Hemos entrevistado a don Esteban Escudero, obispo de Palencia desde julio de 2010. Hasta ese momento era obispo auxiliar de Valencia, diócesis en la que nació. Aunque iba para ingeniero, sintió la llamada de Dios antes de la universidad y sus planes cambiaron. En esta entrevista conocemos un poco más a otro pastor de la Iglesia en España.
Quería empezar preguntándole acerca de la maravillosa iniciativa que puso en marcha en su diócesis, al poner a disposición de los fieles un confesor durante todo el día en una de sus iglesias ¿Podría explicarnos en que consiste?
Es una oportunidad que tienen los fieles para, en cualquier momento y a cualquier hora, tener acceso a un confesor. Pero no solamente a un confesor, sino también a una persona que además de confesar pueda ejercer de padre espiritual. Hay muchas personas que están agobiadas por problemas morales, problemas económicos, problemas familiares y por tanto no solamente buscan descargar la conciencia del pecado sino también un consejo espiritual. Por lo cual, la iglesia de la confesión «de todo el día» supone la posibilidad de que cualquier persona, tanto de la ciudad como de los pueblos de la diócesis, puedan venir a consultar gratuitamente a un confesor. Muchas veces se gasta el dinero haciendo lo mismo con un psiquiatra o un psicólogo y no tiene el mismo resultado, que es la orientación cristiana.
¿Ha tenido éxito?
Si, esta teniendo mucho éxito, de tal manera que voy a ampliarla haciendo que también en la catedral exista este tipo de asistencia continua.
Usted ingresó en el seminario con 19 años, en 1963, ¿Podría contarnos cómo surgió su vocación al sacerdocio?
Antiguamente existían dos tipos de bachilleres, el bachiller de letras y de ciencias. Yo hice el de ciencias porque mi vocación, digamos primaria, era ser ingeniero agrónomo. Mi padre era castellano, de Zamora, y junto con mis tíos tenían unas tierras cerca de Benavente, en un pueblecito que se llama Vidallanas del Campo. Querían que yo me ocupara un poco de esas tierras, por ello lo de ser ingeniero agrónomo. Pero al llegar a lo que entonces era el periodo preuniversitario, yo sentí una llamada del señor a lo largo de ese curso y decidí ir al seminario.
Sorprende gratamente encontrar en la web del obispado de Palencia, la agenda del obispo, sus compromisos diarios ¿Podría decirnos como es el día a día de un Obispo?
Si, en efecto, nosotros ponemos la agenda del día en la pagina web, para que cualquier sacerdote o cualquier seglar sepa los días que el obispo está en el obispado, los días que está haciendo visita pastoral, los días que está confirmando, etc.. Realmente no te podría decir como es la agenda de un día del obispo porque varía totalmente de un día para otro. Por ejemplo, hoy mismo tengo durante la mañana visitas en el obispado, a las tres y media me marcho para hacer una visita pastoral -a una unidad pastoral que se llama Venta de baños- y voy a estar viernes por la tarde, todo el sábado y todo el domingo. Pero, hay circunstancias que son excepcionales, y resulta que ayer murió un sacerdote muy querido, por tanto la primera parte de la mañana del sábado la dedicaré a celebrar el funeral del sacerdote. Por lo tanto las cosas cambian. El lunes tengo una reunión con arciprestes y delegados…Resumiendo, la agenda del obispo varía constantemente de un día a otro.
El seminario es de gran importancia para la vida de la diócesis ¿Con qué frecuencia se encuentra usted con los seminaristas de Palencia?
Los seminaristas míos están en el seminario de Madrid. Mi antecesor, monseñor Munilla, trasladó el seminario de Palencia -porque eran muy poquitos- al seminario de Madrid. Voy una vez al mes y estoy un día entero con ellos. Voy al seminario de Madrid, habló con el Rector, me entero de como están ellos y hablo también con ellos de su situación religiosa y académica. A veces celebro la Eucaristía con todo el seminario de Madrid y luego estamos charlando o merendamos juntos. Tras la jornada, ya me vuelvo a Palencia para continuar con la vida ordinaria.
En Evangelii Gaudium el Papa insiste mucho en como han de prepararse las homilías, resaltando la importancia que éstas tienen ¿Podría decirnos como se prepara usted las homilías?
