En una larga entrevista con la revista Ecclesia, el cardenal Miguel Ángel Ayuso Ayuso, prefecto del Dicasterio para el Diálogo Interreligioso, habla sobre jornadas organizadas por la Subcomisión Episcopal para las Relaciones Interconfesionales y el Diálogo Interreligioso.
«Desafortunadamente, todavía me muevo en muchos ambientes donde hay enorme resistencia al diálogo interreligioso», asegura el purpurado español. En ese sentido, apunta Ayuso que «en no pocos sitios me toman el pelo, en muchos me preguntan que qué hago perdiendo el tiempo al promover el diálogo, pero estoy convencido de que es el camino».
A pesar de las dificultades, el cardenal Ayuso defiende que «hay que animarse, porque el diálogo interreligioso no es algo opcional en nuestra labor eclesial; es una necesidad vital de la que depende en buena parte el futuro de la humanidad».
Hablando sobre las relaciones con los musulmanes Ayuso dice que «se mete miedo» cuando «se dice que viene el lobo» y «que cada vez hay más musulmanes, que vienen a convertir Europa». «Es cierto que el islam tiene una dimensión universal, como el cristianismo, y, por lo tanto, no es expansionista, sino que forma parte de su propia identidad», añade el cardenal.
A pesar de ello, el prefecto del Dicasterio para el Diálogo Interreligioso afirma en la entrevista que «no me preocupa que vengan musulmanes que puedan convertir nuestro país, sino que Europa y España hayan renunciado a sus raíces cristianas, a su identidad».
«Europa y el humanismo se deben a los valores cristianos: como Cristo salvó a la humanidad, que sea el hombre quien construya la ciudad», defiende Ayuso.
El cardenal hispalense hace hincapié en que «no podemos ver a los otros como enemigos». «Por culpa del miedo nos encerramos en nosotros mismos, nos alejamos y empeoramos los problemas. El miedo es el peor enemigo del diálogo y tiene un fundamento esencial: la ignorancia. Hay mucha ignorancia y arrogancia, cuando lo que hace falta es educación, formación», añade.
Por último, el cardenal Ayuso defiende que «quien reza y piensa de manera distinta a la mía no es un enemigo. Hay que creer en la sinceridad de las intenciones recíprocas» aunque por otro lado afirma que «no decimos que todas las religiones sean iguales, sino que todas las personas que buscan a Dios y todas las personas de buena voluntad, aunque no tengan una afiliación religiosa, tienen igual dignidad.»