¿En qué consiste el «Señor, ten piedad» y por qué lo recitamos en Misa?

Escrito del "Señor, ten piedad" o Kirie Ereison
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Continuamos analizando en Infovaticana la Santa Misa. En nuestras comunidades parroquiales se canta o se recita dentro de la misa «Señor, ten piedad, Cristo ten piedad, Señor ten piedad -Kyrie eleison, Christe eleison, Kyrie eleison». Pero ¿se conoce verdaderamente su sentido y lugar dentro de la celebración litúrgica?

¿Qué significa verdaderamente?

Algunos piensan que el Señor, ten piedad es un alargamiento o conclusión del acto penitencial; otros lo cambian por un canto de perdón; otros, que esta invocación es meramente penitencial, es decir, que a través de ella se pide perdón al Señor y nada más; otros simplemente lo omiten. En últimas se puede tener cierta confusión en aquello que define la aclamación. De ahí, entonces, la necesidad de acercarnos a la comprensión del Kyrie eleison.

El Kyrie eleison hace parte de los ritos iniciales de la misa que en su orden lo componen el canto de entrada (1), el saludo inicial (2), el acto penitencial (3), el Señor, ten piedad (4), el Himno de Gloria (5) y la Oración Colecta(6). La finalidad de estos ritos es disponer a la asamblea para la celebración de la Palabra y de la Eucaristía. Esta finalidad da a cada parte de los ritos iniciales, como es el caso del Kyrie eleison, un sentido preciso y especial, de modo que al tiempo que se diferencia de las demás, alcanza con ellas un mismo propósito. Descubramos pues, el origen y la evolución de esta aclamación dentro de la liturgia cristiana.

La invocación “Kyrie eleison” ya se conocía en la antigüedad precristiana, concretamente en los cultos paganos. Kyrios se refería al título dado al dios, o al emperador de quien se creía había llegado a ser dios, o al soberano que realizaba su entrada en la ciudad. En los salmos (6,3; 40,5.11) y profetas (Is 33,2; Bar 3,2) encontramos esta misma invocación. Por medio de ella se rendía honor, homenaje y reconocimiento a aquél que era poderoso. En la era cristiana, los paganos recién convertidos al cristianismo acostumbraban a decir eleison hemas (ten piedad de nosotros), mientras se inclinaban hacia el sol naciente. En los evangelios hallamos algunos pasajes donde la invocación Kyrie eleison es dirigida al Hijo de Dios (Mt 15,22; 20,30). Para san Pablo, Jesucristo es el Kyrios, el Señor, lo cual hace pensar que los primeros cristianos discípulos del apóstol, pudieron haber usado Kyrie eleison como jaculatoria para dirigirse a Cristo y solicitar su auxilio.

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El orígen del Señor, ten piedad

El Kyrie eleison apareció primero en Oriente a mediados del siglo IV, en la liturgia de Antioquía y Jerusalén. Dos testimonios lo confirman: el primero, el libro VIII de las Constituciones apostólicas (380) quien conserva el texto de las letanías que recitaba el diácono en la liturgia de la misa en Antioquía, habiendo terminado el evangelio y antes de despedir al grupo de los catecúmenos, es decir, antes del ofertorio. Y el segundo, Egeria, peregrina española, quien a finales del siglo IV pasó por Jerusalén y asegura que en las vísperas mientras el diácono decía el nombre de las personas por las que se rezaba, se aclamaba Kyrie eleison.

Un texto litúrgico que se conserva y que al parecer representa la letanía de la misa romana, es la Deprecatio Gelasii en la que se respondía Kyrie eleison a cada invocación. Es posible que su autor haya sido el Papa Gelasio (492-496). En ella se clamaba a la Trinidad y el diácono leía una serie de intenciones (por la Iglesia, los sacerdotes, los fieles, etc.), a lo que la gente iba respondiendo Kyrie eleison. Esta letanía u otra parecida se recitaba también en el Oficio divino. Posteriormente, la letanía vino a desplazar las antiguas Orationes solemnes que se usaron en la Iglesia de Roma y se ubicó al inicio de la misa agrupando a todas las oraciones del pueblo.

Roma entonces vinculará en su liturgia la letanía Kyrie eleison a finales del siglo V, sustituyendo con ella el modo de plegaria romana que aún hoy se conserva en la celebración del viernes santo. En la liturgia milanesa esta letanía se recitaba los domingos de cuaresma antes de leer lo que hoy es para nosotros la oración colecta.

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Esta aclamación se hizo tan importante dentro de la liturgia romana que llegó a desplazar las letanías de tipo gelasiano, que poco a poco fueron desapareciendo. Por ejemplo en las misas cotidianas, comúnmente no revestidas de solemnidad, se suprimían las letanías y se repetía sólo Kyrie, Christe y Kyrie eleison. Así mismo, la aclamación comenzó paulatinamente a ser más del clero, y luego del coro, que del pueblo. En la liturgia del culto estacional, el Papa celebraba rodeado de su clero, quien intervenía en los cantos: un diácono proponía la intención por la cual se oraba y la schola respondía con el Kyrie que se llenó a su vez de elaboradas melodías.

