En el Día de Conmemoración de la Shoah, Su Santidad ha señalado en un mensaje grabado la importancia de recordar “porque estas cosas pueden volver a ocurrir”.
«Hoy, aniversario de la liberación del campo de exterminio de Auschwitz, se celebra la Jornada de la Memoria. Conmemoramos a las víctimas de la Shoah y a todos los perseguidos y deportados por el régimen nazi». Son las palabras del Papa Francisco pronunciadas al final de la audiencia general. Un llamamiento que subraya la importancia del Día de la Memoria que se celebra cada 27 de enero. «Recordar -reiteró- es una expresión de humanidad, recordar es un signo de civilización, recordar es una condición para un futuro mejor de paz y fraternidad».
Sobre todo, añade el Santo Padre, “recordar también significa tener cuidado porque estas cosas pueden volver a ocurrir, empezando por propuestas ideológicas que quieren salvar a un pueblo y acaban destruyendo a un pueblo y a la humanidad. Cuidado con el inicio de este camino de muerte, exterminio y brutalidad”.
Es un mensaje especialmente oportuno en nuestro tiempo en el que, mientras se vigila con infatigable constancia el regreso del horror por donde no va a llegar -ningún émulo de Hitler en nuestro tiempo querría parecerse en nada a Hitler si aspira a triunfar-, se asiste impasible a un desprecio sin precedentes por la vida de los más débiles: de los niños por nacer, con el aborto, y de los ancianos, los enfermos, los ‘inútiles para la producción’, con la eutanasia.
Pero si el régimen nazi mostraba, al menos, vergüenza por su execrable intento de exterminar al pueblo judío, ocultando al mundo su crimen y no dejando constancia documental de aquel horror, los exterminios de nuestro tiempo no solo se realizan a la luz del día y con plena publicidad, sino que se presentan como ‘avances sociales’ y ‘extensión de derechos’.