Secretos del cónclave de 2005

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composicion-ratzinger-bergoglio-619x348 Extractos del diario de un cardenal durante el cónclave que eligió al Papa Benedicto XVI filtrado a la prensa El cónclave que convirtió a Joseph Ratzinger en Benedicto XVI no se desarrolló como se pensó en su momento. La principal alternativa a Ratzinger no fue el cardenal jesuita Carlo Maria Martini, sino otro jesuita, el argentino Jorge Mario Bergoglio, quien finalmente se atemorizó y renunció. Es uno de los datos hasta ahora desconocidos sobre la transición en el Vaticano. Limes, una prestigiosa revista italiana de información geopolítica, publicó ayer un documento insólito: el supuesto diario que un cardenal redactó durante el cónclave de abril. La revista mantuvo en el anonimato la identidad del cardenal, por razones obvias, pero avaló la autenticidad del diario. Fuentes vaticanas se limitaron a comentar que si las revelaciones eran ciertas suponían una grave ruptura del juramento de secreto efectuado por todos los participantes en el cónclave.

El diario ofrecía algunas anécdotas, como la sorpresa del autor al no poder abrir las persianas de su habitación (selladas por razones de clausura) y las expediciones que el cardenal portugués José Policarpo da Cruz realizaba al patio para fumarse un puro. Más significativas resultaban las quejas planteadas por un grupo de cardenales contra el «conflicto de intereses» de Joseph Ratzinger, a la vez decano (y por tanto organizador del cónclave) y principal aspirante. Se propuso que el siguiente decano tuviera más de 80 años, para que no pudiera aspirar al papado, pero la idea no tuvo éxito: el actual decano es el secretario de Estado, Angelo Sodano, a punto de cumplir los 79.

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Lo esencial del documento era, en cualquier caso, el relato de la singular competición mantenida entre Ratzinger, el todopoderoso prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, mano derecha del papa difunto y decano del colegio cardenalicio, y el cardenal arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio. En la primera votación, la de tanteo, Ratzinger obtuvo 47 votos. El segundo clasificado resultó Bergoglio, un jesuita ortodoxo en cuestiones dogmáticas pero flexible en materia de ética sexual («quieren meter el mundo dentro de un preservativo», bromeaba en privado), en torno al cual se articuló, por sorpresa, todo el bloque más o menos liberal y opuesto a Ratzinger. En esa primera votación, celebrada el 18 de abril por la tarde, el líder de los reformistas, Carlo Maria Martini, se quedó en nueve votos. Sobre Martini, ex arzobispo de Milán, pesó el estado de salud: sufría una incipiente enfermedad de Parkinson, la misma que aquejó durante largos años a Karol Wojtyla. conclave-2005-644x362 El objetivo de los antiratzinger no era ganar. Cardenales como el belga Daneels o el conjunto de los alemanes (contrarios a su compatriota) eran conscientes de que casi todos los miembros del colegio cardenalicio habían sido nombrados por Juan Pablo II con criterios conservadores y que de ese electorado no podía salir nada reformista. El objetivo consistía en conseguir una minoría firme que impidiera que el cardenal alemán recogiera los dos tercios necesarios y le empujara a renunciar en favor de un candidato alternativo y más conciliador. Los nervios de los ratzingerianos, que no esperaban una oposición sólida, se hicieron visibles a la hora de la cena. «Gran preocupación entre los purpurados que auspician la elección del cardenal Ratzinger», escribió el diarista. Bergoglio permanecía en silencio. El cardenal colombiano Alfonso López Trujillo intentó convencer a los demás suramericanos de que no debían optar por Bergoglio porque no existía «ninguna auténtica alternativa a Ratzinger». Papa-Vaticano-Conclave-Habemus_Papam-Jorge_Mario_Bergoglio_ECMIMA20130313_0102_6 En la segunda votación, a la mañana siguiente, Ratzinger subió a 65 y Bergoglio, a 35. El cardenal Martini se sentía optimista ante la evidencia de que Ratzinger no conseguía reunir los dos tercios necesarios. En la tercera votación, antes del almuerzo, Ratzinger 72, Bergoglio 40. En torno al cardenal argentino se había articulado algo que se parecía mucho a una minoría de bloqueo. «Mañana, grandes novedades», le comentó Martini a un colega. Confiaba en que las dos votaciones de la tarde siguieran en la misma línea y en que Ratzinger renunciara esa misma noche. Sucedió lo contrario. Mientras Martini veía crecer sus esperanzas de cerrar el paso al panzerkardinal, otros observadores más atentos percibían que era Bergoglio quien, con alusiones bastante claras, daba a entender que no se sentía preparado para seguir manteniendo el pulso o, en caso extremo, de asumir el pontificado. Bergoglio tenía miedo. Y eso hizo que, tras el almuerzo, un grupo de rebeldes decidiera volver al redil ratzingeriano. conclave-benedict_2506121b En la cuarta y definitiva votación, Ratzinger alcanzó una mayoría suficiente, con 84 votos, y Bergoglio bajó a 26. El malhumor de algunos cardenales se reflejó en votos excéntricos, como el otorgado a Bernard Law, ex arzobispo de Boston, retirado tras el escándalo de los sacerdotes pederastas. «En la Sixtina hubo un instante de silencio seguido de un largo y cordial aplauso», dice el diario. Al término del cónclave, el cardenal Daneels, el único que lamentó en público la elección de Ratzinger, pronunció una frase que ahora cobra todo su significado: «Aún no ha llegado el momento de elegir a un Papa hispanoamericano».   Artículo publicado en el Diario EL PAIS en Septiembre de 2005  

