Palabras del Santo Padre en el rezo del Regina Coeli del día de Pentecostés. Queridos hermanos y hermanas, está a punto de concluir esta fiesta de la fe, que comenzó ayer con la Vigilia y terminó esta mañana en la Eucaristía. Un nuevo Pentecostés que ha transformado la Plaza de San Pedro en un Cenáculo al aire libre. Hemos revivido la experiencia de la Iglesia primitiva, siendo una en la oración con María, la Madre de Jesús (cf. Hch 1,14). Nosotros también, en la variedad de los carismas, hemos experimentado la belleza de la unidad, para ser uno. Y esta es la obra del Espíritu Santo, que siempre crea de nuevo la unidad en la Iglesia. Quisiera dar las gracias a todos los movimientos, asociaciones, comunidades y organizaciones eclesiales. ¡Ustedes son un don y una riqueza para la Iglesia! ¡Esto son ustedes!. Agradezco en particular a todos los que han venido de Roma y de muchas partes del mundo. Lleve siempre el poder del Evangelio! ¡No tengan miedo! ¡Tengan siempre la alegría y la pasión por la comunión en la Iglesia! ¡El Señor resucitado esté siempre con vosotros y que la Virgen los proteja! Queridos hermanos y hermanas, muchas gracias por su amor a la Iglesia. ¡Buena fiesta!
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