Son pocos (más bien pocas) pero ruidosos y estos días se están haciendo notar en Roma.
Están perfectamente coordinados entre ellos. Estos grupos de moral laxa pseudoprotestante tratan de utilizar este Sínodo para lograr avances concretos y significativos en sus demandas por transformar la Iglesia de arriba a abajo.
Tiene poder y el apoyo de muchos medios y periodistas que coquetean con jerarcas bien posicionados dentro de la curia vaticana convertidos en verdaderos burócratas alejados de Dios.
El cardenal Víctor Manuel Fernández sabe bien lo que supone recibir ataques y cuando han venido en una dirección no se ha dejado amedrentar, pero parece que cuando los ataques hacia su persona vienen por el costado izquierdo trata de controlar los daños.
Como ya les hemos ido contando durante estos días sinodales, los grupos progresistas están en Roma haciendo lobby por sus dos causas estrella: la homosexualidad y el diaconado/sacerdocio femenino. Pare ello, organizan charlas, conferencias, actos reivindicativos y dejan propaganda a los asistentes del Sínodo.
La sesión pro diaconado femenino a la que faltó el cardenal
La semana pasada, hubo uno de esos actos para recabar apoyos a favor del diaconado femenino, a pesar de la negativa por activa y por pasiva tanto del Papa Francisco como del propio cardenal Víctor Manuel Fernández, pero ya sabemos que esta gente no acepta un no por respuesta. El pasado 18 de octubre se celebró una reunión de los delegados del Sínodo que se centró en el papel de la mujer en la Iglesia. El cardenal Fernández no acudió a esa cita por tener un compromiso médico pero envió a dos hombres de su confianza para escuchar y tomar notas. La ausencia del cardenal argentino fue entendida como que no estaba muy interesado en este asunto por lo que rápidamente el poderoso lobby feminista salió en tromba a pedir su cabeza.
Ante el revuelo causado, durante el fin de semana el cardenal Tucho Fernández tuvo que pedir disculpas por no asistir a ese evento. Esas disculpas las ha vuelto a reproducir este lunes en el Aula Pablo VI delante de todos los sinodalistas. Además, ha anunciado que el próximo jueves 24 de octubre, a las 16.30 horas se va a reunir con quienes deseen presentar «ideas sobre el papel de la mujer en la Iglesia».
Así lo hizo saber en su comunicación durante la congregación general de la mañana del lunes. Concretamente, sobre el «diaconado femenino», el cardenal dijo: «El Santo Padre me ha confirmado que la Comisión presidida por el cardenal Giuseppe Petrocchi seguirá activa. Los miembros del Sínodo que lo deseen -individualmente o como grupos- pueden enviar consideraciones, propuestas, artículos o preocupaciones a dicha Comisión». Además, cabe señalar que a comienzos del mes de marzo, cuando comenzó el Sínodo, el propio Fernández alejó la posibilidad del diaconado femenino en la Iglesia.
La cuestión del diaconado femenino «no está madura»
En esa intervención, el prefecto de Doctrina de la Fe añadió que «sabemos que el Santo Padre ha expresado que, en este momento, la cuestión del diaconado femenino no está madura y ha pedido que no entremos ahora en esta posibilidad», dijo el cardenal. «La comisión de estudio tiene conclusiones parciales que publicaremos en su momento, pero seguirá trabajando». Y, «por otra parte, el Santo Padre está muy preocupado por el papel de la mujer en la Iglesia e, incluso antes de la petición del Sínodo, pidió al Dicasterio para la Doctrina de la Fe que explorara las posibilidades de un desarrollo sin centrarse en el orden sagrado».
Los defensores de introducir reformas dentro de la Iglesia e incorporar a la mujer a las sagradas órdenes siguen haciendo presión y ruido para alcanzar sus objetivos y las palabras del cardenal Fernández parecen ahora dejar la puerta entreabierta. Si la cuestión del diaconado femenino «no está madura», ¿quiere decir que es simplemente cuestión de dejar pasar un poco el tiempo hasta que esté madura como si de una fruta se tratase?
Siguiendo con las palabras de Víctor Manuel Fernández, aseguró que «pensar en el diaconado para unas pocas mujeres no resuelve la cuestión de los millones de mujeres que hay en la Iglesia». Para el cardenal, por tanto, «apresurarse a pedir la ordenación de diaconisas no es la respuesta más importante hoy para promover a la mujer».
En definitiva, el Sínodo de la sinodalidad llega a su fin y los promotores de estas iniciativas ven con temor como su tren parece escaparse hasta no se sabe muy bien cuando. Estamos en la última semana y nuestras fuentes en Roma nos confirman que estos pocos pero ruidosos defensores del diaconado femenino tratan de acaparar portadas y marcarle los pasos al prefecto de Doctrina de la Fe para que sus demandas sean no solo escuchadas sino que también estén recogidas en el documento final del Sínodo de la ‘delirilidad’.