El conocido sacerdote alemán Winfried Abel, figura habitual en medios católicos como EWTN, K-TV y Radio Horeb, ha hecho pública su decisión de desvincularse espiritualmente de la diócesis de Fulda, a raíz del respaldo institucional al llamado “Christopher Street Day” y a las bendiciones de uniones homosexuales. “¡En esta diócesis ya no quiero ser sacerdote!”, declaró Abel, en una carta abierta publicada por el medio kath.net y citada por Catholic News Agency.
“En esta diócesis ya no quiero ser sacerdote”
Abel denuncia el respaldo institucional del obispado de Fulda al activismo LGBT, concretamente a través del apoyo oficial al “Christopher Street Day” —una manifestación pública del orgullo LGBT—, al que el vicario general de la diócesis dedicó un mensaje de apoyo publicado en el sitio web oficial del obispado.
En respuesta, Abel anuncia que dejará de identificarse como “sacerdote de la diócesis de Fulda” y se llamará en adelante “sacerdote de la Iglesia Católica Romana”, señalando que solo en el ministerio petrino, con sede en Roma, ve garantizada la fidelidad a la promesa de Cristo: “Las puertas del infierno no prevalecerán contra ella”. A su juicio, esa promesa ya no puede aplicarse a la Iglesia en Fulda.
“Las marchas del orgullo son un espectáculo de perversiones”
En su carta, el P. Abel critica con dureza las llamadas “Pride-Paraden”, calificándolas como «síntomas de una sociedad moralmente desenfrenada, una colorida exhibición de perversiones, glorificación de obscenidades de mal gusto y un espectáculo de la pérdida del sentido de vergüenza».
Afirma que el término pride (orgullo), utilizado como emblema del movimiento LGBT, tiene un carácter profundamente teológico, al vincularlo con la soberbia original del ser humano contra Dios, que provocó la caída narrada en el Génesis. «La primera ‘Pride Parade’ fue la salida del hombre del Paraíso», escribe Abel.
Críticas a la bendición de uniones homosexuales: “No conocen la diferencia entre eros y ágape”
El sacerdote se refiere también a la reciente guía pastoral promovida por la Conferencia Episcopal Alemana y el Comité Central de los Católicos Alemanes (ZdK), que abre la puerta a celebraciones de bendición para parejas del mismo sexo.
Abel denuncia que muchos obispos alemanes han dejado de distinguir entre los distintos tipos de amor: sexual (sexus), erótico (eros), amistoso (philia) y divino (ágape), y que bendicen indiscriminadamente todo aquello que se presenta bajo la palabra “amor”.
“La Iglesia en Alemania se ha alineado con el espíritu del mundo”
Abel describe una Iglesia que ya no es capaz de diferenciar entre la voluntad de Dios y el deseo humano, y acusa a muchos de sus pastores de temer más la opinión pública que la verdad del Evangelio. Critica también el uso ideológico de expresiones del papa Benedicto XVI sobre la pluralidad de caminos hacia Dios para justificar una “diversidad” que, según él, es pura relativización moral.
El estado de la diócesis de Fulda: templos como decorado para conciertos y seminarios vacíos
El P. Abel denuncia el deterioro moral y litúrgico en su diócesis con ejemplos concretos. En la festividad de san Bonifacio —padre del cristianismo en Alemania—, señala que la bandera arcoíris desfila sin oposición entre los estandartes oficiales en la plaza de la catedral.
También denuncia la banalización de la liturgia, como en el caso de una misa de carnaval con una prédica convertida en discurso cómico. Además, lamenta que se bautice a niños de padres no creyentes, con plena consciencia de que abandonarán la Iglesia en el futuro.
La gran pregunta: ¿qué distingue a la Iglesia de Fulda de la sociedad secular?
La carta está atravesada por una pregunta que Abel repite como clamor: “¿Qué distingue a la Iglesia de Fulda de la sociedad secular?”
Según el veterano sacerdote, la confusión doctrinal y moral ha alcanzado niveles tales que los jóvenes ya no pueden percibir qué significa verdaderamente ser sacerdote, y por ello no surgen vocaciones. Critica incluso la visión del obispo Gerber, quien atribuye la falta de vocaciones a un problema de “work-life balance”, importando conceptos del lenguaje empresarial al ámbito espiritual.
“No quiero ser más sacerdote en Fulda”
El sacerdote concluye con un mensaje claro y contundente: «Hoy quisiera gritar a los pocos creyentes que quedan: ‘¡Pueblos, escuchad las señales!’»
Tras más de seis décadas de ministerio, afirma que no puede seguir identificándose con una diócesis que ha abandonado el rumbo de la fe: «En esta diócesis ya no quiero ser sacerdote. Me llamaré en adelante sacerdote de la Iglesia Católica Romana, porque solo en el ministerio de Pedro veo garantizada la promesa de Jesús».
