«A todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho le será demandado; y más aún le exigirán a aquel a quien se le haya confiado mucho».

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23 de Octubre de 2013 Evangelio según San Lucas, capítulo 12, versículos del 39 al 48 Sabedlo bien; porque si el dueño de casa supiese a qué hora el ladrón ha de venir, no dejaría horadar su casa. Vosotros también estad prontos, porque a la hora que no pensáis es cuando vendrá el Hijo del hombre». Entonces, Pedro le dijo: «Señor, ¿dices por nosotros esta parábola o también por todos?» Y el Señor dijo: «¿Quién es pues el mayordomo fiel y prudente, que el amo pondrá a la cabeza de la servidumbre suya para dar a su tiempo la ración de trigo? ¡Feliz ese servidor a quien el amo, a su regreso, hallará haciéndolo así! En verdad, os digo, lo colocará al frente de toda su hacienda. Pero si ese servidor se dice a sí mismo: «Mi amo tarda en regresar», y se pone a maltratar a los servidores y a las sirvientas, a comer, a beber, y a embriagarse, el amo de este servidor vendrá en día que no espera y en hora que no sabe, lo partirá por medio, y le asignará su suerte con los que no creyeron.  Pero aquel servidor que, conociendo la voluntad de su amo, no se preparó, ni obró conforme a la voluntad de éste, recibirá muchos azotes. En cambio aquel que, no habiéndola conocido, haya hecho cosas dignas de azotes, recibirá pocos. A todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho le será demandado; y más aún le exigirán a aquel a quien se le haya confiado mucho».  

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