En aquel tiempo, Jesús les propuso una parábola para inculcarles que es preciso orar siempre sin desfallecer. «Había un juez en una ciudad, que ni temía a Dios ni respetaba a los hombres. Había en aquella ciudad una viuda que, acudiendo a él, le dijo: ‘¡Hazme justicia contra mi adversario!’. Durante mucho tiempo no quiso, pero después se dijo a sí mismo: ‘Aunque no temo a Dios ni respeto a los hombres, como esta viuda me causa molestias, le voy a hacer justicia para que no venga continuamente a importunarme’».
Dijo, pues, el Señor: «Oíd lo que dice el juez injusto; y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que están clamando a Él día y noche, y les hace esperar? Os digo que les hará justicia pronto. Pero, cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará la fe sobre la tierra?».
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Cierto, y se engaña y engañan los que crean que vamos hacia una nueva y radiante Iglesia, pues es el mismo Jesús nuestro Señor y Dios quien nos advierte de la apostasía de la Iglesia: «Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe en la tierra?»: Lc 18: 8. Y no se puede decir mejor ni más claro ni más rotundo.
También la naciente Iglesia por medio del Espíritu Santo nos advertía de la apostasía: 2 Te 2: 1-12 y 1 Tm 4: 1.
Y por último la actual Iglesia en el apartado número 675 del Catecismo de la Iglesia Católica anuncia «la persecución, la apostasía, la impostura religiosa, el Misterio de iniquidad y el Anticristo».
Todo ello lo tienen los lectores editado en Google, en el octavo trozo del tema «2029-2031: FIN DEL PAPADO EN ROMA Y FIN DE…».
Y esa apostasía afecta tanto al Papa como al último bautizado en la Iglesia católica, nadie se librará de ella y será la prueba por la que todos pasarán.
En un comentario de hace unos días demostré que no existía apostasía silenciosa, sino clara y rotunda y comenzaba por los máximos dirigentes de la Iglesia católica: http://www.infovaticana.com/robert-sarah-entre-los-cristianos-hay-una-apostasia-silenciosa/. Y eso existe no sólo en España sino de una u otra forma en cualquier parte del mundo.