Para el obispo alemán de Hildesheim, Heiner Wilmer, el problema que se esconde tras la angustia de tantos católicos por la ausencia de sacramentos durante el confinamiento a que ha obligado la pandemia es que “estamos obsesionados con la Eucaristía”. “Eso está mal, es un camino estrecho”, ha declarado a la cadena Deutschlandfunk.
“La verdad es que hemos aprisionado a Dios en una caja, atado un círculo alrededor y así pensamos que lo tenemos”, es la interpretación de Wilmer de la Adoración Eucarística, lo que muestra “qué empobrecidos estamos” con nuestra “obsesión” por la Eucaristía, añadiendo que las iglesias vacías podrían ser un anticipo del futuro.
Lo peor que nos puede pasar a los católicos, advierte Wilmer, sería ver en la peste que asola el planeta un mensaje divino y reaccionar acudiendo al “agua bendita y otras prácticas más allá de la razón”.
Según el obispo de Hildesheim, la iglesia tiene que superar sus «tendencias monárquicas». La gente no está interesada en la cuestión de quién tiene poder, sino quién está vinculado a sus experiencias, dijo, y defendió que se introdujeran controles institucionales para limitar el poder en la Iglesia.
Wilmer es partidario de ‘revisar’ el celibato sacerdotal obligatorio, algo que cree que Francisco acabará replanteando, pero aconseja paciencia a sus defensores.