Entrevista a Angelo Becciu, Sustituto de la secretaría de estado

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Becciu   Reproducimos la entrevista realizada en  Osservatore Romano a Angelo Becciu, sustituto de la secretaría de estado del Vaticano. En esta entrevista concedida a nuestro periódico el arzobispo Angelo Becciu, sustituto de la Secretaría de Estado, profundiza en la decisión del Papa Francisco de constituir un grupo de ocho cardenales para que le aconsejen en el gobierno de la Iglesia. Una opción que se ha de entender en clave teológica, porque, como apunta el prelado en esta entrevista, «aconsejar tiene una función muy relevante: ayudar al superior en la obra de discernimiento, es decir, a comprender lo que el Espíritu pide a la Iglesia en un momento histórico preciso». Sobre la reforma de la Curia se han escuchado muchas voces: equilibrio de poderes, moderadores, coordinadores, «superministerios de economía», revoluciones… En efecto, es algo extraño: el Papa aún no se ha reunido con el grupo de consejeros que eligió y ya abundan los consejos. Después de hablar con el Santo Padre, puedo decir que en este momento es absolutamente prematuro avanzar alguna hipótesis sobre el futuro ordenamiento de la Curia. El Papa Francisco está escuchando a todos, pero en primer lugar querrá escuchar a quienes eligió como consejeros. Sucesivamente se preparará un proyecto de reforma de laPastor bonus, que obviamente deberá seguir su proceso. Se habló mucho también del IOR, el Instituto para las obras de religión; alguien se ha apresurado a prever su supresión… El Papa se ha sorprendido al ver que le atribuían frases que nunca ha pronunciado y que tergiversan su pensamiento. La única mención al respecto fue durante una breve homilía en Santa Marta, improvisando, en la que recordó de modo apasionado que la esencia de la Iglesia consiste en una historia de amor entre Dios y los hombres, y que las diversas estructuras humanas, entre las cuales el ior, son menos importantes. La referencia fue un gesto de humor, motivado por la presencia en la misa de algunos empleados del Instituto, en el contexto de una seria invitación a no perder nunca de vista la esencialidad de la Iglesia. ¿Se debe prever que no será inminente una reestructuración de la actual conformación de los dicasterios? No sé prever los tiempos. El Papa, sin embargo, nos ha pedido a todos los responsables de los dicasterios que continuemos en nuestro servicio, pero no ha querido proceder, por el momento, a confirmación alguna en los cargos. Lo mismo vale para los miembros de las Congregaciones y de los Consejos pontificios: el ciclo normal de confirmaciones o nombramientos, que se realiza al término de los mandatos quinquenales, está suspendido por el momento, y todos continúan en su cargo «hasta nueva disposición» (donec aliter provideatur). Esto indica la voluntad del Santo Padre de tomar el tiempo necesario de reflexión —y de oración, no deberíamos olvidarlo— para tener una visión amplia de la situación. A propósito del grupo de consejeros, alguien ha llegado a sostener que una elección como esa puede poner en tela de juicio el primado del Papa… Se trata de un órgano consultivo, no decisorio, y en verdad no veo cómo la opción del Papa Francisco pueda poner en tela de juicio el primado. Es verdad, en cambio, que se trata de un gesto de gran relevancia, que quiere dar una indicación precisa sobre la modalidad con la que el Santo Padre quiere ejercer su ministerio. No debemos olvidar, en efecto, cuál es la primera tarea asignada al grupo de los ocho cardenales: asistir al Pontífice en el gobierno de la Iglesia universal. No quisiera que la curiosidad por el ordenamiento y las estructuras de la Curia romana desplazara a un segundo plano el sentido profundo del gesto realizado por el Papa Francisco. Pero la expresión «aconsejar», ¿no es demasiado indefinida? Al contrario, aconsejar es una acción importante, que en la Iglesia está definida teológicamente y se realiza a muchos niveles. Pensemos, por ejemplo, en los organismos de participación en las diócesis y en las parroquias, o en los consejos de superiores, provinciales y generales, en los institutos de vida consagrada. La función de aconsejar se debe interpretar en clave teológica: desde una perspectiva mundana deberíamos decir que un consejo sin poder deliberativo es irrelevante, pero esto significaría equiparar a la Iglesia a una empresa. En cambio, teológicamente aconsejar tiene una función muy relevante: ayudar al superior en la obra de discernimiento, es decir, a comprender lo que el Espíritu pide a la Iglesia en un momento histórico preciso. Sin esta referencia, por lo demás, no se comprendería nada ni siquiera del significado auténtico de la acción de gobierno en la Iglesia. ¿Qué sentimientos experimenta al colaborar con el Papa Francisco? Colaboré de cerca con el Papa Benedicto y ahora estoy continuando mi servicio con el Papa Francisco. Naturalmente, cada uno tiene su propia personalidad, su propio estilo, y me siento de verdad un privilegiado por este estrecho contacto con dos hombres totalmente entregados al bien de toda la Iglesia, desprendidos de sí mismos, inmersos en Dios y con una única pasión: dar a conocer la belleza del Evangelio a las mujeres y a los hombres de hoy.

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