La Pantoja y Robespierre

La Pantoja y Robespierre

pantoja

¿Y por qué traer a la Pantoja a un blog religioso? Pues porque nos invita a hacer una reflexión de índole moral. Olvidemos por un segundo los delitos de los que se le acusa. La Pantoja ya está en prisión y Telecinco echando espumarajos por la boca por el trato de favor que recibe, que consiste en que le han cambiado el colchón, pintado las paredes y cosas así.  Me pregunto yo si sería un escándalo a nivel nacional que a un preso etarra le cambiaran un colchón, o si por el contrario los comentaristas saldrían al quite para pedir cierta humanidad. Aquello de no juzgar, de ser misericordioso… No lo duden. Telecinco, reflejo de buena parte de España, no tiene estas actitudes fruto del amor a la rectitud, sino porque están infectados de un Robespierrismo agudo, populista, chabacano, y con denominación de origen español, es decir, enormemente envidioso. Esta envidia iracunda es el germen del pensamiento de izquierdas, que no busca la justicia social, sino matar al rico porque, aunque ello no nos dé más dinero e incluso nos empobrezca, sacia nuestra mala baba. No tengo ninguna simpatía a la Pantoja. Pero menos simpatía tengo a los perros jacobinos que ladran en la Plaza de la Concordia. Robespierre terminó sin cabeza en su deriva revolucionaria. Hoy ladran contra unos, mañana puede que ladren contra cualquiera de nosotros. Este sí es un tema moral sobre el que reflexionar y sobre el que pronunciarnos ahora que tenemos tiempo. Porque o ponemos cortapisas a los excesos populistas o pronto nos vamos a enterar qué consecuencias tendrá el dejarnos llevar por este juego.

Ayuda a Infovaticana a seguir informando