El padre Antonio Zanotti, ya investigado por asociación para delinquir con resultado de estafa sobre los gastos de acogida de inmigrantes, ha sido ahora acusado de abusos sexuales por uno de sus ‘beneficiarios’, cuenta Il Giornale.
El padre Zanotti es el director y factotum de Oasi 7, una comunidad en Bérgamo dedicada a la acogida de subsaharianos y otros de esos inmigrantes que en número nunca decreciente llegan a las cosas italianas buscando una vida mejor en Europa. Una labor, en suma, no solo loable y caritativa, sino también enormemente prestigiosa entre la élite biempensante y los jerarcas católicos italianos, en un momento en que Su Santidad ha hecho de la acogida de los ‘refugiados’ su principal cruzada personal, como volvió a recordar el otro día en Lampedusa.
Pero la caridad prestigiosa puede, por eso mismo, convertirse en una excelente pantalla para delinquir sin levantar demasiadas sospechas. Ese podría ser el caso de Oasi 7 y de su responsable, el padre Zanotti.
Zanotti está ya siendo investigado por estafa. Según los investigadores, Zanotti contabilizaba gastos inexistentes, emitiendo las correspondientes facturas falsas, para no perder ni uno de esos 35 euros diarios por acogido que le pagaba el Estado italiano.
Pero si su nuevo acusador dice la verdad, esa podría no ser la única actividad turbia que ocultaba su expresa caridad. Y es que ha sido acusado por uno de sus albergados de abusos sexuales.
La historia, aunque estalle ahora, no es nueva. Ya en julio se hacía eco el Corriere della Sera de las alegaciones del muchacho contra el sacerdote, aportando a las autoridades fotos y vídeos de carácter pornográfico. Oasi 7 se especializa en la acogida de menores y, a juzgar por las acusaciones, aquí Zanotti aparece precisamente con un menor. El acusador denuncia esencialmente que el padre le forzó a convertirse en su amante a base palizas y amenazas.
La Iglesia calla. Solo tenemos un sucinto de la orden de los capuchinos, a la que pertenece Zanotti, distanciándose del cuestionado fraile que, sin embargo, sigue vistiendo hábito.