Malaui: los obispos piden dejar el móvil en la puerta de la iglesia y recuperar la reverencia

Malaui: los obispos piden dejar el móvil en la puerta de la iglesia y recuperar la reverencia

El I Congreso Eucarístico Nacional de Malaui (5–10 de agosto) concluyó en Lilongüe con un llamado claro: no usar teléfonos móviles durante la Misa y volver a las “formas objetivas de reverencia” ante la presencia real de Cristo. En la Misa de clausura, el arzobispo Thomas Luke Msusa (Blantyre) advirtió contra la banalización del culto: “si creemos que Jesús está realmente presente en la Eucaristía, debemos demostrarlo en nuestro modo de orar”, dijo, criticando expresamente el chateo y la grabación con teléfonos durante las celebraciones. El congreso reunió a las ocho diócesis del país con el lema: “La Eucaristía: fuente y culmen de los peregrinos de la esperanza”.

Siete resoluciones: adoración para todos, canto al servicio de la liturgia y Comunión en la lengua

El comunicado final aprobó siete resoluciones: promover la reverencia al Santísimo; recordar que la adoración y la bendición eucarística no son devociones privadas sino un deber de toda parroquia; difundir el formato común de adoración previsto en los nuevos himnarios en chichewa y chitumbuka; preparar dignamente las celebraciones, con coros que faciliten la participación mediante cantos conocidos; recomendar encarecidamente la Comunión en la lengua; y priorizar la catequesis eucarística y la pastoral de reconciliación para quienes hoy no pueden acceder a los sacramentos.

“Quita tus sandalias”: el lenguaje de la reverencia

Msusa recordó el episodio de Moisés ante la zarza: ante Dios, se descalza y se postra. Ese gesto —explicó— no es arqueología bíblica, sino una gramática espiritual válida para el hoy: silencio, recogimiento y signos exteriores de respeto. Desde esa lógica, el móvil en la mano durante la Misa no es un detalle sin importancia, sino una distra­cción que rompe la atención de la asamblea y desdibuja el misterio celebrado.

Malaui, un país joven que quiere cuidar la fe

Malaui (casi 19 millones de habitantes, cerca de 3 millones de católicos) vive una intensa vida eclesial y no es ajeno a las tensiones culturales de la era digital. Las resoluciones no condenan la tecnología en sí —la Iglesia local la promueve en clave evangelizadora—, pero delimitan su lugar en la liturgia: la asamblea es para escuchar y adorar, no para producir contenidos. Es una opción pastoral que pretende educar la libertad: cuando la tecnología invade el santuario, el símbolo se apaga y el Misterio queda cubierto por pantallas.

No es “rigorismo”, es reconocer la presencia real

El paquete aprobado en Malaui —móviles fuera, adoración para todos, cantos al servicio del rito, recomendación de recibir la Comunión en la lengua— no busca formalismos estéticos, sino proteger la verdad central de la fe: Cristo está presente, vivo y real, en la Eucaristía. Allí donde la liturgia se convierte en espectáculo, el pueblo pierde el sentido de lo sagrado; donde se devuelve a la liturgia su lenguaje de adoración, la fe se fortalece y evangeliza. Esta es la “lección” malauí: menos cámara y más rodillas.

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