El Papa participa en un encuentro interreligioso en una mezquita de Yakarta y firma una declaración contra “la deshumanización y el cambio climático”

El Papa participa en un encuentro interreligioso en una mezquita de Yakarta y firma una declaración contra “la deshumanización y el cambio climático”

Durante el Encuentro interreligioso celebrado en la Mezquita Istiqlal de Yakarta, el Papa Francisco y el Gran Imán, profesor Nasaruddin Umar, firmaron la Declaración Conjunta de Istiqlal 2024, un documento que aborda «las graves crisis de la deshumanización y el cambio climático», y llama a los creyentes a comprometerse en la lucha contra la violencia y en la promoción de la paz y la armonía.

El texto de la Declaración destaca la preocupación por la instrumentalización de la religión, que a menudo provoca sufrimiento en un mundo cada vez más afectado por la violencia. Se subraya que el verdadero rol de las religiones debe ser el de promover y proteger la dignidad de toda vida humana, alejándose de prácticas que fomenten la violencia y la exclusión. Asimismo, el documento denuncia el abuso contra el medio ambiente, describiéndolo como «nuestra casa común», y alerta sobre las consecuencias destructivas de estas acciones, tales como catástrofes naturales y el  supuesto calentamiento global, las cuales obstaculizan la convivencia armoniosa de las comunidades.

En su intervención, el Papa Francisco instó a construir sociedades abiertas que sean capaces de aislar los fundamentalismos peligrosos, y destacó la importancia de la respuesta de las religiones ante las crisis actuales. La Declaración Conjunta propone que, mediante un compromiso común, las religiones pueden ofrecer soluciones efectivas a estos desafíos. Se menciona específicamente el principio filosófico indonesio de Pancasila como una posible contribución a esta causa.

El Papa y el Gran Imán hicieron un llamamiento a los líderes religiosos para que orienten los valores religiosos hacia la promoción de una cultura de respeto, dignidad, compasión, reconciliación y solidaridad fraterna, con el objetivo de superar tanto la deshumanización como la destrucción del medio ambiente. En este sentido, se enfatiza que los líderes religiosos tienen una responsabilidad especial en la colaboración por el bienestar de la humanidad.

El documento también resalta la importancia del diálogo interreligioso como una herramienta eficaz para resolver conflictos, especialmente aquellos que surgen del abuso de la religión. Al considerar a la humanidad como una única familia global, la Declaración subraya la necesidad de reconocer y valorar el diálogo entre religiones para fomentar la paz y la cooperación a nivel local, regional e internacional.

Finalmente, la Declaración Conjunta de Istiqlal concluye con una invitación a todas las personas de buena voluntad para preservar la integridad del ecosistema, con el fin de asegurar que los recursos naturales sean transmitidos de manera responsable a las generaciones futuras, reafirmando así el compromiso con la protección del medio ambiente como un legado común.

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