
En Godella y con ochenta religiosas. Caso verdaderamente insólito en estos días. Y en el matriz de La Aguilera quedarán todavía 120, más o menos.
Uno, que en su ya larga vida ha tenido notable relación con la Iglesia, ha sido muy poco monjil. No he tratado a monjas o religiosas apenas. Y no por ningún motivo especial. Simplemente ocurrió así. Admiración profundísima por las Hermanas de la Cruz, las Hermanitas de los Ancianos Desamparados y algunas otras pero que en lo personal no pasaron de algún saludo momentáneo y esporádico. Sin la menor trascendencia. Tal vez por eso de que a la vejez, viruelas, últimamente he conocido a algunas, pocas, algo más. Y con notable gozo. Compañía de María de Talavera, admirable, una religiosa del IVE de mucha personalidad y de la que nos sentimos muy amigos, el nombre de la Congregación es mucho más largo, y Iesu Communio que ya bastantes veces ha comparecido en el Blog.
Conocimos a Sor Verónica hace ya unos cuantos años y con trampa. Era la superiora de una comunidad de clarisas en Lerma que reventaba los medios por rebosar vocaciones en días absolutamente estériles. Hasta el punto de que vivían como sardinas en lata. Y más cómodas las sardinas.
¿La trampa? Mi mujer y yo preguntamos en el torno si podríamos conocer a la superiora o abadesa. Lo que fuera. Y lo voz del otro lado nos dijo amabilísimamente que era imposible por estar ocupada. Entonces yo le dije que éramos amiguísimos de su hermano obispo, a la sazón auxiliar de Oviedo, con notable exageración por mi parte. Le conocíamos, habíamos comido en una ocasión con él muy gratamente, pero no había más. Hoy lo hay y él lo sabe. Pues mano de santo. Compareció Sor Verónica y nos dejó, tras larga conversación, tampoco exageremos, cinco o diez minutos, un recuerdo más que notable.
Luego llegó Iesu Communio y bastante tiempo después, viniendo por la carretera de Burgos, decidimos entrar para ver lo que era aquello. Y quedamos abducidos. Como para volver todos los días. Salvadas todas las distancias, como el Monte Tabor. ¡Qué bien se está aquí!
Sor Verónica, Andrea, Benedicta, Edén, mi mujer te sigue llamando Conchita, Raquel… y otras más. Una gozada que nos resistimos multiplicar para no hacernos insoportables. Gracias a todas por tanto. Antes de la división volveremos para decir adiós a las que se van. Y si los años nos lo permiten también a Godella. Allí no estaré preocupado por los sabañones.
El cardenal Rouco os ha dirigido unas palabras con las que me siento totalmente identificado. Ahí están. Son también las mías.
https://www.religionconfidencial.com/diocesis/Veronica-Berzosa-fundadora-Iesu-Communio_0_3132286767.html
Concluyo con una petición a mis amigas. Las paredes de mi cubículo de trabajo están llenas de fotografías de personas a las que quiero y admiro. Y a las que hasta me encomiendo si ya se han ido. ¿Sería posible que en un momento de debilidad de Sor Verónica le arrancareis una con firma dedicada? De momento me contento con la que hoy aparece en el Blog. Y que es la única mujer, salvo la Virgen y la mía, que está en mis paredes.
Lo de Valencia se ha retrasado por dificultades económicas. Si alguno puede ayudarlas que lo haga.