El 17 y 18 de julio de 2025, dentro de los Cursos de Verano CEU-El Escorial, tendrá lugar un curso titulado “Creer en tiempos de ¿credulidad o increencia?”. El título ya es vaporoso. Pero lo verdaderamente inquietante no es el humo teológico, sino el fuego real: en el programa figuran como ponentes principales Xabier Pikaza y Juan Antonio Estrada.
¿Quién organiza? La ACDP, propietaria del CEU. ¿Quién se cuela? Dos teólogos cuya relación con el Magisterio católico es parecida a la de Nietzsche con el catecismo de san Pío X.
Una fe “madura”, líquida y sin dogmas
El texto oficial de presentación del curso se vende como “una reflexión crítica y esperanzadora”. Su retórica no decepciona:
“Vivimos en un contexto donde la secularización se manifiesta en pluralismo religioso, espiritualidades líquidas y creencias a la carta.”
“La nueva secularización no solo como amenaza, sino también como una oportunidad para renovar y purificar la fe cristiana.”
¿Purificarla de qué? ¿Del dogma? ¿De la Revelación? ¿De Cristo?
Pikaza: “La Iglesia jerárquica ha terminado su tiempo”
- “La Trinidad no es un dogma que deba aceptarse sin más, sino una expresión simbólica que la Iglesia debe reinterpretar en cada época.” (La nueva era del Espíritu, PPC)
- “La Iglesia como jerarquía y magisterio pertenece a un paradigma superado.” (Blog personal, 2022)
- “No hay resurrección como vuelta a la vida de un cadáver. Lo que hay es experiencia pascual.” (Comentario a Marcos, Verbo Divino)
Estrada: la increencia como virtud posmoderna
- “La resurrección no es un hecho histórico, sino una experiencia subjetiva de los discípulos que interpretaron su dolor y fracaso a la luz de una esperanza escatológica.” (Teología y secularización, Trotta)
- “No tiene sentido hoy hablar del infierno o del demonio. Son figuras simbólicas que deben ser desmitificadas.” (Curso de Cristología, Universidad de Granada)
- “La divinidad de Cristo no puede entenderse como un atributo ontológico, sino como una metáfora existencial.” (Cristología para tiempos de crisis, Trotta)
La ACDP en la encrucijada
Lo alarmante no es que Pikaza y Estrada sigan en sus trece. Lo alarmante es que la ACDP les dé tribuna en una institución cuya identidad se presume católica. Esto no es una charla en la Facultad de Filosofía de la Complutense. Esto es el CEU. Con recursos, visibilidad e influencia real —al menos en el campo de las humanidades y la vida pública—. Por eso este curso no puede despacharse como un simple desliz académico.
Puede que haya sido un error de vigilancia, un exceso de pluralismo, un “gol por la escuadra” de algún despistado doctrinal. Pero es un error grave. Porque lo que está en juego no es una opinión, sino la formación de conciencias y la transmisión de la fe.
Una grieta que aún puede taparse
No todo está perdido. El CEU ha albergado iniciativas valiosas en otros contextos. La solución no es cerrar nada, sino corregir lo que se ha torcido. Retirar el respaldo a este curso, matizar su contenido, o al menos contrarrestar sus efectos con claridad doctrinal es aún posible.
Pero lo que no se puede hacer es mirar hacia otro lado mientras se ofrece el micro a quienes niegan —con lenguaje académico— todo aquello que el CEU dice representar.
Porque no se trata de credulidad o increencia.
Se trata de fidelidad o traición.