«¿No os parece que tanta Misa por las pantallas mantiene a las personas en la pasividad de mirar?»

«¿No os parece que tanta Misa por las pantallas mantiene a las personas en la pasividad de mirar?»

«Dejemos de bombardear a las buenas personas con todo tipo de reflexiones, estampas, vídeos y oraciones, que parecemos más a comerciales de lo religioso, que a personas de Dios». Ecclesia ha publicado un artículo del Obispo de Teruel en el que el prelado critica el «consumismo religioso» en esta época de coronavirus.

El prelado escribió el artículo el domingo por la noche del 16 de marzo, «el primer día donde todas las iglesias» de su diócesis «no se han abierto, a pesar de ser domingo», escribe Gómez Cantero. El obispo de Teruel estima que «la unanimidad de las personas creyentes» han entendido «responsablemente». Pero añade que quizás, alguna, que «han hecho de su fe una costumbre atávica, no tanto».

«Algunos sacerdotes se han puesto muy nerviosos», confiesa el prelado, y nos «han llenado los medios» con los que se suelen comunicar, «de oraciones, llamadas a rezar, la posibilidad de seguir la Misa por streaming», etc… «Algún otro ha salido a dar un paseo por las calles con la custodia como si se tratara del Corpus Christi», dice Gómez Cantero, quién se pregunta que «con qué permiso», porque «para muchas cosas somos muy estrictos y para otras no tanto».

Entonces el obispo lanza una serie de preguntas: «¿No parece que tratamos a las personas creyentes como que no supieran rezar y deben de depender del clero para hacerlo? ¿Qué hemos hecho hasta ahora, tenerlos de espectadores? ¿Nos os parece que tanta Misa por las pantallas mantiene a las personas en la pasividad de mirar? ¿O es que queremos justificar nuestro sacerdocio? ¿Es que los servicios religiosos de las televisiones y las radios no son suficientes? Hasta ahora sí lo han sido. ¿Qué es más importante, un rato de oración o de lectio divina con la Palabra, o mirar una misa por una pantalla?».

El obispo de Teruel y Albarracín explica que le han llegado «ejemplos de jóvenes que en el piso de estudiantes se han reunido para leer la Palabra y orar por las necesidades más urgentes». También de familias con niños «que han colocado sobre un mantel blanco, una vela y una Biblia abierta y han rezado juntos, escuchando la Palabra de Dios». 

Gómez Cantero pone más ejemplos de personas que están buscándose las castañas para rezar estos días. «No necesitaron retransmisiones», dice el prelado, que asegura que «una pantalla nunca te ayudará a recogerte, ¡y es tan necesario!». «Todos los creyentes son personas adultas», dice, «aunque muchas veces no los tratemos así». Para el obispo cántabro la persona que cree «reza y sabe hacerlo».

Este tiempo «de gracia», también sirve, según Gómez Cantero, para que el clero reflexione y reconstruya su «vida pastoral», para que ore más intensamente y ponga «lentitud entre tanto activismo». «Leamos aquel libro que dejamos a medio empezar en el estante de nuestra librería, celebremos la Eucaristía en pacífica y desierta soledad, reflexionemos y sanemos las heridas que vamos dejando abiertas, en definitiva, busquemos lo esencial de nuestro ministerio», alienta el pastor de Teruel y Albarracín.

«Parece que algunos tenemos miedo al vacío, si no se nos ve o se nos escucha», dice el prelado, «y olvidamos que una de nuestras tareas es la oración por los demás». «Tendremos que medir cuánto hay en todo este despliegue mediático de un afán insuperable de protagonismo», sostiene Gómez Cantero. «La Santa Misa es muy grande para ser vivida en comunidad, las emitidas solo son para las personas enfermas e impedidas», añade.

«Dejemos de bombardear a las buenas personas con todo tipo de reflexiones, estampas, vídeos y oraciones, que parecemos más a comerciales de lo religioso, que a personas de Dios», espeta el obispo español.

«En esto también somos consumistas, eso que tanto criticamos», afirma el prelado, que piensa todo este despliegue responde «a este tipo de pastoral, poco pensada a la luz del Evangelio». «¡Hay tantas mujeres y hombres creyentes en el mundo, que celebran la Eucaristía de ciento en viento cuando pasa el misionero (a veces meses) y viven su fe con gran integridad!», exclama el obispo de Teruel. «Pero nosotros somos de los ricos», «consumistas de lo religioso», con derecho a que «no nos falte la Misa, aunque sea televisada», explica el prelado.

Por último, el obispo invita a ayunar «de sonidos e imágenes» en esta cuaresma «tan real y de desierto». «Miremos nuestro interior y hagamos silencio es donde nos habla Dios», aconseja el prelado.

