Una novena de Navidad al amparo de san José

Una novena de Navidad al amparo de san José

Con ocasión del año de san José, anunciado recientemente por el Papa, y para preparar la Navidad con las mismas disposiciones del santo Patriarca, les ofrecemos una novena. También se puede rezar para preparar otras fiestas, como la Sagrada Familia ―se celebra el domingo siguiente a la Navidad―, y también cuando se desea honrar especialmente al padre de Jesús y esposo de la Virgen María, o queremos pedirle una gracia especial.

Cada día deberíamos rezar la “Oración inicial” que aquí le ofrecemos, seguida de la oración especial para el día en concreto de la novena en que uno se encuentre ―al final de la cual se pueden añadir las intenciones por las que se ofrece la novena―, después se rezará un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria y terminaríamos con la “Oración final”, que está al final de este artículo.

Oración inicial para todos los días

Glorioso Patriarca, san José, tú eres el Árbol siempre verde, plantado junto a la Fuente de la Gracia, elegido y bendecido por Dios Padre no para dar fruto en la carne sino en el espíritu: tú, que fuiste agradable a Dios por tu virtud y eres llamado «varón justo» por la Palabra de Dios, intercede por nosotros ante el trono de tu Hijo, defiéndenos de los innumerables peligros que acechan nuestros cuerpos y nuestras almas, defiéndenos de la maldad homicida del demonio, ayúdanos en nuestras necesidades, reanima nuestro espíritu decaído y haz brillar en nuestros corazones la luz del Espíritu Santo. Que, así como tu amor te unió íntimamente en la tierra al Hijo de Dios hecho hombre y a la Inmaculada Madre del Salvador, así desde el cielo el mismo amor sea nuestro refugio y nuestra esperanza. Amén.

Oración para el primer día (16 de diciembre)

San José, varón justo, fiel cumplidor de la Voluntad Divina: mira compasivo nuestro corazón débil que no sabe resistir a las tentaciones. Enséñanos el amor a Dios y al prójimo que nos aparte del pecado y nos haga vivir en armonía y generosidad: que nuestra vida de hogar nos haga «iglesia doméstica» y nuestra vida de fe nos haga «familia de Dios» para que el mundo crea y la humanidad encuentre la paz.

Oración para el segundo día (17 de diciembre)

San José, esposo virginal de la Madre de Dios: tú fuiste elegido para vivir el misterio del matrimonio en su dimensión más espiritual, como anticipo de la vida del cielo; te pedimos que nos enseñes a reconocer el amor auténtico y la dignidad de nuestro cuerpo, santificado por el bautismo. Que honremos el lecho conyugal, como nos enseña la Palabra de Dios, y vivamos la vocación que cada uno ha recibido recordando que la familia es el santuario en el cual Dios ha depositado los tesoros de la vida natural y de la fe.

Oración para el tercer día (18 de diciembre)

San José, varón fuerte, que por tu amor fuiste verdadero padre del Hijo de Dios, no por haberle dado la vida sino por haberle brindado la firmeza de tu protección, defendiéndolo de los peligros, y el modelo varonil de tu virtud, guiándolo en su crecimiento humano: te pedimos por quienes tienen la misión de ser padres, para que te tomen siempre como modelo de vida, y por todos los que somos hijos, para que honrando a quienes nos dieron la vida reconozcamos en ellos un reflejo de la autoridad de Dios y les ayudemos a cumplir su misión con alegría.

Oración para el cuarto día (19 de diciembre)

San José, fiel compañero de la Virgen María, verdadero esposo suyo no por la unión corporal sino por el amor compartido en Dios: enseña a todos los varones a respetar a toda mujer con sus miradas, sus gestos y sus acciones, a fin de que honren en cada una de ellas el misterio de la vida que Dios les ha confiado. Tú que por disposición divina viviste el amor matrimonial sin su dimensión física concede a quienes rechazan su dimensión espiritual encontrar la verdadera felicidad en la armonía de la entrega en cuerpo y alma bendecida por Dios.

Oración para el quinto día (20 de diciembre)

San José, varón laborioso y responsable, concede a todos la conciencia de la dignidad humana expresada en el trabajo. Que recordemos que no es un castigo sino una misión, que se hizo pesada por el pecado. Que evitemos toda forma de deshonestidad: el robo, la vagancia, la coima, la usura, el incumplimiento, los juegos de azar y todo aquello que nos degrada de nuestra dignidad de ser creados a imagen y semejanza de Dios.

Oración para el sexto día (21 de diciembre)

San José, varón espiritual: tú supiste descubrir la presencia de Dios en el mundo visible y en el mundo espiritual. Tú que fuiste capaz de escuchar a los ángeles, mensajeros de Dios, apártanos del influjo de los demonios, de las tentaciones del espiritismo, de la adivinación, de la magia y de la brujería y enséñanos la verdadera devoción a nuestro ángel de la guarda y a los espíritus bienaventurados que desean nuestra compañía en la gloria de Dios.

Oración para el séptimo día (22 de diciembre)

San José, varón del silencio y de la escucha: con tu ejemplo nos recuerdas que sólo en la oración, en el diálogo con Dios, nuestro corazón recibe la luz de la Sabiduría de Dios. Enséñanos a amar la Palabra de Dios, a nutrirnos nuestra fe con la Biblia y con las enseñanzas de los santos, para que no nos confunda la falsa sabiduría del mundo cuyo término es la eterna oscuridad del infierno. Que tras haber recorrido los caminos de la fe encontremos abierta la puerta que nos conduzca a la visión de la Luz eterna.

Oración para el octavo día (23 de diciembre)

San José, peregrino gozoso de la esperanza: tuviste el privilegio de dejar este mundo en brazos de Jesús y bajo la mirada de María Santísima: líbranos del temor a la muerte y danos serenidad ante las dificultades de la vida: el envejecimiento, la enfermedad, la pobreza, la humillación. Que por la Gracia de Dios sepamos hacer del dolor el instrumento de nuestra santificación y el modo de asemejarnos al Hijo de Dios que siendo rico se hizo pobre por amor a nosotros.

Oración para el noveno día (24 de diciembre)

San José, Custodio de la Vida: a ti se te confío la Majestad Divina hecha debilidad en el Niño de Belén, necesitado del amor de un padre y de una madre. Suplica el perdón de Dios por todos los crímenes contra la vida y la dignidad de las personas de toda edad y condición. Fortalece nuestro corazón en la virtud para que no nos apartemos de Jesús ni por malicia ni por debilidad, y concédenos la alegría de sabernos amados infinitamente por Dios, que por nosotros se hizo hombre.

Oración final para todos los días  

Glorioso san José, protector del Misterio de la Encarnación y Modelo de Fe: a ti acudimos con la confianza que nos da el reconocer la obra de la Misericordia Divina, que obró en tu vida prodigios que superan nuestra comprensión. En tus manos ponemos nuestras súplicas y a tu corazón de padre acudimos, sabiendo que no seremos defraudados, porque alabarte a ti es confesar la gloria de Dios que te eligió. ¡San José, míranos; san José, ampáranos; ¡san José, llénanos del amor de Dios! Amén

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