La ola de laicismo radical que, empleando su habitual demagogia barata y populista, abandera la izquierda -en este caso, Ada Colau- se ha cobrado su última víctima: la Navidad de Barcelona. Primero cuestionó la capilla situada dentro de la casa consistorial, impidió que el castillo de Montjuic albergara una misa en recuerdo de las víctimas de la Guerra Civil que se llevaba celebrando desde hace 35 años y excluyó de los actos oficiales la tradicional misa en la Basílica de la Virgen de la Merced -patrona de Barcelona junto a Santa Eulalia- argumentando que aboga por la «diversidad religiosa» de la ciudad. Ahora Ada Colau ha vuelto a dar muestras del sesgo anticatólico con el que quiere marcar su paso por el Ayuntamiento y ha dado otro palo a los católicos barceloneses: ha decretado que no hay Navidad y que lo que se celebra es el solsticio de invierno. Colau, que ya había anunciado su intención de que las fiestas navideñas sean «del todo diferentes», consuma así la cancelación de la fiesta religiosa. A través de la web del Consistorio hace un llamamiento a todos los ciudadanos para que acudan a la ciudad condal a celebrar el próximo solsticio de invierno –«una de las celebraciones más antiguas», señalan-. De esta forma se refiere lamarca blanca de Podemos a las tradicionales celebraciones: “Durante el solsticio de invierno los días son más cortos que en ningún otro momento del año –continúa el escrito–, pero es durante este periodo cuando se comienzan a alargar. Con el solsticio celebramos, por tanto, el triunfo de la luz sobre la oscuridad, un momento que anuncia que la primavera llegará pronto”. El afán de restar protagonismo al alumbrado callejero no era más que un anticipo de la intención de Colau de apagar la Navidad. “Actividades relacionadas con el reciclaje y la sostenibilidad, espectáculos de magia, marionetas, circo… todo juntopara vivir el solsticio de invierno”, se puede leer en la web. “Una buena manera de disfrutar de las fiestas sin potenciar sus aspectos más consumistas, de mostrar a los barceloneses y a las barcelonesas que hay maneras alternativas de vivir la Navidad de una manera diferente. Las celebraciones del solsticio de inviernoincluirán también un espectáculo de luz y sonido con las fuentes de la plaza de Cataluña como grandes protagonistas», insisten. En la historia reciente de Europa hay un precedente similiar, el de laAlemania nazi. Los nazis pretendían despojar la Navidad de sus connotaciones cristianas, por lo que terminaban el año con la celebración del solsticio de invierno. Los historiadores relatan que «Heinrich Himler, líder de las SS, presentó una lista de festividades aprobadas, basada enprecedentes paganos y políticos y destinada a apartar a los miembros de las SS de su dependencia de las festividades cristianas. La lista incluía el solsticio de verano (…) El clímax del esquema anual de Himmler era el solsticio de invierno, correspondiente a las festividades de Navidad, acontecimiento en el que los miembros de las SS se reunían y celebraban banquetes a la luz de las velas y alrededor de rugientes fogatas que evocaban los ritos tribales germanos«. Desde el final del Tercer Reich ningún gobierno europeo había retomado este tipo de festividades paganas. El gobierno izquierdista de Ada Colau rompe la norma setenta años después.
Ada Colau quiere celebrar el solsticio de invierno, como los nazis
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