Les ofrecemos el artículo del obispo de Teruel y Albarracín, publicado en Ecclesia:

Es de noche, domingo. Mientras escribo, llueve como si se regenerase la ciudad vaciada a causa de la pandemia. Hoy ha sido el primer día donde todas las iglesias de nuestra diócesis (como de tantas otras) no se han abierto, a pesar de ser domingo. Me atrevería a decir que la unanimidad de las personas creyentes lo han entendido responsablemente. Quizás, alguna, que han hecho de su fe una costumbre atávica, no tanto.

Algunos sacerdotes se han puesto muy nerviosos y nos han llenado los medios habituales, con los que nos solemos comunicar, de oraciones, llamadas a rezar, la posibilidad de seguir la Misa por streaming, es decir en directo vía web, nos han enviado link, o sea un enlace o conexión, para poder ver el Santísimo expuesto … y algún otro ha salido a dar un paseo por las calles con la custodia como si se tratara del Corpus Christi (y me pregunto con qué permiso, porque para muchas cosas somos muy estrictos y para otras no tanto.)

Todo este bombardeo me suscita muchas preguntas, ¿No parece que tratamos a las personas creyentes como que no supieran rezar y deben de depender del clero para hacerlo? ¿Qué hemos hecho hasta ahora, tenerlos de espectadores? ¿Nos os parece que tanta Misa por las pantallas mantiene a las personas en la pasividad de mirar? ¿O es que queremos justificar nuestro sacerdocio? ¿Es que los servicios religiosos de las televisiones y las radios no son suficientes? Hasta ahora sí lo han sido. ¿Qué es más importante, un rato de oración o de lectio divina con la Palabra, o mirar una misa por una pantalla?

Me han llegado ejemplos de jóvenes que en el piso de estudiantes se han reunido para leer la Palabra y orar por las necesidades más urgentes. Se de familias con niños que han colocado sobre un mantel blanco, una vela y una Biblia abierta y han rezado juntos, escuchando la Palabra de Dios.  Alguna persona se ha encerrado en su habitación y leyendo “el evangelio de cada día” ha guardado un silencio reparador. Una joven me dijo que entró en internet y buscó “lecturas de hoy” y rezó con ellas y con la reflexión que traían. Alguna familia anciana, a la hora de la misa del pueblo se han puesto a rezar el rosario por todos los que sufren y nos ayudan. Una mujer me decía: busqué el silencio y me uní a aquellos que en algún lugar del mundo estaban en comunidad celebrando la Eucaristía. No necesitaron retransmisiones. Además, sabemos que una pantalla nunca te ayudará a recogerte, ¡y es tan necesario! Todos los creyentes son personas adultas, y se saben sacar las castañas del fuego, aunque muchas veces no los tratemos así. La persona que cree reza y sabe hacerlo.

Este tiempo de gracia, también sirve para que nosotros los presbíteros y diáconos paremos un poco, reflexionemos y reconstruyamos nuestra vida pastoral, oremos más intensamente, pongamos lentitud entre tanto activismo, leamos aquel libro que dejamos a medio empezar en el estante de nuestra librería, celebremos la Eucaristía en pacífica y desierta soledad, reflexionemos y sanemos las heridas que vamos dejando abiertas, en definitiva, busquemos lo esencial de nuestro ministerio.

Parece que algunos tenemos miedo al vacío, si no se nos ve o se nos escucha, y olvidamos que una de nuestras tareas es la oración por los demás, o vicaria. Tendremos que medir cuánto hay en todo este despliegue mediático de un afán insuperable de protagonismo. La Santa Misa es muy grande para ser vivida en comunidad, las emitidas solo son para las personas enfermas e impedidas. Dejemos de bombardear a las buenas personas con todo tipo de reflexiones, estampas, videos y oraciones, que parecemos más a comerciales de lo religioso, que a personas de Dios.

En esto también somos consumistas, eso que tanto criticamos, y además favorecemos. Todo este despliegue pienso que responde a este tipo de pastoral, poco pensada a la luz del Evangelio. ¡Hay tantas mujeres y hombres creyentes en el mundo, que celebran la Eucaristía de ciento en viento cuando pasa el misionero (a veces meses) y viven su fe con gran integridad! Pero nosotros somos de los ricos, también consumistas de lo religioso, con derecho a que no nos falte la Misa, aunque sea televisada.

Ayunemos también de sonidos e imágenes en esta cuaresma tan real y de desierto. Miremos nuestro interior y hagamos silencio es donde nos habla Dios. Vivamos la intensidad de la pobreza, como ellos, porque al final tanto aluvión de mensajes es como la lluvia que cae que ni empapa la tierra ni da frutos.

¡Ánimo y adelante!

+ Antonio Gómez Cantero
Obispo de Teruel y Albarracín

Ayuda a Infovaticana a seguir informando