El modelo sinodal, se nos dice, es ‘caminar juntos’ como Iglesia. Pero la Iglesia, Cuerpo Místico de Cristo, no solo está constituida por los que peregrinamos ahora sobre la tierra, la Iglesia Militante, sino también por la Purgante y, sobre todo, por la Triunfante.
En un sínodo que pretende dar voz a todos, ¿por qué no hay referencias a los santos, cuya voz debería ser escuchada con especial interés? Se lo pregunta George Weigel en el Denver Catholic.
No hay virtualmente referencia alguna en el Instrumentum laboris del inminente sínodo de la sinodalidad a los santos, personajes cuya vida, como decía Benedicto XVI y recuerda Weigel, supone un argumento más convincente de la verdad de nuestra fe que los razonamientos más ingeniosos. La ausencia resulta especialmente chocante teniendo en cuenta el énfasis del Papa Francisco sobre el testimonio de vida en contraste con el denostado ‘proselitismo’ como medio de apostolado.
También contrasta, dice Weigel, con lo afirmado en el Concilio Vaticano II, del que el sínodo es a menudo presentado como actualización y desarrollo. La Constitución Dogmática conciliar sobre la Iglesia, uno de sus dos textos fundacionales, dedica un capítulo entero a la “llamada universal a la santidad”, en el que los padres del Concilio enseñan que la santidad es la vocación bautismal de todo cristiano.
“Si el Sínodo sobre la Sinodalidad de octubre va a contribuir a la evangelización de un mundo que necesita urgentemente la santidad, y si va a acelerar la reforma en curso de la Iglesia para que el catolicismo muestre más efectivamente tal santidad, entonces el Sínodo tendrá tomar a los santos mucho más en serio que su Documento de Trabajo”, afirma Weigel. “Porque si la “sinodalidad” no se trata de fomentar la santidad, entonces es un mirarse el ombligo institucional eclesiástico, y una escandalosa pérdida de tiempo y dinero”.
Ayuda a Infovaticana a seguir informando