La justicia ha dado un paso firme contra el supuesto humorista Héctor de Miguel, alias Quequé, tras sus inaceptables declaraciones en las que llamaba a volar el Valle de los Caídos y a apedrear a sacerdotes. Un juez de Madrid ha propuesto procesarlo por un presunto delito de odio, poniendo freno al abuso de la “comedia” como excusa para el discurso de violencia y hostilidad.
La resolución judicial, emitida el pasado 23 de enero pero conocida este miércoles, ha sido recurrida por De Miguel, según fuentes jurídicas. No es la única causa abierta contra él: un juzgado de Valladolid también lo ha citado a declarar como investigado por una querella interpuesta por Abogados Cristianos. En este caso, se le acusa de un presunto delito de acoso tras incitar a sus seguidores a saturar de llamadas el teléfono de la organización católica, exponiendo a su presidenta a insultos y amenazas.
En su comparecencia del 23 de enero, Quequé intentó justificarse alegando que se dirigía «exclusivamente» a su público del programa Hora Veintipico, de la Cadena SER. Sin embargo, el juez no ha comprado su pobre excusa. En su auto, al que ha tenido acceso EFE, el magistrado señala que sus expresiones no son «meras exageraciones o hipérboles», sino que constituyen un claro llamamiento a la violencia, con afirmaciones de «naturaleza ofensiva» que pueden incitar al odio y la hostilidad contra un colectivo religioso.
El juez deja claro que estos comentarios «no pueden entenderse amparados por la libertad de expresión ni por el humor sarcástico», sino que constituyen una imputación «mendaz y directamente ofensiva» con la clara intención de fomentar el odio contra personas por su religión o creencias.
Una incitación directa al acoso
Pero las fechorías de Quequé no terminan ahí. En la causa abierta en Valladolid, el juez lo ha citado a declarar el próximo 9 de mayo, revocando una decisión previa y dando la razón a Abogados Cristianos. Se le acusa de haber incitado a sus seguidores a acosar telefónicamente a la organización católica tras mostrar en pantalla su número de contacto. Como resultado de su «gracia», se recibieron casi 900 llamadas en tres días con insultos y vejaciones dirigidos a su presidenta, Polonia Castellanos.
El programa también lanzó una petición firmada por 11.000 personas, con un mensaje tan soez como repugnante: pedían a la asociación cristiana que le «comieran los huevos y el culo» al supuesto cómico. Un nivel de zafiedad que demuestra el tipo de discurso que defiende De Miguel y el veneno que destilan sus intervenciones.
El auto del juez de Madrid es claro y contundente: “No se trata de castigar ideas o expresiones, sino de frenar la incitación al odio y la hostilidad, que atenta contra los valores constitucionales de convivencia, dignidad humana y no discriminación».
La justicia, por fin, está actuando contra aquellos que, amparados en una falsa libertad de expresión, buscan degradar y fomentar el odio contra quienes no piensan como ellos. Héctor de Miguel, escondido tras su fachada de humorista, ha cruzado líneas que ninguna sociedad democrática debería tolerar. Ahora, deberá rendir cuentas ante la ley.