Los purpurados que residen en el inmueble de la Santa Sede en el que se instalará el restaurante de comida rápida ponen el grito en el cielo, mientras el presidente de APSA, el cardenal Domenico Calcagno, afirma que todo se ha hecho conforme a la ley y no hay razones para revocar el acuerdo.
La apertura de un McDonald’s en un edificio propiedad de la Santa Sede se ha encontrado con la firme oposición de los cardenales que residen en él, que se han unido para protestar por la instalación de un restaurante de comida rápida.
Según informan varios medios italianos, entre los inquilinos del edificio se encuentran los cardenales Gianfranco Ravasi, presidente del Consejo Pontificio para la Cultura, Giuseppe Versaldi, presidente de la Prefectura para los Asuntos Económicos y Gilberto Agustoni, prefecto emérito del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica.
Según recoge The Guardian, los cardenales se han quejado de que no se les consultó sobre la apertura del McDonald’s y han mostrado su preocupación por tener que pagar los gastos de reestructuración del edificio, incluyendo una nueva chimenea para la cocina del restaurante. El malestar de los purpurados ha llegado al punto de que uno de ellos ha enviado una carta al Papa para expresar su disconformidad con la medida.
Sin embargo, el Vaticano ha negado que los cardenales tengan que asumir cualquier coste derivado de la apertura del McDonald’s, y ha asegurado que a los purpurados sólo se les ha notificado la eliminación de un ascensor secundario del edificio para poder adaptarlo al restaurante.
Los cardenales fueron alertados este verano por APSA, organismo encargado de la administración del patrimonio de la Santa Sede, que había acordado alquilar el espacio de la planta baja a McDonald’s. Según The Guardian, la compañía estadounidense de comida rápida habría ofrecido «decenas de miles de euros al mes» para vencer a otros posibles aspirantes a alquilar el local y medios italianos informan de que la cantidad podría ascender a los 30.000 euros mensuales.
El cardenal Domenico Calcagno, presidente de APSA, ha confirmado en declaraciones al diario italiano La Repubblica que no existe ningún motivo para revocar el acuerdo ya que «todo se hizo de acuerdo con la ley».
Respecto a las quejas de los cardenales que se han opuesto al alquiler, Calcagno ha respondido: «Somos personas libres y cada uno tiene derecho a expresar sus puntos de vista, no todos podemos estar de acuerdo en todo». El presidente de APSA ha recalcado que no se ha hecho nada que vaya en contra de las normas vigentes, la tradición y los intereses de la Santa Sede.
En una entrevista a La Repubblica, el cardenal Elio Sgreccia, presidente de la Academia pontificia para la Vida ha asegurado que la apertura del McDonald’s es una elección «cuestionable» y «aberrante», que no respeta las tradiciones arquitectónicas y urbanas de un lugar visitado cada día por miles de peregrinos y turistas. Sgreccia se ha opuesto a la iniciativa y ha asegurado que sería más apropiado utilizar esos espacios atender a los necesitados y ayudar a los que sufren «como enseña el Santo Padre».
También el Comité para la Protección del Borgo ha dado la voz de alarma sobre la apertura del local al considerar que un restaurante de comida rápida distorsionaría la zona e infligiría un «golpe decisivo a un animal ya herido», dada la abundancia de mini-mercados y puestos de venta religiosos en la zona.