El obispo de Hangzhou, monseñor Joseph Yang, ha destacado la importancia del acuerdo entre el Vaticano y China sobre el nombramiento de obispos, subrayando que este acuerdo es clave para fortalecer la unidad de la Iglesia y favorecer la participación de los católicos en la vida eclesial.
El prelado se ha mostrado especialmente favorable al trabajo que se está realizando en el Sínodo, en particular en lo que respecta a la participación de los fieles en las decisiones eclesiásticas.
Durante una entrevista concedida a la prensa local, monseñor Joseph Yang ha afirmado que el Sínodo, en el que participa como miembro de pleno derecho, «es una oportunidad extraordinaria para compartir y aprender de la experiencia de otras Iglesias». El obispo ha valorado el proceso sinodal como un espacio de diálogo y escucha, donde se busca responder a los desafíos contemporáneos de la Iglesia global, incluidas las necesidades pastorales en China.
El acuerdo entre el Vaticano y China, firmado en 2018 y renovado en 2020, establece un marco para el nombramiento consensuado de obispos, lo que supone un avance significativo en las relaciones entre la Iglesia católica y el Gobierno chino. Monseñor Joseph Yang ha destacado que este pacto «ayuda a garantizar que los obispos nombrados cuenten con la aprobación del Papa», lo que refuerza la comunión de la Iglesia en todo el mundo. En sus palabras, «la cooperación entre ambas partes ha permitido que los obispos chinos sean reconocidos tanto por Roma como por las autoridades de nuestro país».
Aunque el acuerdo ha sido objeto de críticas en algunos sectores, tanto en China como en el extranjero, monseñor Joseph Yang lo ha defendido como un «paso esencial para el futuro de la Iglesia en China», especialmente para fortalecer su misión pastoral en un entorno político y social complejo. El obispo ha subrayado que, aunque no está exento de dificultades, el acuerdo es un puente de entendimiento que beneficia a la comunidad católica.
Por último, monseñor el obispo Yang ha reiterado su confianza en los resultados del Sínodo y en el acuerdo con el Vaticano, confiando en que ambos procesos continuarán fortaleciendo la misión de la Iglesia en China y su unidad con la Iglesia universal.
El año pasado, el obispo Yang tuvo que abandonar el Sínodo a mitad por causas desconocidas.