En una extensa entrevista con Per Mariam, el arzobispo de San Francisco (EE.UU), Salvatore Cordileone, ha emitido una decidida defensa de la Misa tradicional en latín, animando a los fieles —especialmente a los jóvenes— a descubrir su riqueza espiritual. “Siento que respiro con 2000 años de historia de la Iglesia en esa Misa”, afirmó.
Una vía eficaz para evangelizar a los jóvenes
Cordileone destacó que son precisamente los jóvenes quienes muestran mayor atracción hacia la liturgia tradicional. “Experimentan la belleza, y luego llega la verdad. Así abrazan la plenitud de la fe católica”, explicó. Según el arzobispo, este itinerario —de lo estético a lo doctrinal— demuestra el poder evangelizador del rito antiguo.
La Misa tradicional no es, a juicio del prelado, una cuestión de nostalgia o estética vacía, sino una puerta de entrada a una vivencia profunda de la fe, particularmente en un momento de gran pérdida de práctica religiosa en el mundo. “Vivimos tiempos difíciles, y esta forma litúrgica está dando frutos”, aseguró.
Respeto por la tradición y unidad en la diversidad
Frente a las restricciones impuestas en diversas diócesis, Cordileone pidió una mayor generosidad en la disponibilidad del Misal de 1962. “No debemos tratar a estos fieles como ciudadanos de segunda”, declaró, insistiendo en que muchos de ellos aceptan plenamente el Concilio Vaticano II y viven una vida católica coherente.
Defendió también la lectura de los documentos conciliares a la luz de la tradición constante de la Iglesia, distinguiendo entre lo que enseña el Concilio y cómo se implementó o vivió en las parroquias. “Creo que los rechazos se dirigen sobre todo a los abusos en el tercer nivel: lo que sucedió en la práctica”.
Llamado a los obispos: corregir excesos, no reprimir
El arzobispo denunció que, mientras durante décadas se han tolerado abusos litúrgicos e incluso doctrinales, ahora se castiga a comunidades florecientes que aman el rito tradicional. Advirtió del riesgo de fomentar divisiones innecesarias: “Cuando las personas son castigadas y apartadas, eso rompe el cuerpo de Cristo”.
Pidió a los obispos ejercer su autoridad pastoralmente, corrigiendo los excesos pero acompañando a los fieles. “Los movimientos ignorados o castigados tienden a irse a los márgenes y a formar iglesias paralelas”, alertó.
Un desarrollo litúrgico orgánico, no impuesto
Cordileone subrayó la importancia de que el desarrollo litúrgico sea “orgánico y bidireccional”, es decir, con iniciativas tanto desde la base como desde la jerarquía. Celebró el ideal del Papa Benedicto XVI del “enriquecimiento mutuo” de las dos formas del rito romano y reclamó una participación más activa en la Misa tradicional, especialmente en el canto del Ordinario en latín.
Un testimonio personal: “La Misa me une a mis predecesores”
El arzobispo compartió también su experiencia personal: “Cuando celebro la Misa tradicional de forma solemne, siento que soy revestido para ofrecer sacrificio, como los pontífices de antaño”. Relató cómo la celebración le recuerda la profecía de Jesús a san Pedro sobre el martirio, y cómo percibe una continuidad viva con generaciones anteriores de fieles.
“Hay una sensación de respirar con la Iglesia a lo largo de los siglos”, concluyó. Con esta visión, Cordileone invita a todos —especialmente a los jóvenes— a redescubrir la Misa tradicional como fuente de belleza, verdad y renovación espiritual.
