La archidiócesis de Quebec cancela las Misas de Navidad para luchar contra la pandemia

La archidiócesis de Quebec cancela las Misas de Navidad para luchar contra la pandemia

El arzobispo de la ciudad de Quebec, en Canadá, cardenal Gérald C. Lacroix, ha anunciado que, a la luz de los recientes rebrotes de la ‘incidencia’ de casos de covid, todas las Misas de Navidad quedan canceladas.

No habrá Misas de Navidad en Quebec este año (uno más), por orden del señor arzobispo, temeroso ante la expansión de una nueva variante, Ómicron, que equivale, según las fuentes científicas, a un leve catarro, informa LifeSiteNews. Solo se exceptúan las misas funerales.

“Dada la seriedad de la situación sanitaria, en consulta con los líderes parroquiales y con su equipo, el arzobispo de la Ciudad de Quebec ha tomado la difícil decisión de suspender las celebraciones colectivas en su territorio, empezando el 23 de diciembre a medianoche, hasta el 10 de enero de 2022”, se lee en la nota oficial.

“Soy consciente de que será muy decepcionante no reunirse este año en las iglesias para las celebraciones de Navidad y Fin de Año, pero considero nuestro deber participar en el esfuerzo colectivo para evitar una mayor expansión del coronavirus”, añade el cardenal.

Se permitirá las “visitas personales” a las iglesias, siempre que se cumplan los protocolos oficiales, incluyendo que el feligrés muestre prueba de vacunación antes de entrar en el templo.

Desde que comenzara la pandemia ha habido en Canadá, según los datos oficiales, 1.920.000 casos de coronavirus y 30.113 muertes. En el último día se diagnosticaron 14.993 nuevos casos y 28 muertes. Teniendo en cuenta la población canadiense, desde que llegara esta enfermedad de Wuhan hace dos años, ha fallecido el 0,079% de los habitantes del país debido a este virus.

En el año 303, Diocleciano prohibió a los cristianos reunirse en domingo para celebrar sus sagrados ritos. A Cartago, fueron conducidos los santos mártires de Abitinia, por haberse reunido para celebrar la eucaristía dominical en contra de lo establecido por la autoridad. Interrogados por el procónsul Anulino, a pesar de los tormentos confesaron su fe cristiana y la imposibilidad de renunciar a la celebración del sacrificio del Señor, derramando su sangre en lugares y momentos distintos

Félix, uno de los mártires, explicaba así al procónsulo por qué habían desobedecido la orden: “¡Un cristiano no puede existir sin celebrar los misterios del Señor y los misterios del Señor no se celebran sin la presencia de los cristianos! El cristiano vive de la celebración de la liturgia… Sábete que cuando oigas el nombre cristiano es uno que se reúne con otros hermanos ante el Señor, y cuando oigas hablar de reuniones, reconoce en ellas el nombre de cristiano”.

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