Hoy la Iglesia conmemora el bautismo de Jesús en el Jordán, fiesta con la que termina el tiempo de Navidad y comienza el tiempo ordinario.
Con el bautismo en el Jordán, Jesús termina su vida silenciosa en Nazaret e inicia su misión mesiánica. Jesús es el «Siervo de Yahvé», el Hijo amado del Padre que pasó haciendo el bien. Isaías describe los rasgos del Siervo, a saber: es el enviado por Dios para ser portador de justicia, de luz y de libertad (1 Lect.). Cuando Jesús fue investido por el Espíritu como Mesías en las aguas del Jordán, se oyó la voz del Padre, se abrieron los cielos y las aguas del Jordán fueron santificadas por la presencia de Jesucristo (Ev.). Jesús, ungido por el Espíritu, pasó haciendo el bien y su vida fue un acto de entrega y de servicio a todos.
Las lecturas de hoy nos dicen:
«Mirad a mi siervo, a quien sostengo;
mi elegido, a quien prefiero.
Sobre él he puesto mi espíritu,
para que traiga el derecho a las naciones.
No gritará, no clamará,
no voceara por las calles.
La caña cascada no la quebrará,
el pabilo vacilante no lo apagará.
Promoverá fielmente el derecho,
no vacilará ni se quebrará,
hasta implantar el derecho en la tierra,
y sus leyes que esperan las islas.
Yo, el Señor, te he llamado con justicia,
te he cogido de la mano,
te he formado, y te he hecho
alianza de un pueblo, luz de las naciones.
Para que abras los ojos de los ciegos,
saques a los cautivos de la prisión,
y de la mazmorra a los que habitan las tinieblas.»
– «Está claro que Dios no hace distinciones; acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea. Envió su palabra a los israelitas, anunciando la paz que traería Jesucristo, el Señor de todos. Conocéis lo que sucedió en el país de los judíos, cuando Juan predicaba el bautismo, aunque la cosa empezó en Galilea. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.»
-Yo os bautizo con agua; pero viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. El os bautizará con Espíritu Santo y fuego.
En un bautismo general, Jesús también se bautizó. Y, mientras oraba, se abrió el cielo, bajó el Espíritu Santo sobre él en forma de paloma, y vino una voz del cielo:
«Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto.»