Tenemos con nosotros a un obispo que ha compartido mucho con Bergoglio, el cual incluso le ordenó obispo: Óscar Sarlinga, Obispo de Zárate-Campana, que ha recibido a Verdad en Libertad en colaboración con Infovaticana.
LABOR EPISCOPAL
¿Cuál es su lema episcopal y por qué lo eligió?
Veritas de terra. Es de un versículo del salmo 85, la verdad germinará de la tierra y la justicia mira desde el cielo. Veritas allí es la verdad, pero también en hebreo emet es la fidelidad, la justicia, la misericordia de Dios, que germina. San Agustín tiene un hermoso sermón sobre éste versículo del salmo 85. Dice que es Cristo quien germina. Cristo, el Hombre Nuevo.
¿Cómo es el día a día de un obispo?
Soy de levantarme temprano. Desayuno en mi pequeño apartamento y luego hago las primeras oraciones. Luego en general atiendo toda la mañana hasta la una o más. A la tarde suelo ir a parroquias para las confirmaciones, fiestas patronales, visitas pastorales… También tengo atención de grupos apostólicos, delegaciones de pastoral, reuniones de decanato… Llevados por el Espíritu, lo que el Señor nos pida en el día a día para el servicio del pueblo de Dios.
¿Cómo prepara un obispo la homilía del domingo?
No con tanto tiempo. Antes la preparaba de un modo, no más intelectual, pero más con otro enfoque. Desde hace ya años que la preparo sobre todo desde la oración con la palabra de Dios.
PAPA FRANCISCO
¿Cómo recibió el pueblo fiel en su diócesis la noticia de la elección del Papa Francisco?
Con gran alegría y esperanza.
¿Qué efecto cree usted que está teniendo las enseñanza del Papa Francisco?
Procuro seguir día a día, sus homilías en la Capilla de la Casa de Santa Marta. Las audiencias de los miércoles suelo seguirlas en vivo. Mi humilde impresión es que ha tratado de centrar desde la vida en Jesús y con Jesús, la misericordia de Dios y su perdón. Y en este sentido veo algo muy paulino en el sentido de que esta vida en Jesús y con Jesús nos hace de verdad criaturas nuevas. Entonces, veo que ha querido expresarnos cómo la vida moral proviene de esta vida en Jesús y de las bienaventuranzas.
VIDA DIOCESANA
¿Cómo se ha enfocado en su diócesis la Misión Continental a la que ha convocado Aparecida?
Nuestro proyecto pastoral diocesano está basado en la comunión y la misión. Desde hace años, venimos desarrollando gestos misionales especiales. Establecemos una correlación entre las fiestas patronales diocesanas y el gesto de la Misión Joven. Este año hubo 600 misioneros jóvenes, pero también con otras tantas familias misioneras. A partir de allí se hace la misión de verano, que es más intensa puesto que dura casi un mes. Esta es la misión, si se quiere, en cuanto a gestos misionales. Ya en el documento de Aparecida tenemos la misión programática, la misión paradigmática. Nos hemos unido a la gran Misión Continental desde esta perspectiva de misión permanente: no son sólo los gestos misionales sino el espíritu misionero tanto en toda la pastoral como en todos los ámbitos de nuestra vida. Es la misión del laicado también.
¿Cómo se fomenta en su diócesis una mayor formación y participación de los laicos en la vida de la Iglesia?
Es que los laicos, es decir, el laicado es la Iglesia. Hay que comenzar con esa toma de conciencia. En este sentido, las distintas delegaciones o áreas pastorales, promueven la comunión y participación para que los laicos tomen cada vez más conciencia de ser laicado. No es lo mismo que haya laicos, laicas, que que haya laicado. Laicado significa también conciencia de ser laicado, conciencia de misión. Gracias a Dios hay una fraternidad, porque si nosotros no vivimos una fraternidad cristiana, por más que hagamos misiones y gestos no va a ser creíble. La palabra puede convencer, pero el testimonio arrastra.
¿Cuál es la relación de un obispo con sus seminaristas?
En nuestra diócesis tenemos seminario. Son unos 32. Importa menos el número. Procuro ir a celebra la Misa al menos una vez por semana. Me quedo a cenar con los formadores y con los seminaristas. Y la relación es fluida, respetuosa, eclesial. También los veo en las parroquias en las que desempeñan su labor pastoral.
¿Cómo es el cuidado de un obispo hacia sus sacerdotes y cómo hace para incentivar en ellos el celo apostólico?
