En el marco de las catequesis Venga a Nosotros Tu Reino, el obispo de Cuernavaca y presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Mons. Ramón Castro Castro, impartió el noveno capítulo titulado “Una vocación apasionante”, un mensaje vibrante dirigido especialmente a los laicos, a quienes exhortó a vivir con pasión su misión de transformar el mundo desde sus realidades cotidianas, guiados por los principios del Evangelio.
Mons. Castro destacó que la Iglesia, desde su origen, tiene como misión extender el reino de Cristo y llevar la salvación a todos. En este contexto, el apostolado, entendido como toda actividad orientada a este fin, es una tarea compartida por todos los miembros de la Iglesia, donde los laicos ocupan un lugar esencial. “Los laicos son parte fundamental del cuerpo de Cristo y están destinados al apostolado”, afirmó el prelado, subrayando que la fuerza para cumplir esta misión proviene de los sacramentos, la oración y la participación activa en la liturgia.
El obispo hizo un llamado a los laicos para que, desde sus profesiones y responsabilidades cotidianas, ordenen las realidades temporales hacia Dios. Ya sea en la política, el comercio, la educación o cualquier ámbito laboral y social, los laicos están llamados a impregnar sus entornos con los valores cristianos de amor, justicia, respeto, honestidad y sinceridad. “Cada uno donde se encuentra tiene la gran oportunidad y responsabilidad de hacer que los principios cristianos transformen esas realidades”, señaló Mons. Castro, invitando a los fieles a humanizar sus ambientes y hacer la vida más bella.
En un mundo donde las palabras a menudo no bastan, el presidente de la CEM citó a San Francisco: “Ten cuidado con tu vida, quizás sea el único Evangelio que muchos vayan a leer”. Este recordatorio resalta la importancia de que las acciones de los laicos hablen más fuerte que sus palabras, siendo un testimonio vivo de la fe. En línea con el Concilio Vaticano II, Mons. Castro subrayó que los laicos están llamados a ser “levadura que fermenta toda la masa” en sus familias, barrios y lugares de trabajo, viviendo con creatividad, valentía y caridad.
El mensaje de Mons. Castro fue claro: los laicos deben destacar por su profesionalismo, honestidad y compromiso como ciudadanos ejemplares. “Sean libres y creativos. Destáquense por ser mejores profesionales, por ser honestos y muy buenos ciudadanos”, exhortó. Esta invitación no solo busca fortalecer la presencia cristiana en la sociedad, sino también inspirar a los laicos a vivir su vocación con pasión y entrega, transformando cada aspecto de su vida en una oportunidad para evangelizar.
El obispo cerró su reflexión señalando a la Virgen de Guadalupe como el modelo perfecto de vida espiritual y apostólica. María, a pesar de llevar una vida ordinaria llena de preocupaciones y trabajos, permaneció constantemente unida a su Hijo, cooperando de manera única en la obra de la salvación. “María, reina de los apóstoles, nos enseña a vivir nuestra vocación laical con la misma entrega y amor”, afirmó Mons. Castro, invitando a los laicos mexicanos a mirar a la Virgen como fuente de inspiración para su misión, a ser valientes, a vivir su fe con creatividad y a hacer de sus vidas un reflejo del Evangelio, para que, como María, puedan decir con sus obras: “Venga a nosotros tu reino”.