El Papa Francisco ha enviado un telegrama a la vicepresidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner tras sufrir ayer un intento de atentado.
La vicepresidenta argentina saludaba a un grupo de personas que la esperaban en su casa cuando de pronto de entre el gentío, un hombre sacó una pistola e intentó disparar a la vicepresidenta pero la pistola falló.
El individuo, de origen brasileño, fue detenido por la policía. Las autoridades argentinas afirman que la pistola estaba cargada con cinco balas y se encasquilló debido a su antigüedad.
Ante este suceso, el Papa argentino envió ayer a su compatriota un telegrama. «Habiendo recibido la preocupante noticia del atentado que vuestra excelencia sufrió en la tarde de ayer, deseo expresarle mi solidaridad en este delicado momento», escribió Francisco.
Además, el Santo Padre añade en el telegrama que reza «para que en la querida Argentina prevalezcan siempre la armonía social y el respeto de los valores democráticos, contra todo tipo de violencia y agresión».
Esta misma contundencia y rapidez con la que Francisco ha condenado este intento de atentado contra la vicepresidenta argentina, es la misma que muchas voces piden para que el Papa también lo haga con Nicaragua o China, países que han detenido a obispos y cardenales y los cristianos sufren persecución por sus creencias. En estos casos, la Santa Sede se empeña en vender que lo que prima es la «diplomacia».
Por su parte, la Conferencia Episcopal Argentina informó que “se comunicó con allegados a la Vicepresidenta y le expresó en nombre de la Iglesia su solidaridad ante los hechos ocurridos ayer. Como así también el compromiso de la oración ferviente para que se preserve la paz y la concordia en nuestro país”.