P. Javier Olivera: «No hay caridad si uno miente, si uno termina prostituyendo la verdad»

P. Javier Olivera: «No hay caridad si uno miente, si uno termina prostituyendo la verdad»

En una amplia entrevista concedida a Forum Libertas, el sacerdote argentino Javier Olivera Ravasi analiza los desafíos y responsabilidades que enfrenta la Iglesia Católica en un contexto de creciente secularización y relativismo.

A lo largo de la conversación, Olivera Ravasi plantea cómo la falta de una formación cristiana sólida está afectando a los fieles, especialmente a los jóvenes, y subraya la necesidad urgente de fortalecer la catequesis y la educación religiosa para asegurar que los valores cristianos perduren en una sociedad cada vez más influenciada por la cultura secular.

Para el padre Olivera Ravasi, uno de los mayores problemas actuales es el relativismo, que considera un pilar de la cultura moderna y una amenaza directa a los valores cristianos. «Sin una adecuada formación, es difícil que el cristiano de hoy pueda resistir a la presión del mundo», afirma, subrayando que este contexto ha generado un ambiente hostil para la fe, en el que los valores tradicionales son desestimados o vistos como obsoletos. En este sentido, Olivera Ravasi sostiene que la educación religiosa debe ser integral y que la Iglesia debe asumir un rol activo y firme en la transmisión de estos valores.

El sacerdote recalca que el secularismo y el relativismo no son simplemente ideologías, sino estructuras que afectan la vida diaria de las personas y su forma de entender el mundo. «Hoy vivimos en una sociedad que cree que no hay verdades absolutas, y eso mina la fe desde la raíz», advierte, recordando la importancia de enseñar a los fieles a defender sus creencias en un entorno donde estas son continuamente cuestionadas.

«Los mundanos no tienen ningún tipo de temor en mostrarse como abortistas, como eutanásicos, como prosodomíticos. No tienen ningún problema en mostrarse públicamente como contrarios a la verdad, a la fe, y públicamente hacen gala de todo esto. Pues bien, contra la malicia hay que oponerle milicia«, agrega el sacerdote argentino quien al mismo tiempo asegura que «no hay caridad si uno miente, si uno termina prostituyendo la verdad. Por eso quizás un modo concreto de no caer en la imprudencia, de no caer tampoco en la cobardía».

La presión social sobre los jóvenes cristianos

Uno de los temas que el padre Olivera Ravasi aborda con especial preocupación es la situación de los jóvenes cristianos. Para él, la juventud es especialmente vulnerable a la influencia de la cultura secular y el relativismo, ya que los medios de comunicación, las redes sociales y la educación formal promueven frecuentemente valores contrarios a los enseñados por la Iglesia. Ante esta realidad, considera que es esencial dotar a los jóvenes de herramientas que les permitan comprender y vivir su fe con coherencia, sin ceder ante la presión del entorno.

«Muchos jóvenes se sienten perdidos, sin referentes claros, y esa es una de las razones por las que abandonan la fe», explica. Según el sacerdote, la Iglesia necesita redoblar sus esfuerzos para ofrecer una educación en la fe que sea atractiva y comprensible para los jóvenes, pero que a la vez no se aleje de los principios fundamentales del cristianismo. «No podemos presentar una versión ‘light’ del Evangelio», advierte. «Los jóvenes buscan autenticidad, y si encuentran una Iglesia que adapta su mensaje para ser más aceptable, se desilusionan».

El padre Olivera Ravasi también destaca la importancia de una formación que no solo sea intelectual, sino también espiritual. La catequesis y la enseñanza de la fe no deben limitarse a un enfoque puramente académico o teórico, sino que deben fomentar una vida de oración y de compromiso real con los valores cristianos. «Hoy más que nunca, necesitamos formar hombres y mujeres que no solo conozcan su fe, sino que puedan defenderla y vivirla en coherencia», afirma, añadiendo que este enfoque es crucial para la misión evangelizadora de la Iglesia.

Este tipo de formación, señala, debe estar presente en todos los ámbitos de la vida cristiana, desde las familias hasta las parroquias, y en cada una de las instituciones educativas de la Iglesia. Olivera Ravasi también resalta que esta formación integral permite a los fieles no solo resistir las presiones externas, sino también convertirse en testigos activos de la fe, capaces de influir positivamente en su entorno.

El papel de los laicos en la misión de la Iglesia

El padre Olivera Ravasi subraya que «la misión de evangelizar no es solo tarea de sacerdotes y religiosos, sino también de los laicos», quienes deben asumir un papel protagónico en la difusión de los valores cristianos en todos los ámbitos de la sociedad. Para el sacerdote, los laicos tienen una gran responsabilidad en la Iglesia de hoy, ya que son ellos quienes están más expuestos a las realidades del mundo y, por tanto, pueden ejercer una influencia significativa desde sus lugares de trabajo, sus familias y sus comunidades.

Olivera Ravasi insiste en que la colaboración entre clérigos y laicos es fundamental para el futuro de la Iglesia. «Es necesario que los laicos se preparen, que tengan una buena formación teológica y catequética para poder ser testigos de la fe en sus ambientes», señala. Al mismo tiempo, reconoce que esta tarea no es fácil y que requiere de un compromiso constante por parte de todos los miembros de la comunidad eclesial.

A lo largo de la entrevista, el padre Javier Olivera Ravasi también hizo hincapié en la necesidad de unidad dentro de la Iglesia, especialmente en un momento en el que el mundo presenta tantos desafíos a la fe. Para él, las divisiones internas, los debates y las polémicas que a menudo surgen dentro de la comunidad católica debilitan la misión evangelizadora de la Iglesia y dificultan su capacidad de actuar con una voz fuerte y coherente.

«Es necesario que todos los católicos, independientemente de sus diferencias, trabajen juntos por el bien común de la Iglesia y la sociedad», sostiene. Olivera Ravasi considera que la unidad es un elemento fundamental para el éxito de la misión de la Iglesia y que, sin ella, los fieles corren el riesgo de dispersarse y perder su identidad cristiana en un mundo que constantemente los desafía.

 

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