Según informa Silere non Possum, en la Fraternidad de Comunión y Liberación se respira un clima de tensión, exacerbado por las acciones autoritarias del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida.
El citado medio italiano informa que en la Fraternidad de Comunión y Liberación se vive un clima de tensión, atribuido a las acciones autoritarias del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida. Según este medio, la estrategia eclesial de los últimos doce años ha sido “divide y vencerás”, y ni siquiera la obra nacida del P. Luigi Giussani ha escapado de esta dinámica.
En ese artículo, Silere non Possum destaca que Davide Prosperi, presidente internacional de Comunión y Liberación, en una carta dirigida a los miembros de la Fraternidad el 28 de febrero de 2025, adopta un tono que sugiere la actitud de alguien que, sin haber sido elegido, actúa con la confianza de quien cuenta con respaldo. Según el medio, en Comunión y Liberación parece haberse instalado una lucha de poder, donde algunos buscan imponer su visión del carisma del P. Giussani, incluso sobre quienes compartieron su camino.
El portal también señala la participación del cardenal Kevin Joseph Farrell en este proceso de transformación, lo cual genera inquietudes debido a su asociación con figuras controvertidas como Theodore Edgar McCarrick. Silere non Possum se pregunta qué autoridad tiene Farrell para intervenir en Comunión y Liberación, recordando que mientras el P. Giussani dedicó su vida a los jóvenes de GS, Farrell formó parte de los Legionarios de Cristo, a quienes abandonó cuando le resultó conveniente.
En su análisis de la carta de Prosperi, Silere non Possum destaca su afirmación sobre la comunión eclesial: «Estamos seguros de que el camino que la dirección de la Iglesia nos indica es el de nuestro crecimiento, en función de toda la comunión eclesial». No obstante, el medio interpreta estas palabras como una «excusatio non petita», cuestionando la necesidad de difundir mensajes que, en su opinión, ofrecen una versión parcial de la situación e ignoran las preocupaciones de los miembros de la Fraternidad.
El artículo también menciona la aparente animadversión de Prosperi hacia el P. Julián Carrón, líder del movimiento hasta hace poco. Silere non Possum observa que Prosperi se refiere a Carrón con un distanciamiento que sugiere una clara hostilidad, omitiendo el reconocimiento de su papel como sacerdote y líder. La publicación sugiere que esto responde a una ambición de poder por parte de ciertos laicos que buscan ascender dentro de la organización.
Asimismo, el medio recuerda dinámicas similares en comunidades monásticas, donde aquellos que debían respaldar a los líderes se convirtieron en sus principales detractores. Silere non Possum plantea la duda de si las tensiones en Comunión y Liberación responden a problemas reales o a la ambición de ciertos individuos. Prosperi, al referirse a su relación con Carrón, menciona: «Yo también, que he sido un estrecho colaborador de Julián… tuve que recorrer un camino personal, a veces dramático». Para el medio, estas palabras reflejan una justificación encubierta, dejando entrever una demanda de uniformidad en lugar de unidad.
En este contexto, Silere non Possum destaca la respuesta crítica de Giancarlo Martinelli, quien fuera durante muchos años secretario de la Fraternidad. Martinelli, en una carta enviada a Prosperi, cuestiona la falta de hechos concretos en las declaraciones de Prosperi y señala que, en los textos del P. Giussani y del P. Carrón, no hay rastros de resistencia a la autoridad de la Iglesia, sino de un diálogo respetuoso y abierto.
Finalmente, el artículo subraya que Martinelli ha solicitado en repetidas ocasiones una revisión detallada de las acusaciones formuladas contra los anteriores líderes del movimiento, sin obtener respuesta. Según Silere non Possum, esta falta de transparencia deja a Comunión y Liberación en un estado de incertidumbre, con un liderazgo que parece más preocupado por consolidar su posición que por resolver los problemas internos de la Fraternidad.
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