«Si San Ignacio levantase la cabeza probablemente estaría contento»

«Si San Ignacio levantase la cabeza probablemente estaría contento»

«Los jesuitas hoy en día no somos mejores ni peores que los de antes»

Con motivo del día de san Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús, el jesuita José María Rodríguez Olaizola, Secretario de comunicación de la Provincia de España, ha escrito un artículo preguntándose que pasaría si el santo levantara la cabeza.

Primero se hace eco de las críticas hacia los jesuitas, algo que según el autor, «se ha vuelto un recurso bastante común en algunos ámbitos». Dice Olaizola que según estos críticos, si san Ignacio levantara la cabeza «moría del disgusto» y que «a partir de Arrupe todo fue una decadencia». Él mismo contesta a esos críticos diciendo que no sería así.

«Si San Ignacio levantase la cabeza probablemente estaría contento de ver que sus compañeros seguimos buscando trabajar por el Reino de Dios», dice el jesuita, añadiendo que el contexto actual es «muy distinto al que le tocó a él».

Cuesta imaginarse a san Ignacio ‘contento’ viendo como uno de sus hijos -por poner un ejemplo cercano-, el propio Olaizola, apoyaba el día del ‘Orgullo’ gay públicamente en Twitter, acompañando el tuit con una imagen de la cruz de Cristo, sobre la que tanto medito el fundador de la Compañía, pintarrajeada con los colores del lobby gay. Les confieso que me resulta imposible.

Continúa diciendo que estaría contento porque entre ellos sigue habiendo esfuerzos y tensiones, que no siempre ven las cosas de la misma forma, «y en ocasiones hay que pelear para que cambien» que no son esclavos «del «siempre ha sido así», como él mismo no lo fue», asegura Olaizola.

«Los jesuitas hoy en día no somos mejores ni peores que los de antes», ya que según José María siguen «bebiendo en los ejercicios espirituales una aproximación al evangelio y al encuentro personal con Cristo», que es a quien siguen.

Asegura que siguen teniendo en la espiritualidad de la encarnación «un reto para dialogar con un mundo que tiene sus propias dinámicas». El conflicto por ese diálogo, según Olaizola, «tampoco es nuevo», y pone de ejemplo a los defensores de los ritos malabares y la liturgia, a finales del siglo XVII.

«Tampoco es nueva la polémica que siempre ha generado la Compañía de Jesús en algunos sectores». Aquí no le falta razón, sirva de ejemplo el Dominus ac Redemptor de Clemente XIV por el que el propio Papa suprimía la Compañía.

Dice Olaizola que los jesuitas siguen tratando de estar «en fronteras diferentes», reconociendo que a veces es complejo «porque la frontera tiene mucho más de intemperie». «Rezamos. Celebramos. Creemos. Buscamos a Dios. Compartimos la vida en nuestras comunidades. Acompañamos a personas. Educamos. Deseamos ser fieles», asegura, «Y sí, también nos equivocamos y pecamos, pero resulta que a lo más necio de este mundo es a lo que Dios llama».

Termina el artículo reconociendo el descenso en el número de jesuitas y añadiendo que en parte, «seguramente», ese descenso es responsabilidad suya. Que si san Ignacio levantara la cabeza les echaría alguna «bronca» pero que eso «le viene de carácter».

«Por supuesto que hay mucho mejorable en nosotros» confiesa Olaizola, «pero los nostálgicos de otra época, que siempre están comparando las cifras con las de los años 40,50,60,70… de algún modo están ciegos» porque es «toda nuestra sociedad la que ha cambiado» y toda la Iglesia «la que se reduce». Y concluye «Si el disgusto de algunos es que la SJ no es la de antes, a eso se le llama nostalgia. Y a nosotros lo que nos tiene que mover es la esperanza».

Y vosotros, qué pensáis. ¿Qué creéis que pensaría san Ignacio si levantara la cabeza?

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