Las homilías, especialmente las de días importantes, las preparo primero leyendo el texto bíblico -meditando y rezando- y luego normalmente escribiéndola. Aunque luego no la lea, la escribo porque normalmente se publica en una revista escrita, que se llama «Iglesia en Palencia». También la escribo, porque en el periódico de los domingos se publica un escrito mío y muchas veces es la homilía que voy a pronunciar o que ya he pronunciado en la catedral o en una parroquia.
¿Cuales son los Santos a los que tiene más devoción, si es que siente especial devoción por alguno?
Yo me llamo Esteban, y para mí la figura del protodiácono -San Esteban-, es el modelo de la fe después de la Virgen María. Fue una persona que profesó su fe en Jesucristo claramente e incluso dio su vida por la fe. Por tanto para mí San Esteban es una figura clave en mi vida espiritual. También son especiales para mí las figuras de los Santos mártires valencianos: San Vicente Ferrer y San Vicente Mártir. Los dos, de distinta manera, fueron también testigos de la fe.
El Papa Francisco ha hablado en ocasiones del «carrierismo» como lacra en la Iglesia ¿Qué opina de estas palabras del Papa en las que critica el “carrerismo” en la Iglesia, el querer utilizar una diócesis pequeña para acceder a otra más grande?
El Papa está exhortando a que haya unos motivos espirituales en la vida del sacerdote. Efectivamente, siempre se puede colar en la vida del sacerdote el deseo de tener una parroquia mejor o más grande. A veces se hacen unas clasificaciones que son totalmente arbitrarias, otras veces es el deseo de tener una parroquia cerca del pueblo donde uno ha nacido. Alguno puede aspirar a tener un cargo en la Iglesia, como si los cargos de responsabilidad fuesen cargos honoríficos. Lo que el Papa nos está diciendo, es que el sitio donde la Providencia nos ponga, en virtud de la obediencia, es el sitio donde Dios nos quiere. No tenemos que estar aspirando a otra cosa, sino conformarnos con el lugar donde Dios, a través de nuestros superiores, nos pone.
Siguiendo con el Papa Francisco, también ha insistido mucho en la austeridad, en la sencillez, en que los obispos no sean «príncipes» ¿A usted le ha hecho recapacitar esas exhortaciones?
Yo pienso que lo que el Papa ha querido decirnos es que debemos dar ejemplo de austeridad de vida, de sencillez evangélica, evitando todo tipo de ostentación. No pienso que el Papa crea que vivimos como príncipes renacentistas. El sueldo que tenemos no da para muchas cosas de ese tipo…. Se trata más bien de una actitud interior: la humildad y la modestia de sentirnos servidores, no jefes ni dueños de la diócesis, al estilo del mundo.
El Papa ha convocado un sínodo de la familia para este año y el que viene ¿Cual cree que serán los pasos que se darán en la pastoral familiar?
El Papa está preocupado, como todos nosotros, por la situación de las familias. Todos tenemos experiencia, incluso a veces por las propias vidas de los sacerdotes, de familiares cuyos matrimonios están rotos. Personas que tienen una situación difícil por motivos económicos o por motivos afectivos. Hay también un problema serio en la transmisión de la fe. La fe siempre se ha transmitido a través de la familia, siendo luego perfeccionada en la parroquia por la catequesis. Pero ahora, se ha dado el caso particular de que ya los padres no suelen transmitir la fe que ellos han profesado, precisamente por su debilidad en la fe. Muchas veces tienen que ser entonces los abuelos quienes suplan esa iniciación cristiana que debería darse en la familia. Este conjunto de cuestiones son las que el Papa quiere tratar en los Sínodos de la Familia -porque habrá dos, uno en 2014 y otro en 2015.
El Papa lo primero que ha hecho es una consulta a todas las diócesis para, de alguna manera, tener una información de primera mano sobre la problemática familiar y la problemática bioética. Primero de los cristianos, y luego de toda la sociedad. Después habrá una reflexión sobre un documento de trabajo, será en octubre de 2014, de tipo doctrinal sobre la belleza del matrimonio cristiano y de toda la doctrina evangélica sobre la vida familiar. Tras este documento, en el año 2015 tendrá lugar otro sínodo en el que ya se tomarán decisiones concretas. Es aventurado totalmente decir en qué sentido se tomarán esas decisiones pastorales para mejorar la situación de la familia, que es alarmante en nuestra sociedad, y en general en la sociedad mundial, especialmente en las occidentales.
