Exseminarista víctima de abusos por parte del obispo Zanchetta cuenta a InfoVaticana su testimonio

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Kevin Matías Montes, exseminarista de la Diócesis de Nueva Orán, en la provincia de Salta, Argentina, ha compartido con InfoVaticana su testimonio sobre los abusos de poder y sexuales que sufrió por parte del obispo Gustavo Zanchetta y del sacerdote Fernando Páez.

En su relato, Montes expone cómo Zanchetta se aprovechaba de su autoridad para manipular y acosar a los seminaristas, valiéndose de su cercanía con el Papa Francisco como un escudo de impunidad.

Montes, originario de Tartagal, ingresó al seminario a los 16 años, momento en el que conoció a Zanchetta. Convivió con él y pronto comenzó a notar actitudes inadecuadas por parte del obispo, quien iniciaba conversaciones sobre su vocación para luego derivarlas a temas sexuales. «Preguntaba sobre mis inquietudes vocacionales, hasta llegar al punto de preguntar cómo eran mis erecciones y mis experiencias sexuales antes del seminario», relata Montes.

El abuso físico llegó una noche en la cocina de la casa de Zanchetta, donde se realizaba el propedéutico. Montes recuerda que el obispo se acercó a él y apoyó sus genitales en su espalda. También describe situaciones incómodas en las que Zanchetta pedía masajes a seminaristas, quienes se veían obligados a soportar sus gestos obscenos y prácticas inapropiadas, como introducir los dedos en la boca de otros jóvenes.

Zanchetta utilizaba su relación con el Papa Francisco para reforzar su autoridad dentro del seminario. «Siempre presumía su amistad con el Papa. Al principio, con 17 años, me emocionaba saber que Francisco conocía mi vocación, pero luego entendí que Zanchetta usaba esto para blindarse y sentirse impune», explica Montes. También recuerda que el obispo ejercía su poder de manera arbitraria, llegando a expulsar a un compañero por no haber comprado pan para una cena.

Cuando Montes intentó contar su experiencia a sus formadores espirituales, como los sacerdotes Carlos Subelza y Luis Gómez, solo encontró indiferencia. «Me hicieron sentir culpable de lo que sentía o percibía», denuncia. Durante años naturalizó los abusos hasta que finalmente decidió hablar y denunciar los hechos.

En 2019, Montes abandonó el seminario y presentó una denuncia penal contra el sacerdote Fernando Páez, quien fue condenado en octubre de 2024 a cuatro años de prisión efectiva. Sin embargo, Zanchetta no ha recibido una condena firme dentro del ámbito eclesiástico. Pese a haber sido hallado culpable en 2022 por abuso sexual, recibió arresto domiciliario y luego huyó a Roma para un supuesto tratamiento médico en el Hospital Gemelli. «Dicen que está allí, pero en el hospital afirman que jamás se atendió. ¿Dónde está Zanchetta hoy? ¿Acaso está cuidando al Papa en este momento que está enfermo?», se pregunta Montes.

El exseminarista también critica la postura de la Iglesia y del Papa Francisco ante estos casos. «Se pregona mucho la tolerancia cero y la creación de comisiones pastorales para el cuidado de las víctimas, pero ¿qué pasó en este caso?», cuestiona. Montes afirma que la Iglesia, lejos de ofrecer apoyo, buscó encubrir y minimizar los hechos. Según su testimonio, obispos como Luis Scozzina, Carlos Sánchez y Stanovnik contribuyeron a proteger a Zanchetta y a mantener el silencio.

Los abusos dejaron profundas secuelas en Montes, quien sufrió depresión, ataques de pánico, ansiedad, intentos de suicidio y autolesiones. Hoy, forma parte de la Red de Sobrevivientes de Abuso Eclesiástico de Argentina y busca motivaciones para seguir adelante. «Cada víctima tiene su proceso. Es duro y difícil reconocerse como abusado, más aún siendo hombre. Pero con los resultados de mi lucha, entiendo que vale la pena denunciar y hacerlo civilmente, porque la denuncia penal puede salvar vidas», afirma.

Sobre el futuro de la Iglesia, Montes es tajante: «Dicen que si uno no está en comunión con el Papa, no es católico. Hoy creo que soy de los pocos católicos que rezan para que termine la gestión de Francisco. Pude ver y vivir en carne propia todo lo que calló y ocultó. No sé si con el cambio de gestión los abusos cesarán, pero lo que sí sé es que el camino para las víctimas está en la justicia penal, no en la Iglesia».

Finalmente, Montes envía un mensaje directo a Zanchetta: «Que deje de hacer daño a los jóvenes y a la Iglesia, que renuncie a su potestad de obispo».