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Comentarios
9 comentarios en “Secretos del cónclave de 2005
  1. La elección de Joseph Ratzinger ha sido un gran bien para la Iglesia. Como de costumbre, el intrigante Martini se equivocó. En el cardenal milanés primaba su antipatía por el gran teólogo alemán antes que el bien de la Iglesia.

  2. Estupideces amarillistas. Francisco por poco y le besa la mano a Benedicto XVI cuando lo visitó por primera vez en Castelgandolfo. El afecto y veneración que siente por él es innegable.

  3. Palomino dijo:
    Yo me alegré inmensamente de que saliera Josef Ratzinger como sumo pontífice para el bien de la Iglesia. En Alemania ha tenido y tiene muchos admiradores, pero también enemigos acérrimos, sobre todo, entre teólogos progresistas y laicos liberales. Ha sido una lástima que le hayan tratado así y le hayan dificultado su misión: algunos han tratado de hacerle la vida imposible (H. Küng, p. ej.). El día de su elección por la tarde, estuve siguiendo en la televisión alemana los acontencimientos. Había tenido ya lugar la fumata que anunciaba que había sido elegido el nuevo papa. Vino un periodista alemán corriendo al jesuita comentador de la televisión alemana para decirle que el elegido era Josef Ratzinger. El jesuita desairado hizo una mueca bien visible de desagrado, y le apartó a un lado, esperando mejores noticias. Pero la buena noticia quedaba dada. Al jesuita de la televisión, al parecer, no le gustó que fuera el papa elegido Josef Ratzinger. Me alegré de que fuera Benedicto XVI, que conocía muy bien la Iglesia después de tantos años de prefecto de la Congregación de la Fe y mano derecha de Juan Pablo II, teólogo excelente, íntegro en su vida personal, en realidad un santo por lo que ha tenido que sufrir y aguantar. Esperamos que un día sea declarado «doctor de la Iglesia». El Papa Francisco, sin embargo, fue humilde y supo retirarse a tiempo. El Espíritu Santo le ha reservado para después. ¡Gracias a Dios!

  4. Benedicto XVI ha sido una oleada de santidad para la Iglesia. Un mártir de sus propios compañeros purpurados: las trampas que le tendieron, las amarguras que le hicieron pasar. Le pusieron a al prensa mundial en su contra, con intrigas e intereses económicos. Soportó todo con decisión, con oración. Un Papa Magno, de los que uno creía que sólo se los podía leer en los libros de Historia. Indudablemente el Espíritu Santo sigue guiando a la Barca de Pedro.
    Progresista, reformador en la línea de las Escrituras, amigo de que todos los cristianos volvieran al redil: anglicanos, ortodoxos, lefevrianos. Pensaba que en la Iglesia debía haber lugar para todos. Quiso seguir las palabras del Cricificado a Francisco en la Porciuncula: «Francisco mi casa está en ruinas, repárala».

  5. Muy probablemente, a esos cuatro que menciona Javier les va a salir el tiro por la culata y Francisco será el Papa que Dios quiere para este momento de la Iglesia. Recemos por ello

  6. He vivido paralelamente a SIETE papas y creo que como Benedicto XVI, ninguno, Benedicto XVI ha tenido y tiene el conjunto mas sobresaliente de cada uno de ellos, la espiritualidad de Pio XII, la sencillez de Juan XXIII, la intelectualidad y muy superior a la de PabloVI, la santidad y la humildad fina de Juan Pablo I, el sufrimiento de Juan Pablo II, el propio Benedicto XVI, su propia sabiduria hecha humildad, y los gestos de Francisco
    No creo que en un siglo se vuelva a tener un papa de la magnitud de Benedicto XVI, un papa que sin perder el norte de la Iglesia ha sabido darle explendor, sobre todo en su liturgia.
    El sufrimiento que ha tenido por parte de la curia eso es algo inenarrable, lo han dejado solo, solo ha tenido a su fiel secretario
    Tiempo habrá para desmenuzar estos explendidos ocho años de la era del papa sabio y humilde, Benedicto XVI

  7. Lo que está diciendo es que fue el candidato de la Mafia de San Galo, pero que él no formaba parte de la mafia, con lo cual no le alcanzaba la excomunión dictada por Juan Pablo II en «Universi Domini Gregis» y, consecuentemente, en este sentido su elección no fue canónicamente inválida.
    Otra cosa es que nos lo creamos.

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