Prólogo de una peregrinación

Prólogo de una peregrinación

En la tarde de ayer, en torno a las 20:15 daba comienzo la peregrinación tradicionalista de Nuestra Señora de la Cristiandad España (en adelante NSCE).

Minutos antes, en los aledaños de la Santa Iglesia Catedral del Salvador de Oviedo, se iban dando cita los peregrinos participantes, venidos de distintos puntos de la geografía española y del extranjero.

Reinaba ya, momentos previos al acto eucarístico, un ambiente religioso y jovial. Los peregrinos se saludaban y preguntaban «¿De dónde vienen?» Formando una familia con una única intención y una sola alma.

Un estentóreo grito «¡Viva Cristo Rey!» enardecía el ánimo de los presentes que, poco a poco y con el más absoluto respeto, iban entrando en el templo catedralicio.

La ceremonia comenzó con la solemne exposición del Santísimo Sacramento de manos del capellán general de NSCE, don Íñigo Serrano, quién, además, dirigió el Rosario y la novena a la Inmaculada como preparación a la Consagración a la Virgen que los peregrinos realizarán al llegar a Covadonga.

Tras unos minutos de oración personal en silencio, ante Jesús sacramentado, se impartió la bendición con el Santísimo bajo los acordes del himno nacional.

Con el canto del himno a la Virgen de Covadonga, interpretado magistralmente por el coro ad hoc de NSCE, se cerró el acto eucarístico.

Durante la ceremonia, reinaba en el interior de la catedral un silencio sacro, hondo y orante tan sólo interrumpido por los cantos de la coral y el rumor de turistas despistados que entraban curiosos en el templo y se sorprendían al ver cientos de jóvenes postrados a los pies de Jesús Sacramentado.

Si, así comienza la peregrinación, veremos que conclusión la depara el Señor.

P. Francisco Torres Ruiz

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