«El Papa no quiere que la consulta se dirija solo a los que cantan en el coro,sino que se vean involucrados también los que no son creyentes pero que tienen cosas que decir»

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El Cardenal Rodriguez Maradiaga, coordinador de la  comisión nombrada por el Papa Francisco para la reforma de la curia, habló en una entrevista del famoso cuestionario preparatorio del sínodo. “Misión continental” resume una tarea, un impulso, algo que se encuentra en la naturaleza profunda de la Iglesia… Yo creo que es muy importante volver al ímpetu misionero de los comienzos de la evangelización en América Latina; en este sentido, creo que la figura de San Pablo es la más rica para definir esta urgencia. Gocé profundamente el año dedicado a su figura, proclamado por Papa Benedicto en 2008. Traté de profundizar, de conocer mejor al apóstol, de ensimismarme con él y con su ímpetu. Me di cuenta de la insuficiencia misionera que estamos viviendo. Dormimos un poco sobre los laureles de la prosopopeya de América Latina como continente católico, con la consecuencia de que se replega, sin quererlo conscientemente, en una pastoral de mantenimiento; pero una postura, cualquiera, no se puede preservar estáticamente, ni siquiera una postura más avanzada a la que ya se hubiera llegado; para mantenerla es necesario un impulso, de lo contrario se vuelve atrás inexorablemente, hasta la ruina y el fracaso en los objetivos propuestos. En este sentido, no creo que se trate de un momento positivo, favorable… Para mí es uno de los mejores momentos que podríamos vivir. Porque nos da la posibilidad de comprender, de cobrar consciencia, por lo tanto de crecer. El Señor nos dijo, y nos repite con la liturgia del Adviento que se acerca, que es hora de despertar del sueño, que este es el momento para darse cuenta de todos los desafíos que tenemos frente a nosotros, que no es posible seguir deambulando medio adormilados. Debemos recobrar el corazón misionero de San Pablo. Usted llegará a Roma dentro de pocos días, para retomar con los demás cardenales el trabajo que les encargó el Papa para la reforma de la Curia vaticana. ¿Cuáles indicaciones, puntos de partida, ideas de estos días de trabajo a la sombra de la Basílica de Guadalupe llevará consigo? Lo más hermoso es que este encuentro se haya llevado a cabo cerca de la Madre. Nosotros no estamos reunidos aquí como un buen club de católicos que se proponen encontrar algunas soluciones particulares a problemas de su época. Los problemas existen, y cómo… ¿De cuáles de estos problemas se debe ocupar la Iglesia en este momento histórico de América Latina? La dependencia económica y la desigualdad social siguen siendo las grandes plagas de nuestros países. Mientras una parte de la población satisface las propias necesidades y puede permitirse el despilfarro, otra, la mayoría, vive en la pobreza extrema. La concentración de la riqueza, de la propiedad de la tierra, del poder e incluso de la educación en manos de un sector privilegiado de la sociedad sigue siendo el mayor parásito para el progreso de América Latina… 
Pero usted dijo que el objetivo de la reunión no era encontrar soluciones…
 Claro, porque estamos reunidos como hombres de fe que, a los pies de la Virgen de Guadalupe, quieren recuperar la consciencia de sus acciones, de esta “nueva evangelización” tan urgente, para llegar al encuentro personal con Cristo. Nosotros no nos hemos puesto a buscar una idea sobre Jesús, una doctrina sobre el Hijo de Dios, sino a una persona que nos renueva el mandato con el que termina el Evangelio de Mateo: “vayan por doquier y anuncien la buena noticia”. Me parece que es también uno de los criterios para el trabajo de las reformas al que usted y los demás cardenales han sido convocados por el Papa… Es uno de los puntos que Francisco está recordando constantemente y de una manera ineludible. Si tuviera que resumir la misión de la Iglesia después de Aparecida y en sintonía con el “fenómeno Francisco”, diría que debemos apoyarnos más en la religiosidad de nuestros pueblos, desarrollar un trabajo teológico con un tenor ecuménico mayor, renovar las comunidades de base, potenciar la opción por los jóvenes, afirmar el primado de la gracia y del diálogo permanente con la cultura. ¿Ha sido bien recibida la consulta que puso en marcha el Papa a principios de noviembre, las 38 preguntas sobre cuestiones morales, familiares, éticas…? ¿Sabe si los destinatarios, por lo menos en América Latina, se han puesto a trabajar sobre estos untos con el espíritu que pedía el Papa? Yo he visto numerosos casos, he escuchado muchas realidades; hablaremos de ello en nuestra próxima reunión a principios de diciembre; el plazo para sacar conclusiones es a finales de enero, pero puedo decir una cosa: el enfoque que el Santo Padre le dio a la consulta me gustó muchísimo; no quiere que la consulta se dirija solo a los que “cantan en el coro”, quiere, en la medida de lo posible, llegar más allá de las fronteras conocidas, que se vean involucrados también los que no son creyentes pero que tienen cosas que decir, porque la situación de la familia los toca de cerca.   Una vez más un criterio de apertura, misionero… Sin duda ninguna. ¿Usted cree que consultas como la que el Papa puso en marcha son métodos que pueden extenderse a otros argumentos, a otros problemas, a otras situaciones o ámbitos del vivir? En efecto, la reforma de la institución del sínodo de los obispos que el Papa tiene en mente va por esta dirección. Que el sínodo no se celebre solo cada tres años para simplemente redactar un documento sobre una temática concreta, sino que se convierta en un organismo permanente que pueda responder a consultas sobre diferentes temas y argumentos. Fuente:  Vatican Insider.

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Comentarios
0 comentarios en “«El Papa no quiere que la consulta se dirija solo a los que cantan en el coro,sino que se vean involucrados también los que no son creyentes pero que tienen cosas que decir»
  1. No pinto nada en este mundo pero no cuenten conmigo: para dirigir al personal a la apostasía se bastan y sobran ustedes solitos.

  2. Hay una cosa que ha quedado clara y es que yo no pinto nada; ahora bien, hay una cosa muchísimo más clara y es la apostasía en la que estamos y si no la vemos es porque la APOSTASÍA no nos la deja ver.
    No vemos el árbol porque lo tapa el bosque, pero si nos acercamos veremos el árbol y comenzaremos también a ver el bosque.

  3. No veo que cosa tienen que decir los no creyentes, ya sabemos que dirán ellos: sí al matrimonio entre personas del mismo sexo, sí al aborto, sí a la comunión de los divorciados vueltos a casar; no hay necesidad de preguntar a un no creyente para saber lo que va a decir; pensar que ahora el demonio y el espíritu del mundo deciden en las cosas de Dios y de la Iglesia, esto no tiene ningún sentido, una cosa es la consulta a los Obispos, pero otra muy diferente es consultar a alguien que no cree, ¿desde cuando la misión significó ser del mundo?, el mandato de evangelizar es «estar en el mundo sin ser del mundo», si esta idea resulta extraña o de otra época, entonces que el «papa» le reclame a Cristo, el fundador de la Iglesia, pero hasta donde sé, el portero no es el dueño de la casa, sólo es el guardián de ella, si ponemos en juicio la moral más elemental, sólo porque parece ser anacrónico o poco moderno o poco misericorde, entonces hay que comenzar a revisar todo: La Resurrección, La Eucaristía, La Virginidad de María, etc, además de la castidad, de la virtud, etc, no sé que pretende el «Papa», «El que toma el arado y mira para atrás no es digno de mi dice el Señor», ¿es que acaso el mundo lo que echa de menos?, ¿entonces que hace sentado donde está?, ése no es su lugar.

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