En primer lugar escuchándolos, compartiendo, también guiando. Ciertamente, porque el obispo también ha de guiar: viendo las cosas juntos, reflexionando, no imponiendo. Creo que en esto es más lento, pero verdaderamente trae mayores frutos. Tenemos un buen presbiterio, apostólico. Les suelo decir que crezcan cada vez más en el condiscipulado. Hablamos mucho, y está muy bien, del discipulado respecto de Jesús, pero también somos un condiscipulado. El obispo también es un condiscípulo respecto de nuestro pastor que es Jesucristo, el Buen Pastor. Crecer en esa confraternidad sacerdotal nos ayudará mucho.
¿Existe Adoración Perpetua en su diócesis?
En casi todas las parroquias la hay. Incluso se están haciendo algunas reformas en los templos para tener una capilla especial de adoración perpetua.
¿Cómo es la piedad popular de sus fieles?
Fervorosa. El documento de Aparecida lo manifiesta muy claramente: la piedad popular es un tesoro en especial en América Latina, también en nuestro país, también en nuestra diócesis. Aquí se manifiesta principalmente para la gran peregrinación del pueblo de Dios. Nació espontáneamente. Es como un gran río de vida que fluye desde Zárate hasta Luján. Son más de 60 kilómetros. Para todas estas regiones, Luján, la casa la Virgen Madre, es a la vez un centro de irradiación y una referencia. Además, la piedad popular se expresa de innumerables maneras que sería largo mencionar, pero, por ejemplo, aquí es muy importante la devoción a Nuestra Señora del Pilar en Pilar, que es otro gran centro, y antiguo, de la primera evangelización española en estas tierras.
¿Qué confesiones cristianas y colectividades de otras religiones viven en el territorio de su diócesis? ¿Existen iniciativas ecuménicas y de diálogo interreligioso?
Esta es una zona portuaria. También tiene tres parques industriales de entre los más grandes del país. Tiene una antigua e histórica migración de otras confesiones, como la luterana o la anglicana. Estas son las iglesias históricas. Luego están las comunidades más recientes. La relación es cordial con aquellos que deseen dialogar. Tenemos la Comisión de ecumenismo y diálogo interreligioso, muy activa. Incluso hay grupos en las parroquias de piedad ecuménica. Son grupos de oración dentro de la Iglesia Católica por el ecumenismo y por la unidad en Cristo. Incluso hay una peregrinación de piedad ecuménica a Luján.
De mucho vigor es el tema del diálogo interreligioso e intercultural. Está más presente la comunidad judía. Aquí existen dos asociaciones israelitas con las que tenemos un fluido diálogo y cordial relación. Ya en dos oportunidades hemos hecho encuentros que han convocado a personas especializadas y a educadores del diálogo interreligioso, en 2008 y en 2013. El diálogo interreligioso e intercultural nos aproxima más a la cultura del encuentro que hemos de fomentar, y tiene un valor cívico también.
¿Qué medios de comunicación católicos existen en su diócesis?
No tenemos mucho. Como propios tenemos tres radios de interesante alcance y que se están potenciando tanto en sus contenidos como en su programación. Lo que sí hay es gente muy capacitada al respecto, y sobre todo interesados en esto. Luego hay varios medios digitales. Creo que tenemos que tener en esto la visión concreta y hasta la humildad de ver que muchas veces los medios no necesitan ser propios. También podemos tener una presencia como otras confesiones religiosas en el marco de la libertad religiosa.
PROBLEMÁTICA SOCIAL
Primero como cardenal de Buenos Aires y ahora como Papa, Francisco insiste mucho en el influjo del demonio en la Iglesia y en la sociedad. ¿Cuál cree usted que es el mayor logro del diablo en la Argentina actual?
El diablo instiga, no tiene otro poder sobre nosotros que el que le dejamos. Quizá precisamente por falta de oración, por falta de unión a Cristo.¿Qué nos instiga el demonio? Creo que fundamentalmente nos instiga, nos insufla, lo contrario de de aquello a lo que nos exhorta San Pablo en la carta a los Efesios, que es a abatir los muros de enemistad. El demonio siembra confusión, división, enemistad, desesperanza. Pero no tiene poder si estamos unidos a Jesús.
Resulta alarmante la descomposición familiar. De hecho nuestro Papa Francisco ha convocado un Sínodo Extraordinario para tratar la pastoral familiar. ¿Cuáles cree que deberían ser los pasos a dar en ese sentido?
Hay que potenciar la dimensión familiar de todas las áreas pastorales. Hay familias que no tienen particularmente una vinculación con la Iglesia. Entonces, hay que salir a buscarlos, hay que salir al encuentro en dimensión familiar. Ya sea a través del cuidado de los ancianos, de los enfermos, de los niños más necesitados, a través de la educación… Hay mil maneras, es cuestión de tener esa energía que es la que nos mueve interiormente, que es la vida en Cristo.