El coro canta, el pueblo participa

Algunos estudiosos creen que lo que hacía el coro era cantar para que el pueblo participara del mismo canto. En otras celebraciones el Kyrie eleison lo recitaba el sacerdote y el acólito, sin participación del pueblo. En cuanto a la presencia del Christe eleison acompañando el Kyrie eleison, pudo darse para evitar la monotonía de repetir una misma invocación varias veces, aunque más allá de esa posibilidad, si Kyrie eleison se refería al Hijo de Dios desde la iglesia primitiva, llamarle en la misma invocación con otro título cristológico a partir del cual se reconocía su grandeza no era desacertado.

El número de veces que se aclamaba con el Kyrie eleison fue variando hasta estabilizarse. En Oriente por ejemplo, se repetía constantemente Kyrie eleison durante la celebración de la liturgia. Lo mismo debió haber ocurrido en Occidente. A partir del siglo VIII en territorio franco comenzó a cantarse tres veces Kyrie eleison, tres veces Christe eleison, y otras tres Kyrie eleison, idea que se mantuvo hasta la reforma litúrgica del Vaticano II. En el siglo IX se vinculó una interpretación trinitaria de esta aclamación donde el primer Kyrie se refería al Padre, el Christe al Hijo, y el segundo Kyrie al Espíritu Santo.

Con el retorno a la referencia cristológica se compusieron muchos kiries, que por su exigencia eran cantados sólo por el coro. En la Edad Media se introdujeron los tropos al Kyrie: mientras parte del coro cantaba el Kyrie con todos sus melismas, la otra parte cantaba el tropo manteniendo la misma melodía, de modo que al final ambos coincidían en el eleison. Luego desaparecieron estos tropos por decisión de san Pío V quien promovió la reforma (1570), quedando sólo los kiries. Posteriormente los kiries se verán enriquecidos por la polifonía.

Desde el siglo VIII hasta el XX

Desde el siglo VIII hasta el siglo XX se cantó nueve veces el Kyrie eleison. Llegada la reforma litúrgica del Vaticano II, al tratarse el tema de los ritos iniciales se discutió el hecho de que ese momento podía quedar recargado de varios cantos (Introito, Kyrie, eleison, Gloria). Ante esto, se pensó incluso en ubicar el Gloria en otro momento de la misa o de entonar el Kyrie sólo cuando no hubiese Gloria. Sin embargo, se optó por mantener el Kyrie dentro de los ritos iniciales como invocación después del acto penitencial.

En la Instrucción General del Misal Romano se lee «Después del acto penitencial, se dice el Señor, ten piedad, a no ser que éste haya formado ya parte del mismo acto penitencial. Siendo un canto con el que los fieles aclaman al Señor y piden su misericordia, regularmente habrán de hacerlo todos, es decir, tomarán parte en él el pueblo y la schola o un cantor. Cada una de estas aclamaciones se repite, normalmente, dos veces, pero también cabe un mayor número de veces, según el genio de cada lengua o las exigencias del arte musical o de las circunstancias. Cuando se canta el Señor, ten piedad, como parte del acto penitencial, a cada una de las aclamaciones se le antepone un «tropo»».

Los actores del Señor, ten piedad son el pueblo y el coro (o la schola) o un cantor, es decir todos aquellos que participan de la misa. Como cada aclamación por lo regular se repite dos veces, se puede hacer a dos coros: el sacerdote, el cantor o el coro proponen la aclamación y luego el pueblo la repite. Si en alguna celebración especial la exigencia y calidad musical del Kyrie eleison sugieren que deba ser cantado sólo por el coro o la schola, se puede hacer.

La invocación Kyrie eleison (Señor, ten piedad) revela en sí misma dos realidades comprendidas por parte de quien la dirige, y realizadas por parte de quien la recibe: la aclamación y la súplica. La aclamación viene a ser la alabanza, el honor y el reconocimiento a Cristo, Señor de la gloria, del cielo y de la tierra, a quien nosotros tenemos como Hijo de Dios vencedor del pecado y de la muerte. La súplica será entonces la petición dirigida al Señor, para que derrame su gracia sobre nosotros y nos auxilie en medio de nuestra debilidad. Siendo parte de los ritos iniciales de la misa, esta invocación viene a ser el grito confiado que los creyentes dirigen a Jesucristo, quien poco después hablará en la liturgia de la palabra, y se dará como comida en la liturgia de la eucaristía.

Fuente: Síntesis de un estudio de Wilson Cobaleda Cárdenas

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Comentarios
3 comentarios en “¿En qué consiste el «Señor, ten piedad» y por qué lo recitamos en Misa?
  1. En el Santo Sepulcro la procesión que hacen los ortodoxos por por toda la Basílica rezando e incensiando todas las capillas, (los franciscanos también la hacen a otra hora) cuando llegan al Calvario, repiten incesantemente el Krye Eleison, yo pensaban que era una manera de pedir perdón y misericordia por lo que hemos hecho.

  2. Buenas noches, tengo dudas y juicios sobre el sacerdote de mi parroquia. Soy integrante de un coro y hemos querido cantar Kirie eleison el jueves santo y no nos dejó cantarlo es antiliturgico. Hay algún documento en el que me pueda orientar y poder mostrarlo y así nos permitan cantarlo. Gracias

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