El Papa francisco habla mucho del demonio…
Bueno, es que eso es cuestión de fe. Está la figura del maligno, el anticristo. En la epístola de San Juan es clarísimo y en los Evangelios la figura del ángel caído es un principio que aparece. Que el Papa hable de eso es normal.
¿Cual cree que es el mayor logro del Diablo en la sociedad actual?
Precisamente el haber convencido de que no existe. De que el mal se origina más por unas estructuras -políticas, económicas y sociales- pervertidas, y no más bien que el mal se origina en el corazón de cada hombre. Precisamente, esa convicción de que el mal es exterior y no interior al hombre, es uno de los grandes logros del maligno porque por ello la culpa nunca está en el ser humano, en la persona individual, sino que la culpa siempre se echa a unas estructuras anónimas de la sociedad.
Los católicos nos encontramos en un verdadero dilema a la hora de votar ¿Usted cree que un católico puede votar a un partido que no defienda explícitamente los Principios no negociables que definió Benedicto XVI?
En primer lugar el voto es un voto en conciencia, y según las convicciones religiosas hay que ser coherentes con la fe. Por tanto hay que votar siempre a partidos en los cuales no se conculquen valores fundamentales de la vida cristiana. Pero el problema es que en el panorama político no existe ningún partido que sea una traducción del evangelio, ningún partido puede presumir de llevar en su programa político los principios con los cuales un cristiano estaría de acuerdo. Por lo cual el cristiano siempre tendrá que elegir de entre la gama de partidos, el que mejor o más se acerque a los principios cristianos o por lo menos, contradiga en menor medida principios fundamentales como el derecho a la vida, como el derecho a la justicia social, los derechos humanos, etc… Ahí sí que habría un abanico de posibilidades donde el cristiano tendrá que elegir, según su conciencia, el mal menor.
¿Considera que la unidad de España es un bien moral?
La unidad siempre es un bien moral. Pero yo en temas políticos, como obispo, no quiero intervenir. Eso es una cuestión que tiene que resolver el sistema democrático, los ciudadanos, pensando siempre en que el bien común prevalezca sobre los intereses particulares.
¿Hay algún movimiento, institución u orden religiosa de la Iglesia que le guste especialmente o al que pertenezca?
No, yo no pertenezco a ninguna. Un obispo está siempre por encima de todas las instituciones religiosas, congregaciones o movimientos, porque el obispo es de todos. No tengo ninguna especial, porque yo soy obispo de unos y de otros, por tanto, el decantarme por uno u otro sería tomar partido por una opción dentro de la Iglesia, donde puede haber diversidad de carismas.
¿Qué es lo mejor de ser sacerdote? ¿Qué les diría a los jóvenes para animarles a entregar su vida a Dios en el sacerdocio?
En primer lugar, es un ideal noble el de entregar la vida. En segundo lugar es una manera de ayudar a los demás en el terreno espiritual y en el terreno social. Y sobre todo, es una vida que da una felicidad y una paz de espíritu -si es bien llevada-, que quizás una profesión mundana no puede dar. Pero lo importante para cada uno, no es tanto buscar los beneficios de ser sacerdote o de tener una determinada profesión, sino la llamada de Dios. Por lo tanto, lo importante para un joven es estar en silencio, en oración, y preguntar con toda sinceridad: “¿qué deseas que haga yo en la vida?”.
¿Cree que la Iglesia tiene parte de responsabilidad en la crisis de fe de vive occidente?
Sí, evidentemente tenemos responsabilidad. La Iglesia como tal -como cuerpo místico de Cristo- no, pero los que formamos parte de esta Iglesia tenemos pecados, y a lo largo de la historia hemos tenido pecados. Esos pecados que son incoherencias con el Evangelio son los que, en cierta parte, han provocado un escándalo en nuestra cultura. Han provocado la aparición de críticas serias a la Iglesia, de las cuales tenemos que pedir perdón. De hecho los últimos Papas han pedido perdón por esos escándalos y esas incoherencias con el Evangelio que hemos tenido los miembros de esta misma Iglesia.
¿Cómo ve la Iglesia en España? ¿Cree que estamos en un buen momento histórico?
