Como cada Domingo, el Papa Francisco rezó ayer el Ángelus con los fieles congregados en la Plaza de San Pedro.
Antes de concluir esta celebración, deseo saludar a todos los peregrinos, las familias, los grupos parroquiales, las asociaciones y los movimientos, llegados de tantos países. Saludo a los participantes del Congreso Nacional de la Misericordia; saludo a la comunidad ucraniana, que recuerda el 80º aniversario del Holodomor, la ‘gran hambruna’ provocada por el régimen soviético que causó millones de víctimas.
En este día, nuestro pensamiento va a los misioneros que, a lo largo de los siglos, han anunciado el Evangelio y esparcido las semillas de la fe en tantas partes del mundo, entre los cuales está el beato Junípero Serra, misionero franciscano español, del que se celebra el tercer centenario de su nacimiento.
El papa no ha querido terminar sin un pensamiento «a todos aquellos que han trabajado para llevar adelante este Año de la fe», en especial a monseñor Rino Fisichella, «que ha guiado este camino», a él y a sus colaboradores les ha dado las gracias de corazón.
Ahora – ha continuado – rezamos junto el Ángelus. Con esta oración invocamos la protección de María, especialmente para nuestros hermanos y nuestras hermanas que son perseguidos a causa de la fe.
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