Los olvidados: cómo la Iglesia católica puede servir mejor a los solteros

Los olvidados: cómo la Iglesia católica puede servir mejor a los solteros

Me recuerdo sentado en la última fila de mi parroquia un domingo, mirando cómo las familias llenaban las filas y las parejas se tomaban de la mano durante la homilía.

Era un hermoso panorama -un auténtico testimonio de la vitalidad de nuestra Iglesia-, pero yo no podía evitar la sensación de no pertenecer a ella. Siendo un cristiano soltero en los 30, muchas veces me sentía invisible, era como si mi vida estuviera estancada mientras los demás habían encontrado su lugar. El hincapié de la Iglesia en el matrimonio y la familia, a pesar de ser vital, parecía no dar cabida a los que todavía estábamos discerniendo o simplemente navegando por las complejidades de la soltería.

Si avanzamos rápido hasta hoy, estoy casado con una mujer asombrosa que conocí en SALT,  una aplicación de citas cristianas, que pone en contacto a solteros católicos y cristianos de todas las profesiones y condiciones sociales, tras años de sentirme aislado y desapercibido por la Iglesia.  ¡Y hasta tenemos un niño de un año que es toda la luz de mi vida!  Es la prueba de que, a pesar de todo, Dios actúa en nuestras vidas.

Ahora bien, esa experiencia en la iglesia sembró una semilla en mi mente: ¿La Iglesia está haciendo lo suficiente para atender a sus miembros solteros? De no ser así, ¿qué se puede hacer para cambiar esta situación y al mismo tiempo respetar las tradiciones y los sacramentos que son tan importantes para nuestros valores fundamentales?

Los retos a los que se enfrentan los católicos solteros

Con frecuencia, los católicos solteros navegan por una cultura que ensalza las relaciones románticas como el pináculo de la realización humana. Esta situación puede generar una sensación de no ser suficiente o de soledad, incluso en el interior de la Iglesia. A menudo, los sermones y los programas parroquiales hacen hincapié en el matrimonio y la familia, tratando la soltería como una simple fase de transición. Para quienes siguen solteros hasta los 30, 40 y más años, esta exclusión puede resultar aún más aguda.

Por otra parte, los católicos solteros se enfrentan a preguntas sobre su lugar en la Iglesia. Tal vez les cueste encontrar una comunidad en parroquias muy orientadas a la familia. Con frecuencia, los ministerios para jóvenes adultos se enfocan en los veinteañeros, con lo que sin darse cuenta dejan a los solteros mayores sin un hogar espiritual. Las personas que disciernen el celibato fuera de la vida religiosa se pueden sentir invisibles, ya que raramente se habla de este camino o se celebra.

En qué se ha quedado corta la Iglesia

Falta de Representación: Por lo general, los ministerios y las enseñanzas de la Iglesia se dirigen a las parejas casadas y a los sacerdotes, mientras que los laicos solteros que viven su fe tienen poca visibilidad.

Programas Limitados: Son pocas las parroquias que organizan programas o actos dirigidos a los adultos solteros, especialmente a los que no tienen más de 20 años. Por ello, muchos se sienten excluidos de la vida comunitaria.

Mensajes No Intencionados: Es posible que las homilías y las comunicaciones parroquiales transmitan sin intención que el matrimonio y la familia son las formas principales de vivir una vida católica plena, apartando el valor inherente de la soltería como vocación.

Cómo puede mejorar la Iglesia

La Iglesia tiene la oportunidad de integrar y ministrar con mayor plenitud a los católicos solteros. Estos son algunos pasos prácticos:

Reconocer la Soltería con Propósito: Aunque la Iglesia cuenta con una rica teología sobre la soltería, raramente se hace hincapié en ella. Fomentar la idea de que la soltería podría ser un estado de vida con propósito y santo -tanto si es temporal como permanente, mediante un llamado al sacerdocio o como laico- contribuiría a afirmar a los católicos solteros en su dignidad y misión.

Desarrollar Ministerios Específicos para Solteros: Cada parroquia debería plantearse la idea de crear más ministerios y pequeños grupos específicos para adultos solteros. Estos podrían brindar formación espiritual, fraternidad y apoyo mutuo.

Diversificar Sermones y Programas: En las homilías y los actos parroquiales se deberían tratar de forma intencionada las realidades de la vida de los solteros. Para ello, podrían incluirse temas como la soledad, el discernimiento y la construcción de una comunidad al margen de las estructuras familiares tradicionales.

Crear Comunidades Inclusivas: En las parroquias se puede fomentar la inclusividad asegurándose de que estén representados todos los grupos de edad y estados de vida en el liderazgo y las actividades de la comunidad. Las actividades no deberían estar divididas por grupos demográficos, sino diseñadas para reunir a toda la parroquia.

Celebrar el Celibato y la Castidad: La doctrina de la Iglesia respecto a la castidad se refleja en todos los estados de vida, pero resulta especialmente difícil para los católicos solteros que viven en una cultura que con frecuencia menosprecia el celibato. Brindar apoyo, aliento y catequesis acerca de la belleza de vivir castamente puede ayudar a los católicos solteros a sentirse fortalecidos en lugar de aislados.

Proporcionar Orientación Espiritual: Son muchos los católicos solteros que están discerniendo su camino en la vida y que se podrían beneficiar del acceso a directores espirituales que comprendan sus retos y aspiraciones particulares.

Encontrar la conexión en la era digital

Junto a estas medidas, la Iglesia puede motivar a los católicos solteros a recurrir a herramientas que promuevan conexiones significativas y relaciones centradas en la fe. Algunas aplicaciones como SALT, donde yo conocí a mi esposa, constituyen una plataforma en la que los cristianos solteros tienen la oportunidad de conocer a otras personas que comparten sus valores y su fe. Así, en un mundo en el que muchas veces las citas pueden considerarse desconectadas de la vida espiritual, recursos como SALT sirven de puente y permiten a los solteros acercarse a las relaciones con intencionalidad y desde una perspectiva centrada en Cristo.

Una Llamada a la Acción

Desde hace mucho tiempo, la Iglesia Católica predica la dignidad inherente a todo ser humano y la llamada universal a la santidad. A fin de vivir esto en su plenitud, la Iglesia debe incluir y afirmar deliberadamente a los católicos solteros como miembros vitales del Cuerpo de Cristo. Independientemente de que los católicos solteros estén llamados al matrimonio, a la vida consagrada o al celibato de por vida, todos ellos merecen la atención pastoral, el aliento y el sentido de pertenencia de la Iglesia.

Si en verdad creemos que la vocación de cada persona -casada, religiosa o soltera- supone un don para la Iglesia y para el mundo, tendremos que tomar medidas para garantizar que todos los católicos se sientan vistos, valorados y equipados para vivir su fe. Haciendo esto, la Iglesia puede encarnar con mayor plenitud el amor de Cristo y convertirse en un testimonio aún más fuerte para el mundo.

A mis compañeros católicos solteros: Ustedes no están solos. Son amados. Y tienen un papel vital que desempeñar en la vida de la Iglesia. Debemos trabajar juntos para garantizar que todos los estados de vida sean celebrados, apoyados y alimentados en nuestro camino compartido hacia Cristo.

Por Matthew Townend

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