No, no estamos en un buen momento. En España ha habido un proceso de secularización muy fuerte, muy serio. Venimos de un nacional-catolicismo en el cual el catolicismo era más un fenómeno de tipo sociológico. En el que muchas personas no vivían intensamente los valores evangélicos y sin embargo sí tenían una práctica religiosa, ya que en ese momento estaba bien visto y era el ambiente general. De eso hemos pasado, como en un movimiento pendular, a colocarnos casi a la cabeza de Europa en la secularización. Este fenómeno, que ha ocurrido sobre los años 70 y 80, ahora está variando, pero todavía quedan restos de esa situación. Tales como una vida muy aseglarada de algunos sacerdotes, un desconcierto moral en muchas personas -en especial en los jóvenes-, y también una pérdida del sentido de lo sagrado. Una pérdida de la necesidad de encontrarse con Dios por la oración y la práctica de los sacramentos, especialmente la Eucaristía y la Penitencia.
¿Qué opina de las voces que piden que la Iglesia pague el IBI?
Eso es una cuestión política. Yo pienso que hay muchas entidades sociales que no pagan el IBI: los partidos políticos, los ayuntamientos… Los lugares de culto, al no tener un beneficio económico no tienen por lo tanto por qué pagar un impuesto que otras entidades no lucrativas no pagan. Ahora bien, aquellas dependencias de la Iglesia que tengan una finalidad para sacar dinero o tengan un beneficio, deben pagarlo, evidentemente, según la legislación actual.
¿Cómo debe actuar un obispo ante un sacerdote, religioso o religiosa que “va por libre”, o ante un sacerdote acusado de pederastia?
Son dos casos distintos. En el caso del sacerdote díscolo, lo primero que hay que hacer es llamarlo y exhortarle paternalmente a que cumpla los compromisos en los cuales fue ordenado, por lo tanto la obediencia al Papa y a la doctrina de la Iglesia. Después, si la situación no es excesivamente grave, intentar que su conciencia reaccione. Si ya conculca principios fundamentales de la fe cristiana y se aparta abiertamente, en ese caso se le amonesta por escrito, de tal manera que se le advierte que de continuar su actividad contraria frontalmente a la doctrina de la Iglesia –por ejemplo absoluciones colectivas u homilías en las cuales se niegan algunas verdades fundamentales– se pasará entonces el caso a la Congregación de la Doctrina de la Fe en Roma, para que sea la autoridad superior del Papa la que dictamine la gravedad de la desafección de ese determinado sacerdote o religioso.
El caso de la pederastia es un delito civil. En ese caso el obispo, en primer lugar, tiene que apartar del puesto a este sacerdote rápidamente, para evitar que siga cometiendo ese delito, e incluso ponerlo en conocimiento de las autoridades civiles para que actúen judicialmente.
Benedicto XVI renuncia en febrero de 2013, hay un cónclave y llega un nuevo Papa, se habla de cambios, de nuevos aires ¿Qué cambiaría usted de la Iglesia?
La Iglesia -que tiene una parte divina con la gracia santificante y los sacramentos-, en cuanto a estructura humana que es, se ha sometido siempre a un proceso de revisión. Quizás en este momento, lo que está intentando el Papa, es una mayor descentralización, es decir, una mayor colegialidad de los obispos. Una colaboración en el gobierno de la iglesia más colegial y también que aquellas cuestiones que son de segunda importancia puedan ser decididas a un nivel de conferencia episcopal o incluso de diócesis. Por ahí puede haber un cambio importante en unas formas que han variado a lo largo de la historia de la Iglesia, y que ahora podrían avanzar en ese terreno de una mayor colegialidad. Una mayor participación incluso de los seglares, en cuestiones que no afectan a la fe y a las costumbres de la Iglesia.
Se habla también de reforma de la Curia ¿La conoce?
No, yo conozco lo que los medios de comunicación dicen. El Papa, en efecto, quiere revisar la constitución Pastor Bonus, que rige el funcionamiento de la curia vaticana, y ha constituido una comisión de cardenales para que le asesoren. En ese sentido podríamos asistir a una reforma que siempre es en beneficio de una mayor evangelización -por ejemplo concentrar algunos dicasterios romanos en unas grandes congregaciones que sean más amplia. Son cuestiones de muy alto calibre, que el mismo Papa junto con el colegio asesor de cardenales, que llaman “G8”, tiene que decidir.
¿Cual es su lema episcopal y por qué lo eligió?
