A estas alturas de la película pocos dudamos de que el Papa Francisco es un gran defensor de los postulados del nuevo orden mundial y muchas de sus intervenciones van en esa línea. Sus antecesores en el sacro solio solían ser muy prudentes salvo en casos extremos en donde sacaban toda la artillería para defender los que les corresponde defender, es decir, la Iglesia, la predicación del evangelio y la libertad religiosa. No se le pasaba por la cabeza tomar partido porque sabían que sus palabras y sus acciones podían tener repercusiones serias. Hoy, además, tenemos una agravante importante que lo que el papa dice da la vuelta al mundo en cuestión de segundos. Todos los papas han tenido manías y defectos, el problema es que hoy son públicos y muy conocidos. La figura del papa esta intrínsecamente unida a la Iglesia de la que es cabeza visible. El cambio de nombre al aceptar la designación indica que una persona ha muerto y otra ha nacido. Estamos en una situación, por desgracia, en la que parece lo contrario, el papa esta muriendo y Jorge Mario y sus ocurrencias están creciendo. Bergoglio tiene, y es legítimo que las tenga, sus ideas personales que pueden ser buenas o malas, acertadas o equivocadas pero otra cosa es la iglesia y su doctrina que no depende de las opiniones personales de nadie. Estas cosas hoy están muy enredadas y nos quieren imponer a todos que o francisquista o no estás en la iglesia verdadera.
Ye tenemos bastante lio montado con los señores migrantes y su utilización partidista y política en la que el Papa Francisco es figura universal y señera en defender los postulados de nuevo orden mundial. Ahora nos metemos en el problema de armamento. Así como en la inmigración tenemos buenos y malos. Son malísimos los países que no abren sus puertos y puertas y derriban sus muros y buenos, o por lo menos inexistentes, los países que provocan la emigración masiva de sus ciudadanos. En Venezuela, por irnos un poco lejos, somos muy malos si no acogemos a que huyen de su país pero ni una palabra de los que está provocando todo esto en donde Maduro y sus alrededores parecen santos canonizables.
Hoy estamos con la mafia, invento italiano, como si otras latitudes no existieran fenómenos similares. En Italia hay milles de personas que han perdido su vida y mucho más que sufren está lacra social. Entra en la lógica marxista de la lucha de clases es hacer entender que los italianos son todos mafiosos, se supone que incluyendo a la iglesia católica en Italia que parece que también son italianos.
El pontífice hoy entra en la defensa del desarme. Es evidente que desde la quijada de Caín, por no citar la espada de fuego del ángel de paraíso, las cosas ya empezaron violentas. El lema clásico: ‘ si vis pacem, para belum’ – si quieres la paz, preparate para la guerra – ha sembrado la historia de la humanidad. Es evidente que las armas están hechas para matar y esto en sí mismo es malo y una desgracia. El Papa Francisco, en otra de sus simplificaciones tendenciosas, nos dice que América, la del norte, y Europa son los que matan niños por fabricar armas. Los datos que encontramos nos dicen que estos países no llegan a la mitad del mercado mundial de armas. ¿De los demás se olvida Su Santidad porque son amigos? Nos referimos a Rusia, China, y demás. Los que compran las armas, se supone que para utilizarlas, son unos santos sin malas intenciones. En fin, otra más que enfadará, y no poco, a los señalados por el dedo acusador, ese que nunca juzga.
Nos suponemos que, a partir de hoy, desaparecerán las armas en el estado pontificio y dejaremos de ver los controles a la entrada, tanto italianos, con armamento más que visible, como de los soldados y policías del Papa Francisco. El Vaticano también gasta sus euros, y no pocos, en armas y en seguridad. Es posible que el Papa Francisco no ha superado el miedo que nos pide a los demás superar porque los muros siguen y las armas están. Caer en la demagogia tiene estas cosas. El Papa Francisco nos pide el desarme y está rodeado de sus policías armados. El lenguaje de los hechos siempre tiene mucha más fuerza que las palabras vacías.
Han pasado años del terremoto de l’Aquila y poco se ha hecho. La ciudad sigue destruida y las mafias siguen enseñorearas en la situación y paralizando todo.
El encuentro, vestido de Misa, en el Vaticano entre el Papa Francisco y el presidente de la república italiana, con tantos intereses comunes, está dando mucho que hablar. A estos niveles el teléfono no es fiable y los emisarios siempre traicionan. A Misa se puede ir en muchos sitios y por tanto se ven otras intenciones en las devociones presidenciales.
Mama Natuzza es una conocida mística calabresa, que ya es decir, que ha vivido rodeada de fama de santidad y fenómenos extraordinarios. Muy popular y muy querida. Dejó en herencia un santuario e importantes obras sociales que son objetos de litigios. Hoy parte su proceso de beatificación con una masiva celebración. Dios actúa como quiere y donde quiere.
Se ha intentado por todos los medios anular el encuentro de las familias de Verona por lo civil y por lo eclesiástico. El problema es que el Vaticano se está quedando sin compañeros de viaje en estos temas. Tiene extraños colegas para el cambio climático y las políticas de inmigración. Para defender a la familia no tiene a nadie y a los que tiene los maltrata.
Al nuncio de Francia lo estás escondiendo. Se nos llena la boca de grandes proclamas y cuando toda a uno de los nuestros se hace lo que se hace. Las autoridades francesas empiezan a cabrearse ante el silencio y las complicidades vaticanas. El culebrón Barbarin sigue y a este puede añadirse el del diplomático.
Sin duda que estamos en tiempos en que los demonios andan muy sueltos. En el famoso fresco de Giotto de Asís con la escena de la visita de San Francisco al sultán de Egipto Malek el-Kamil ha aparecido un tercer demonio. Ya teníamos dos rodeando al sultán y ahora tenemos un tercero, en forma de dragón, escondido en la hoguera. No es fácil descubrir los demonios pero estar están y actúan.
«Aquel de vosotros que esté sin pecado, que le arroje la primera piedra.»
Buena lectura.
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