Ya lo decía el lema: “Con ganas”. No quedaba claro de qué, pero ahora lo entendemos mejor. Con ganas de hacer política espectáculo. Con ganas de confundir gobernar con repartir. Con ganas de gastar el dinero público en lo que realmente importa… según los nuevos valores oficiales del Régimen.
La Comunidad de Madrid, presidida por Isabel Díaz Ayuso, ha aprobado un contrato de 220.630 euros —que asciende a 234.560,30 con impuestos— para la compra de 3.850.000 preservativos masculinos, 20.000 femeninos y 700.000 dosis de lubricante. Todo ello, por supuesto, para el “Orgullo”, la celebración más sacrosanta del calendario ideológico progresista, que se celebrará del 27 de junio al 6 de julio.
A este ritmo, que no falte el incienso
El contrato, impulsado por la Consejería de Sanidad, pretende reforzar las campañas de prevención de ITS. Porque claro, lo lógico no es fomentar la virtud ni apelar a la responsabilidad, sino repartir material profiláctico por millones como si fueran misales en una JMJ alternativa. Más de 4,5 millones de artículos sexuales, con su correspondiente licitación pública, su pliego de condiciones, su código CPV y su alma burocrática bien aceitada.
Todo bien medido, todo bien gestionado, todo bien empaquetado para el goce del contribuyente… y de quienes reciben el kit festivo sin pagar un duro.
El PP, garante de la revolución antropológica
Que a estas alturas haya quien se sorprenda es casi enternecedor. Pero por si acaso: sí, esto es el Partido Popular. El mismo que firma leyes de memoria ideológica, promueve el adoctrinamiento LGTB en colegios, financia colectivos abiertamente anticristianos y entrega el Estado al espíritu de la época con una sonrisa de “no somos Vox”.
Lo de Ayuso no es excepción. Es modelo. Es vanguardia. Y no hay nada más reaccionario hoy que defender lo evidente: que el Estado no tiene por qué subvencionar lubricante con el dinero de todos.
En 2024 ya se invirtieron 220.480 euros para comprar incluso más condones, aunque menos variedad femenina. Este año han afinado el catálogo y subido el gasto. Una evolución coherente: a mayor descomposición, mayor presupuesto.
Silencio en las ondas
No esperen oír esto en la COPE. Ni en los obispos que siguen repitiendo el mantra del “mal menor” como si nada hubiera pasado desde Zapatero. Pero aquí lo decimos: no hay nada que conservar en quienes han abrazado esta descomposición con entusiasmo presupuestario.
Ayuso representa al nuevo consenso. El que defiende la libertad para todo menos para disentir. El que reparte lo que no es suyo y se arrodilla ante todo lo que brilla. El que habla de “libertad” mientras financia las cadenas del alma.
“Con ganas”. Sí. De seguir destruyendo lo poco que queda de decente, de bello y de verdadero. Pero eso sí: con factura, con contrato y con lubricante.