Cada 9 de septiembre, la Iglesia Católica celebra la memoria de San Pedro Claver S.J. (1580-1654), un sacerdote jesuita catalán que entregó su vida al servicio de los más olvidados de su tiempo: los esclavos africanos desembarcados en el puerto de Cartagena de Indias. Su vida y testimonio siguen interpelando a la conciencia cristiana, en un mundo donde persisten nuevas formas de esclavitud.
“Ego Petrus Claver, aethiopum semper servus” (“Yo, Pedro Claver, esclavo de los negros para siempre”), escribió en el acta de sus votos perpetuos. Estas palabras definieron su vida y su ministerio en el Nuevo Reino de Granada, donde la trata de personas era un comercio institucionalizado que despojaba de toda dignidad a miles de seres humanos.
De Cataluña al Nuevo Mundo
Nacido en Verdú, Cataluña, en 1580, Pedro Claver ingresó en la Compañía de Jesús a los 19 años. Tras años de formación, fue enviado como misionero a Cartagena de Indias, el mayor puerto negrero del continente americano. Allí fue ordenado sacerdote en 1616 y comenzó una labor que le ganaría el título de protector de los esclavos africanos.
Claver no se limitó a condenar la injusticia. Cada vez que llegaban barcos negreros, descendía a las oscuras bodegas para atender a los recién llegados. Llevaba consigo agua, alimento y medicinas para los enfermos y moribundos. Su misión no solo fue aliviar el sufrimiento físico, sino también anunciar a Cristo y administrar el bautismo a quienes lo deseaban.
Defensor de los desposeídos
Pedro Claver se opuso con firmeza a las teorías que negaban la humanidad de los africanos y denunció los abusos de los traficantes. También extendió su atención a los indígenas y a los presos de las cárceles de la ciudad. Su radical opción por los pobres le granjeó incomprensión entre autoridades, comerciantes e incluso dentro de su propia orden.
Pese a ello, perseveró hasta el final, convencido de que en cada esclavo estaba el mismo Cristo sufriente. Con sus actos, cuestionó a toda una sociedad que se había habituado a la barbarie de la esclavitud.
Últimos años y canonización
Los últimos años de Claver estuvieron marcados por la enfermedad y el olvido. Murió en Cartagena el 9 de septiembre de 1654. Sin embargo, el pueblo que en vida lo había visto como un extraño salió en masa a rendirle homenaje en su funeral.
En 1986, el Papa San Juan Pablo II visitó su tumba en Cartagena y recordó la actualidad de su mensaje, señalando cómo la esclavitud del dinero y de la droga esclaviza hoy a multitudes, de un modo no menos devastador que el comercio de seres humanos en el siglo XVII.
Un santo para tiempos de esclavitud moderna
San Pedro Claver es hoy patrono de los derechos humanos y símbolo de la dignidad cristiana frente a toda forma de explotación. Su ejemplo interpela en un mundo donde persisten nuevas formas de esclavitud: la trata de personas, el narcotráfico, la explotación laboral y la manipulación de la pobreza.
Su vida recuerda que la verdadera libertad se alcanza en Cristo y que la misión de la Iglesia es ponerse del lado de los últimos, incluso a costa de la incomodidad y el rechazo.
Fuente: Enciclopedia Católica Acriprensa.