El Papa Benedicto XI insistió en su día en la importancia de defender lo que él dio en llamar los principios no negociables. ¿En qué medida están custodiados o vulnerados esos principios por la política y por los medios de comunicación en Argentina?
La visión evangelizadora y la cultura del encuentro hacen mucho en esto. Se requiere de hacerles ver las insondables del Corazón de Cristo. Bueno, cuando hay que confrontar determinadas cosas se hace con paz. En el caso concreto de la vocación política, esta es una vocación de amor a realizar.
¿Qué se puede hacer en la Argentina ante tan graves y diversas problemáticas sociales, como el desempleo juvenil, el narcotráfico, la inseguridad ciudadana, la pobreza…?
En esto la doctrina social de la Iglesia debiera ser más conocida y más aplicada por todos nosotros.
Constatamos lamentablemente cómo aumenta la cristianofobia a nivel mundial, sobre todo en el mundo islamista radical. ¿Cree que la ONU o la misma Iglesia Católica están haciendo todo lo posible para evitar esta situación intolerable?
Bueno, aumenta en algunos lugares, en otros no. En otros lugares se han dado iniciativas de paz remarcables, y pongo como ejemplo la Jornada de Oración y Ayuno a la que convocó el Santo Padre Francisco por la paz en Siria, en el Medio Oriente. Y agregó: por la paz en nuestros corazones. Porque de ahí nace. Y esto ha tenido una resonancia incluso en miembros del mundo islámico que son hermanos en la humanidad y en la creencia en el único Dios; en miembros de las comunidades judías, y en otros cristianos. Este alcance, si se quiere universal, que tuvo esta jornada de oración y ayuno por la paz creo que ha sido paradigmático. En este camino tenemos que ir.
Tristemente, también en nuestro país aumenta la cristianofobia de parte de grupos fuertemente ideologizados, con profanaciones cada vez más frecuentes y más groseras a lugares de culto cristianos, no sólo católicos. ¿Qué está pasando en Argentina?
Yo diría que estas cosas ocurren pero no afirmaría que están aumentando. Entonces hay que también salir al encuentro. También hay que ser valientes no agresivos. Es la parresía evangélica. No responder a la violencia con violencia o con venganza. Esos son los principios de nuestra fe cristiana. Pero también hay que reclamar por los derechos que nos corresponden como tienen los demás. Por este motivo el beato Papa Juan Pablo II llamó a la libertad religiosa “quicio de los derechos humanos”. La libertad religiosa también debiera ser más reflexionada y más aplicada.
PROBLEMÁTICA INTRAECLESIAL
¿Cómo ve la situación de la Iglesia Católica en Argentina?
Con esperanza. Veo un episcopado que vive la comunión eclesial y asume en las diócesis la misionariedad. También cuenta que el Papa Francisco es argentino, porque tenemos familiaridad con su enseñanza. Él nos ha exhortado a los obispos en especial a la alegría y la dulzura de evangelizar. Yo veo que hay un ir hacia adelante de la Iglesia en Argentina. No es la Iglesia Argentina, la Iglesia en Argentina. A veces puede haber retrocesos en algunas cosas, o cosas que reformular, pero esto forma parte del proceso de conversión permanente y de conversión pastoral: conversión de los pastores y conversión pastoral de las comunidades.
En el contexto de este Año de la Fe que estamos concluyendo, ¿tiene alguna responsabilidad la Iglesia en la crisis de fe que viven los países de tradición católica?
Quizá se produjo en alguno de ellos a lo largo de años una cierta sequedad, un cierto abandonar la Iglesia por parte de alguno de sus miembros. Pero también hay un creciente interés. Hay nuevos procesos históricos. La renovada evangelización también está produciendo su efecto. Yo no veo desolación y ruina. Tampoco quiere decir que vea todo color de rosa o color dorado. Veo que hay un camino de esperanza, y si lo vemos y obramos desde esa perspectiva, entonces animados con el espíritu de Cristo, promovemos esto. De ahí que, sobre todo en la juventud, se ha de promover la vocación evangelizadora, humanizadora, también de construcción de la civilización del amor. También en esos países se ven signos de renovación.
El Beato Juan Pablo II señaló que el mayor problema de la Iglesia es la escasez de vocaciones. ¿Cuál es el trabajo en su diócesis para fomentar las vocaciones y cómo se realiza el discernimiento para verificar si los jóvenes son aptos?
Dos veces por año tenemos las Jornadas de discernimiento vocacional sacerdotal, además del trabajo que se hace sobre otras vocaciones específicas dentro de la Iglesia. Tenemos el equipo de pastoral vocacional dependiente de la delegación de pastoral de juventud. Pero nada suple el que los sacerdotes estén dispuestos para el sacramento de la reconciliación, para la dirección espiritual, para la escucha. El mismo obispo lo hace también.
