
Es un artículo de El Confidencial Digital sobre la biografía que Anna Caballé acaba de escribir sobre Concepción Arenal.
Y que trata de ella y de otras cosas.
El tema Arenal me toca «políticamente» por estar casado con una tataranieta de Doña Concepción. Por lo que mis hijos, cinco, y mis nietos, trece, son descendientes directos de ella.
Mi mujer se apellida Cantero Núñez, hija de Fernando Cantero García Arenal, hijo a su vez de Federico Cantero y de Concha García Arenal, esta última hija de Fernando García Arenal, hijo que fue de Doña Concepción.
Yo llegué a conocer por mi matrimonio y por relaciones previas con la familia, a cinco nietos de Doña Concepción: Concha, la abuela de mi mujer, Ángel, Pilar. Teresa y María. Todos García Arenal Winter. A Fernando no le conocí.
De sus bisnietos sobreviven, no quisiera matar a ninguno, y con quienes tengo muy buenas relaciones, Conchita Cantero García Arenal, hermana de mi suegro, Maribel García del Arenal Rubio, Ernestina García Arenal Rubio, no hermanas sino primas, y Santiago Gutiérrez del Arroyo y García Arenal.
En esa familia hubo una institución, la nieta de Doña Concepción, Pilar, la famosa «Tia Pilar» no sólo en el entorno de la sangre sino también en El Con de Moaña, de personalidad notabilísima y con peculiaridades de carácter. Ella era la soltera y la depositaria del arenalismo.
Pero el hijo de Doña Concepción se hizo institucionalista, y destacado, e inculcó en la familia virtudes y defectos de la Institución Libre de Enseñanza. A mí me sorprendió ver en el dormitorio de «Tía Pilar» la fotografía de Francisco Giner de los Ríos. Un crucifijo no lo recuerdo aunque tal vez estuviera. La fotografía, sí.
Esa moral austera de los institucionistas, con valores innegables y también defectos, llevó a «Tía Pilar» a destruir toda la correspondencia que poseía de su abuela por pensar que eran temas personales que nadie debía conocer.
¿El catolicismo de Doña Concepción? Mi mujer dice que acendrado pero tal vez más por afecto que por conocimiento. Habrá que leer sus textos cosa que yo no he hecho ni tengo intención de hacer. No por desprecio sino por falta de tiempo a mi edad. Seguramente mi cuñado, Estanislao Cantero Núñez García Arenal Saavedra, tataranieto de Doña Concha, sea hoy quien pudiera ilustrarnos más al respecto. Que no supo educar católicamente a su hijo Fernando perece evidente. O que habiéndolo intentado no lo consiguió. Sus nietos fueron católicos practicantes, al menos en sus últimos años que fueron los que yo conocí, todos o bastantes. Y bisnietos, así así. De todo como en botica, Alguna hasta monja.
Leo que se han perdido sus casas. En las que estuvo. En Vigo conocí de niño la ruina de la en que vivió y creo que murió. Camino del Calvario. La última morada, en el cementerio de Pereiró de la ciudad viguesa es monumental. El Ayuntamiento celebraba un acto conmemorativo de su muerte ante su tumba e invitaba al mismo, como representante de la familia, a mi cuñado Federico Cantero, también tataranieto de Doña Concepción. No sé si continúa haciéndolo y a estas horas de la mañana no voy a llamarle para preguntárselo. Estuve con mi mujer, hace muchos años, unos cincuenta, en la hermosa casa en la que vivió en Potes, más bien en sus cercanías, que sus entonces propietarios tuvieron la amabilidad de abrirnos. La casa de su hijo en Moaña, El Con, donde vivimos veranos inolvidables y en la que «Tía Pilar» era una institución local, seguramente la construyó después de la muerte de Doña Concepción. Fernando García Arenal tiene allí una calle. Pienso que quien de verdad se la merecería, sin restarle nada a quien la posee, es su hija Pilar García Arenal sin duda la persona más conocida allí en los años de su vida y bastantes después.
Creo que la familia no se preocupó nada de su ilustre antecesora. Y eso ha quedado en manos de otros. Ahora llega esa nueva biografía que yo igual no leeré pero que sin duda entrará en casa. Hubo Arenales muy interesados por sus mayores y la labor de Conchita Cantero García Arenal y sobre todo e su hija Isabel Díaz de Aguilar Cantero, reivindicando la figura de su padre y abuelo Federico Cantero Villamil, también abuelo y bisabuelo de mi mujer y mis hijos, ha sido extraordinaria y ha actualizado una figura muy notable de la ciencia española. Pero Doña Concepción hasta el momento, ha sido trabajo de plumas no familiares. Recuerdo haber leído la de la Campo Alange,
Si hoy los la traigo aquí no es por razones de parentesco sino de catolicidad. ¿Lo fue? ¿Notablemente? No lo sé. Aunque creo que razones abonan el sí. No sólo por su extraordinaria labor en favor del preso, específica obra de caridad de la Iglesia, en lo que alcanzó cumbres altísimas, sino porque toda obra caritativa, como los Conferencias de San Vicente de Paúl, la tenían de incondicional.
Yo no puedo presumir de nada porque no es nada mío. Pero no me molesta nada, más bien me agrada, que lo sea de mi mujer, de mis hijos y de mis nietos.
En mi casa hay tres documentos históricos familiares todos por parte de mi mujer. Dos bronces, uno de Brocos (1896) y otro de Benlliure, sin fecha, el primero de Concepción Arenal y el segundo del padre del ilustrísimo ingeniero de Caninos que fue Federico Cantero Villamil, y un óleo del primer Conde de Vigo, figura muy destacada de la lucha contra el francés y del pensamiento contrarrevolucionario y antiliberal de entonces. Pues, salvo percances imprevistos, nuestra misión es legárselos a quienes nos sucedan como nosotros los recibimos de nuestros mayores.
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