finalidad, ninguna ley del mundo podrá jamás hacer lícito un acto que es intrínsecamente ilícito, por ser contrario a la Ley de Dios, escrita en el corazón de cada hombre, reconocible por la misma razón y proclamada por la Iglesia” (n. 62)

B) “Un problema concreto de conciencia podría darse en los casos en que un voto parlamentario resultase determinante para favorecer una ley más restrictiva, es decir, dirigida a restringir el número de abortos autorizados, como alternativa a otra ley más permisiva ya en vigor o en fase de votación… Cuando no sea posible evitar o abrogar completamente una ley abortista, un parlamentario, cuya absoluta oposición personal al aborto sea clara y notoria a todos, puede lícitamente ofrecer su apoyo a propuestas encaminadas a limitar los daños de esa ley y disminuir así los efectos negativos en el ámbito de la cultura y de la moralidad pública. En efecto, obrando de este modo no se presta colaboración a una ley injusta; antes bien se realiza un intento legítimo y obligado de limitar sus aspectos inicuos” (n.73).

¿Qué cambiaría de la Iglesia?

La Iglesia está compuesta por pecadores, y los pecados a veces no son individuales sino colectivos, y eso exige conversión, y no solamente conversión moral sino que a veces hacen falta reformas legislativas o de otro tipo. Otras veces no se trata de pecados sino de errores, porque los hombres somos limitados en muchos aspectos. De esto ha hablado el Concilio Vaticano II:

– “La Iglesia, peregrina en este mundo, es llamada por Cristo a esta reforma permanente de la que ella, como institución terrena y humana, necesita continuamente” (UR 6).

-“La Iglesia, abrazando en su seno a los pecadores, es a la vez santa y siempre necesitada de purificación, y busca sin cesar la conversión y la renovación” (LG 8).

-“La Iglesia continúa su peregrinación  ‘en medio de las persecuciones del mundo y de los consuelos de Dios”, anunciando la cruz y la muerte del Señor hasta que vuelva (cf 1 Cor 11,26).

-Se siente fortalecida con la fuera del Señor resucitado para poder superar con paciencia y amor todos los sufrimientos y dificultades, tanto interiores como exteriores, y revelar en el mundo el misterio de Cristo, aunque bajo sombras, sin embargo con fidelidad hasta que al final se manifieste a plena luz” (LG 8).

“…permanece como esposa digna de su Señor hasta que por la cruz llegue a la luz sin ocaso” (LG 9)

Pero a pesar de todo, Cristo resucitado está presente en su Iglesia,  en todos los fieles, comunicando  incesantemente su Espíritu para llevarnos a la plena comunión con Dios Padre.

¿Cómo valora la renuncia de Benedicto XVI? ¿Le sorprendió?

No me sorprendió nada, dada la categoría que yo reconocía en él desde que le conocí antes de que fuera el Papa. Benedicto era capaz de eso y de más. Es admirable la humildad, la serenidad y la la valentía con la que abordó los problemas que se presentaron en su pontificado; no eludió ninguno, se situó ante ellos, buscando siempre la verdad y el amor.

Para mí Benedicto XVI ha sido un Papa ejemplar y ahora la renuncia es un testimonio que abre caminos a la Iglesia que hasta ahora no se habían abierto. Dado que cada vez más la edad de los seres humanos se prolonga, tiene que haber periodos en que la persona que tiene a su cargo una responsabilidad tan extensa y tan intensa se vea desbordada y sienta la responsabilidad de no poder continuar. Que él haya dado ese paso me parece ejemplar.

Quiero indicar además que a mi parecer en toda la historia de la Iglesia no hemos tenido un Papa de tan extensa y profunda cultura. Véase por ejemplo un escrito suyo publicado en “Ecclesia”  (23 de noviembre de 2013, pág. 31.)

¿Conocía al Papa Francisco como cardenal?

Sí, por eso me invitó a verle. Un día me llamaron por teléfono y cuando cojo me dicen “mire, le habla el secretario del Papa”. Yo le conocía porque había estado en España dando los Ejercicios espirituales a los obispos en 2006.

Me pidió que fuera a verle y estuvimos cerca de una hora hablando. Lo más impresionante es que al final cuando terminamos la entrevista llama al secretario y le dice “este señor Arzobispo  ha venido aquí porque yo le he llamado. Páguele el viaje”. Sorprendido  le digo “pero si yo vengo a Roma para muchas cosas”, y no hubo manera…

Me encanta lo que está haciendo.

¿Y está informado sobre la Iglesia española?

Sí… tengo la impresión de que el Papa está muy bien informado.

¿Y quién informa al Papa sobre la Iglesia en España?

Los obispos,  el Nuncio  y otras personas. En mi entrevista con él tuve la impresión de que es un hombre bien informado, dispuesto a escuchar,  muy decidido, pero prudente. Con grandes dotes de comunicación, como es obvio, siempre muy cercano a la gente más sencilla. Pensando siempre en las “periferias” como dice él: los más pobres, los que no tienen fe. Es sin duda un gran don de Dios a su Iglesia.