¿Cuál debe ser el límite de la tolerancia del obispo ante un sacerdote, consagrado o consagrada con un comportamiento irregular?
Habría que ver qué comportamiento irregular. Si entramos, o en la generalidad o en la casuística es difícil de responder. Pero lo primero es la escucha, el diálogo, hacerle ver. En la mayoría de los casos en los que ha existido la corrección de parte del pastor el resultado ha sido bueno, o incluso muy bueno. Hay que tener rectitud y paciencia. La corrección fraterna también es muy importante.
El Papa Francisco está haciendo un esfuerzo por la transparencia en la financiación de la Iglesia. ¿Cómo se entiende que el Vaticano y las diócesis manejen fuertes sumas de dinero? ¿Qué cree usted que debería hacer la jerarquía para mejorar su credibilidad en este punto?
Yo no sé qué diócesis manejan fuertes sumas de dinero porque, la verdad, en general más bien administramos escasez. Lo importante es que esté claro que toda la cuestión de la administración es para la obra de evangelización. En esto ingresa el sostenimiento del clero, de las obras apostólicas, de las delegaciones pastorales y de la caridad social, que es muy importante. Es importante el buen funcionamiento de los organismos colegiados al respecto. Para eso está el Consejo de Asuntos Económicos. El ha de trabajar con estos organismos colegiados. Me alegro mucho y veo con beneplácito las medidas que se han tomado en la Santa Sede en aras de una mayor claridad y transparencia.
EN CLAVE PERSONAL
¿Podría contarnos cómo surgió su vocación al sacerdocio?
Desde muy joven, grupo juvenil en parroquia, luego pastoral universitaria -hice unos años de derecho civil-. En esa época en Buenos Aires, gratísimos recuerdos de la Basílica de San José de Flores. La presencia de San José en mi vida y también de la Virgen Madre. Las peregrinaciones a Luján, desde San Cayetano en aquella época. El retiro vocacional ignaciano, de semana, era especial vocacional, incidió mucho en mi vida. Signos anteriores había, pero fue entre los 17 y 19 años. Cumplí 20 en el Seminario.
¿A qué santos tiene especial devoción?
San Juan Bautista, san Pedro y san Pablo, san Martín de Tours, los beatos Juan XXIII y Juan Pablo II, el beato Cura Brochero…
¿Pertenece usted a algún movimiento eclesial o congregación de vida consagrada?
No, soy del clero diocesano. Proveniente de la arquidiócesis Mercedes-Luján. Luego fui hecho obispo auxiliar de Mercedes-Luján en 2003. En febrero del 2006, el día de San Oscar, justamente mi nombre, el Santo Padre Benedicto XVI me nombró obispo diocesano de Zárate-Campana.
¿Qué libro está leyendo actualmente?
Cruzando el umbral de la esperanza. Entrevista de Vittorio Messori a Juan Pablo II.
¿Qué música escucha?
Te puedo mencionar un arco que va desde Mozart hasta Mercedes Sosa. Es un arco amplio, me gusta la música.
¿Le gusta el fútbol? ¿De qué cuadro es?
Por tradición familiar soy de Racing de Avellaneda. No es por triunfalismo ciertamente, sino por fidelidad.
¿Cuál es su película favorita?
Un hombre de dos reinos [Un hombre para la eternidad en España], de 1966. Narra la situación histórica y el testimonio de santo Tomás Moro. Me marcó por el tema de la conciencia.
¿Cuál es su comida preferida?
Me gustan los pescados, un asado sólo con amigo… No soy complicado para comer.
¿Con qué personaje del siglo XX le gustaría tomar café o unos mates?
Me hubiera gustado tener un diálogo con el Papa Pablo VI. Esa época de los 60, los 70, con su claroscuro, fue muy marcantes para lo que es el mundo de hoy.
PARA FINALIZAR
¿Qué les diría a los jóvenes para animarles a entregar su vida a Dios en el sacerdocio?
Que se abran a la oración. No con muchas palabras si no de corazón. Que tengan coraje y que sepan siempre que es Jesús el que obra en nosotros, porque a todos se nos aplican las palabras del Señor: no son ustedes los que me eligieron a Mí, Soy yo el que los elegí a ustedes”. Él es nuestro Pastor.
¿Qué consejo daría a Verdad en Libertad e Infovaticana en su interés por informar sobre la Iglesia?
Que tengan coraje y que sigan adelante porque verdaderamente es importante, porque tantas personas esperan testimonio. Los medios son importantísimos en la difusión del Mensaje.
Ayuda a Infovaticana a seguir informando
Muy interesante la entrevista.