“Señor, a quién iremos”, porque mi formación ha sido siempre filosófica. Soy doctor en filosofía y he enseñado filosofía de la religión muchos años en la facultad de teología de Valencia. Por tanto conozco, o intento conocer, las diferentes corrientes plurales de pensamiento que hay en el mundo y que ha habido a lo largo de la historia de la filosofía, especialmente en el mundo contemporáneo. Las distintas corrientes de pensamiento, proponen opciones distintas a la persona. Son diferentes caminos por los cuales la persona tiene que decidir orientarse. Cada una de estas corrientes tiene unos líderes, tiene unos fundadores, unos seguidores. Son personas que nos piden que asumamos sus postulados y les sigamos. Entonces mi pregunta era ¿Señor entre tantas opciones que hay, entre tantos líderes intelectuales y políticos que existen en el mundo, a quién vamos a seguir? Entonces mi respuesta es la del Evangelio de San Juan: “Señor sólo tu tienes palabras de vida eterna”. Esa segunda parte no figura en el lema para que no fuera tan largo, pero si la pregunta, que nos hace pensar en seguida en el capítulo sexto de San Juan. Por lo tanto esa mi opción: entre todas los líderes, ideas, ideologías, yo sigo a Jesucristo.
De las virtudes ¿En cual le gusta poner especial énfasis?
Las tres fundamentales son la fe, la esperanza y la caridad, y esas virtudes son complementarias, no se puede dar una sin otra. Por la fe nos entregamos a Jesucristo “habla señor que tu siervo escucha”. Por la caridad amamos a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos. Y la esperanza lo que nos dice es que todo lo que hagamos en este mundo tiene una finalidad y un final feliz porque el Reino de los Cielos va a llegar. Por tanto estas tres virtudes principales son las preferidas mías, como para todo buen cristiano.
¿Cuál considera que es su mayor defecto como obispo?
Quizá el perfeccionismo. El exigirme mucho a mí mismo, y como consecuencia de exigirme mucho, también exijo mucho a los demás, cuando a lo mejor no pueden dar. Quizás ahí hay un desajuste en las relaciones con lo otros y a veces pido demasiado a las personas que colaboran estrechamente conmigo.
Usted hizo su tesis doctoral sobre Unamuno…
Exactamente. Mi tesis doctoral fue sobre la figura del filósofo vasco-castellano -ya que se asentó en Salamanca- Miguel de Unamuno. Me apasionó el estar tres años estudiándole, porque es un hombre que quería creer y por su formación filosófica le resultaba muy difícil. Tenía una lucha constante entre el “corazón” y la “cabeza”. El “corazón” que le pedía creer para darle sentido a la vida y la “cabeza”, que estaba formada por corrientes filosóficas del siglo XIX contrarias a la fe que no le dejaban creer. Él, mas que creer, decía que quería creer. Yo pienso que ese esfuerzo que él hizo por querer creer, le hizo al final tener una vejez más tranquila, durante sus últimos años. Todo esto se ve en el epitafio que compuso para su tumba en Salamanca. En él nos indica su deseo, en el epitafio pone: “Méteme, Padre eterno, en tu pecho, misterioso hogar. Dormiré allí, pues vengo deshecho del duro bregar”. Es una súplica al señor para que, después de toda la lucha que él había tenido durante su vida, le recibiera a su muerte en su hogar que es el cielo.
¿Qué libros está leyendo ahora mismo?
En este momento estoy leyendo un libro -aunque normalmente no tengo mucho tiempo para leer- que se llama “La misericordia”, del cardenal Walter Kasper, que curiosamente fue un libro aconsejado por el Papa Francisco en una de las alocuciones dominicales. Es un libro muy bonito. También me acabo de leer un libro sobre el camino espiritual de los grandes místicos españoles: Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz, San Francisco de Sales… Es en definitiva el camino espiritual que han hecho estos hombres y mujeres santos, y que nos proponen a nosotros. El título es «El cumplimiento de todo deseo». El autor escribe en inglés, Ralph Martin, y está publicado por la BAC. Es una guía para el camino hacia Dios según la sabiduría de los Santos.
¿Le gusta la música? ¿Qué tipo de música escucha?
Me gusta mucho. Los pocos momentos que tengo de tranquilidad, los paso sentado en un sillón escuchando música clásica ¿Qué tipo de música me gusta? me gusta mucho la música barroca, fundamentalmente autores como Johan Sebastian Bach, Mozart, Haendel. Curiosamente también me gusta mucho la música del siglo XIX, pero siempre que sea música clásica.
Se que no tendrá mucho tiempo de ver cine pero ¿Hay alguna película que le guste en especial?
