Su Santidad está redoblando últimamente sus dos mensajes obsesivos, al margen de la doctrina cristiana tradicional: la inmigración masiva y el cambio climático. En esto último insiste en su último vídeo de “la intención de oración” del Papa para el mes que empieza.
Este septiembre, el Papa Francisco insta a los fieles a “orar por el clamor de la Tierra” y “las víctimas de los desastres ambientales y la crisis climática”.
“Rezamos para que cada uno de nosotros escuche con el corazón el grito de la Tierra y de las víctimas de los desastres ambientales y de la crisis climática, comprometiéndonos personalmente a custodiar el mundo que habitamos”, comienza la intención de oración del Papa para septiembre.
El único problema es que, a diferencia de otras intenciones de oración papales, esta exige fe en doctrinas al margen del mensaje cristiano. ¿Cómo podrá compartirla quien no comparte el credo del IPCC de las Naciones Unidas? Y, desde luego, el cristiano no tiene obligación alguna de creer en él.
El mensaje papal, titulado “Por el grito de la tierra”, recuerda que “si tomáramos la temperatura del planeta, ésta nos diría que la Tierra tiene fiebre. Y está enferma, como todo el que está enfermo”. Lo que no deja de parecer como si la Tierra fuera en sí misma un ser vivo y personal.
“¿Pero estamos escuchando este dolor? ¿Oímos el dolor de los millones de víctimas de las catástrofes medioambientales?”, añade. Sin embargo, numerosos expertos científicos, como el Dr. John Clauser, ganador del Premio Nobel, de la Coalición CO2 , han refutado las afirmaciones alarmistas sobre el clima, como las promovidas por el Papa Francisco, y han negado que exista una “crisis climática”.
Asimismo, el pasado sábado, al conceder audiencia a los directivos y empleados de la empresa italiana Terna, Francisco afirmó: “Hay mucha energía sucia en el planeta . Sucio, por supuesto, debido a demasiadas fuentes fósiles y no renovables ; pero también manchada por la injusticia , por las guerras que surgen y son alimentadas por el hambre de energía ”.