Medjugorje, un pequeño pueblo en Bosnia-Herzegovina, continúa siendo un epicentro de fe y conversión espiritual. Así lo asegura Aldo Cavalli, Visitador Apostólico de la Santa Sede, en una entrevista con Vatican News.
Según Cavalli, este lugar, que comenzó como un fenómeno de apariciones marianas en 1981, ha sido reconocido por sus abundantes frutos espirituales y su capacidad de transformar vidas.
Aldo Cavalli, quien vive en Medjugorje desde hace tres años, describe la experiencia de este lugar como única. «Nunca había estado aquí antes, pero he visto cómo quienes regresan lo hacen profundamente transformados», explica. Según él, Medjugorje no es un destino turístico, sino un lugar de oración donde las personas buscan cambiar de vida, enfrentar problemas con esperanza y encontrar la paz interior.
«Los peregrinos no vienen a ver monumentos ni atracciones turísticas. Llegan con un propósito: encontrarse con el Señor y la Virgen María», afirma Cavalli. Relata cómo en su primer año en Medjugorje presenció la confesión espontánea de un joven rebelde, una muestra clara del poder de conversión que se vive en este lugar.
El Reconocimiento del Vaticano y los Frutos Espirituales
Aunque el Vaticano no se pronuncia oficialmente sobre la sobrenaturalidad de las apariciones marianas, las normas del Dicasterio para la Doctrina de la Fe publicadas en mayo destacan los frutos espirituales de Medjugorje. Estos incluyen millones de peregrinos, miles de sacerdotes en búsqueda de renovación espiritual, un notable aumento de vocaciones y los profundos mensajes de paz.
«El Papa Francisco nos dice: ‘Vayan, vayan, vayan’. Medjugorje es un lugar de gracia donde la gente se encuentra con el Señor», asegura Cavalli. Además, enfatiza que los mensajes marianos, aunque no añaden nada a la Revelación, ayudan a los creyentes a vivir su fe con mayor profundidad y compromiso.
La Reina de la Paz y el mensaje de reconciliación
En sus supuestos mensajes, la Virgen María se ha presentado como «Reina de la Paz», un título especialmente relevante en una región marcada por conflictos y diversidad religiosa. «El mensaje de paz no se trata solo de relaciones humanas, sino de reconciliación con Dios, que es la base para vivir en armonía», explica Cavalli. También resalta la importancia del diálogo interreligioso, respetando la identidad de cada tradición.
Uno de los aspectos más destacados de Medjugorje es su capacidad de atraer a personas de todas las edades y orígenes. Cavalli subraya que la devoción popular, centrada en la Eucaristía, la adoración y el rezo del Rosario, es clave para el cambio espiritual que experimentan los peregrinos. «El verano pasado, vi a 40.000 jóvenes en adoración eucarística, en absoluto silencio. Fue un momento de encuentro real con el Señor», recuerda emocionado.
Cavalli concluye con una invitación a todos los fieles: «El documento de la Santa Sede dice claramente: vayan a Medjugorje porque es un lugar de gracia». Para quienes buscan paz, conversión y un encuentro profundo con la fe, este pequeño pueblo continúa ofreciendo una experiencia transformadora que toca corazones y cambia vidas.