Tengo muy poco tiempo la verdad. No puedo hablar mucho de películas modernas porque no voy al cine. Pero no porque no quiera, en la época del seminario si veíamos películas, es que ya no tengo tiempo. Tampoco tengo tiempo, por ejemplo, de ver fútbol ni otro tipo de actividad que requiera salir de casa.
Si pudiera hacer milagros ¿Cual haría?
Erradicar la pobreza del mundo.
Si no fuera sacerdote me ha dicho antes que hubiera sido ingeniero…
No, ahora cambiaría. Si no hubiera sido sacerdote ya no sería ingeniero sino profesor de Filosofía porque ha sido lo que en mi ministerio sacerdotal más he desarrollado. Volver de nuevo a mi status de profesor.
¿Con qué personaje del siglo XX le gustaría tomar un café charlando?
Con el Papa Juan XXIII.
El pasado mes de octubre tuvo un incidente, alguien le acosó por teléfono ¿Se aclaró el asunto?
Bueno…eso no tiene ninguna importancia. Son fenómenos que están a la orden del día: hacia políticos, hacia magistrados, hacia personas con relevancia. Se le acosa telefónicamente para molestarle o para insultarle, quizás amparados un poco por el anonimato de un mail falso o una llamada telefónica desde una cabina. Pero eso no tiene importancia, estamos todos expuestos a ello y es desgraciadamente muy frecuente. Es una forma de molestar a la gente, pero no tiene ninguna importancia.
Dicen de usted que es muy cercano ¿Le ha pasado factura su cercanía alguna vez?
Bueno a veces eres cercano con la gente, hablas con ella y tergiversan un poco. Piensan que ser sacerdote o ser obispo es estar en contacto con la gente y nada más. Tomar cafés con ellos y charlar de los problemas que les afectan y no me gusta que me vean sólo como un amigo, y no me vean como sacerdote, como ministro de Cristo.
¿Cómo resumiría su vida en una sola idea central?
No es fácil la respuesta. Un amor al trabajo, una dedicación a lo que soy, a trabajar en lo que hago. Quizás a lo mejor excesivamente, una dedicación plenamente a lo que hago. Puede que a veces abandonando otras dimensiones de la vida. Muy centrado en lo que hago, confiando poco en la misericordia de Dios que es la que tiene que hacer las cosas y querer hacerlo yo todo (risas).
¿Qué diría a un grupo de laicos, como nosotros con infovaticana, interesados por informar sobre la Iglesia?
Primero les daría un consejo. De entrada que hablaran de quién es la Iglesia, que no hablaran por oídas y estereotipos. Que si quieren hablar de la Iglesia la vean desde dentro, con una actitud de creyentes. Porque normalmente, quienes hablan de la Iglesia, la ven desde fuera y con una visión muchas veces meramente sociológica. Y la Iglesia es mucho más que lo que somos los hombres y mujeres que la formamos.
¿Cuál cree que debe ser nuestra actitud ante temas “delicados” sobre los que informar, o ante divisiones o actuaciones censurables de miembros de la jerarquía eclesiástica?
Esos temas normalmente se banalizan. Hay que seguir la información que nos da la Iglesia. Los que conocen la situación siempre publican notas oficiales o publican documentos sobre el tema. Por tanto si quiere uno informar de temas digamos más controvertidos, que pueden generar polémica, para ser honrados hay siempre que dar la palabra a quienes lo conocen, que en este caso son las autoridades eclesiásticas.
Cuando una persona quiere juzgar una situación, el periodista tiene que ser primero un técnico, tiene que ir al lugar, interrogar a las personas interesadas y tiene que informarse bien. No hablar de oídas o de sus opiniones. Por tanto en estos asuntos de Iglesia hay que ir a las fuentes, a los portavoces oficiales del Vaticano, de la diócesis, de la parroquia y preguntar. Que sean ellos los que respondan. Ser nosotros los transmisores de lo que se dice, no de los estereotipos o de lo que va a ser más escandaloso y por tanto nos vaya a dar una mayor resonancia publicitaria entre los otros medios.
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Pues este obispo será muy devoto de los diáconos san Esteban y san Vicente, pero en su diócesis no promueve el diaconado permanente. En Palencia sólo hay uno y es extranjero.
A hacer las mismas preguntas a todos los Obispos empobrece la entrevista.
Sobre moral y costumbres son siempre las mismas o muy parecidas las respuestas de todos los Obispos. Habría que variar en preguntas, hay muchas otras materias teológicas, pastorales, espirituales….